En La Cumbrecita, el estilo es bien centroeuropeo. Se aprecia en la arquitectura, de casas de doble piso, decoraciones características, techos a dos aguas y tejados haciendo juego. Se aprecia en la gente, de apellidos intrincados, parentela de origen germánica y carácter introvertido. Y se aprecia en los paisajes, en las colinas, en los arroyos cristalinos, en los bosques inflados de verde. Estos últimos elementos, fueron los que inspiraron a los pioneros llegados desde el corazón del Viejo Continente, haciéndolos sentir como en casa. Sin dudas, la aldea instalada en las profundidades del Valle de Calamuchita está fuertemente conectada con aquellas tierras del norte.
Reforzando ese semblante, el único pueblo peatonal de la Argentina organiza periódicamente eventos llamados a destacar sus orígenes. Fiestas populares con nacimiento en naciones como Alemania, Suiza o Austria, que vienen no sólo a marcar terreno, si no también a divertir a locales y foráneos.
Tal es el caso de la Strassenfest. Un celebración proveniente de Alemania, y que al igual que la Fiesta de la Cerveza, se ha expandido por todo mundo. En su idioma original, significa “Fiesta en la calle”. Suficiente para intuir de qué va la cosa.
Al ritmo del Tirol
Durante todos los jueves de enero y febrero próximos, a partir de las nueve de la noche, la Strassenfest revolucionará la paz de La Cumbrecita. Los restaurantes y demás comercios del rubro ponen sus mesas en la calle, y en compañía de la luna, la banda de música tirolesa Die Biermusikanten entra en escena. Mucho acordeón y tonos encendidos para alegrar a los visitantes allí reunidos, todos ellos muy bien acompañados por los bailarines y sus trajes típicos. Las notas van imprimiendo su ascendente en la gente, y comienza el baile.
Como no podía ser de otra manera, el espectáculo está matizado con las delicias de la gastronomía centroeuropea. Entre los platos más recomendados figuran el Knackwurst (salchicha alemana) con chucrut, el carré de cerdo ahumado con puré de manzana, el Leberwust ahumado con pepinos y queso, y el Goulash de Ciervo con Spätzle (especie de ñoquis de origen húngaro). Muy buen recibimiento tienen a su vez los pescados, sobre todo la trucha (al roquefort, a la manteca o a la alcaparra). Para calmar la sed, un buen jarro de cerveza tradicional combina de maravillas.
A la hora del paseo
Imprescindible resulta, antes o después de los festejos, el paseo por las bondades de La Cumbrecita.Pequeño en dimensiones, el poblado ofrece no obstante un completo portfolio de rincones por descubrir. El contacto con la naturaleza se torna directo en sitios como las riberas del Río del Medio, el Arroyo Almbach y su preciosa cascada, La Olla (pequeño aunque popular balneario), y los caminos que se extienden entre bosques de abedules. La Pampita, con su colina de hierba y sus rocas naciendo del suelo, y el recorrido por el cerro Wank, son también citas obligadas.
A casi 1.500 metros de altura, las laderas repletas de pinos de Calamuchita, lucen prodigiosas. Y con Strassenfest de por medio, mejores aún.
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