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Peteco entró a la cancha en su silla de sueños y, llorando, se abrazó con los jugadores de Yrigoyen. Fue un emotivo acto de esperanza. F3 y F4: Los dos finalistas dirimirán el título el 8 de enero |
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Escribe:
JUAN MANUEL GORNO
Quizás como un capricho del calendario apretado o un premio al fútbol emotivo de dos finalistas de buena ley, el torneo Clausura de la Liga Villamariense de fútbol recién tendrá campeón el año que viene. Así lo quiso Yrigoyen de Tío Pujio que anoche, en Plaza Ocampo, se vengó de Universidad y le ganó el segundo duelo decisivo, 3 a 2, con un corazón tan rojo como su camiseta.
Ante un marco de público digno de una final de estos tiempos, a pesar de que ninguno se caracteriza por ser muy taquillero en las tribunas, el segundo chico tuvo una carga emotiva que superó la tensión y le dio al “Diablo” la posibilidad de redimirse, aun en el mismo partido (más allá de la derrota en la ida) con un gol que Facundo Basualdo convirtió faltando cinco minutos para el desenlace.
La algarabía, entonces, volvió a la parcialidad tiopujiense que por un momento se sintió ganador tempranero hasta que la formación “Académica” remontó un 0-2 con su mejor versión y el partido entró en el terreno de la incógnita.
Tal como suele marcar la lógica de Perogrullo, Universidad, que había ganado 1-0 en la ida, comenzó esta vez con una propuesta más especulativa como queriendo jugar con el error de un necesitado Yrigoyen. Pero el equipo de Leonardo Comba pareció convencido de su búsqueda, intentó con la movilidad de Diego Marín y Facundo Basualdo más la compañía de José Navarro tirado como una especie de enlace y no tardó demasiado en poner en aprietos el arco de Rafael Ballatore.
La “U”, con dudas sobrevolando su cabeza y una línea defensiva muy cerca de su propio arco, no aguantó siquiera 10 minutos esa agresividad del “Diablo”. A los 8’, el arquero debió revolcarse para salvar in extramis una embestida de Marín. Y ahí nomás, después de un córner, el árbitro Julio Fernández vio penal de Lucas Ateca sobre Basualdo, sancionó y Lucas Morre, desde los 12 pasos, convirtió el primer gol de una noche regada de adrenalina.
El equipo de Joselito Bernadó sintió el impacto y, si bien se adelantó en el terreno y encontró más la pelota en el medio, la línea de volantes no acompañó debidamente a sus delanteros, que tardaron en ponerse en órbita de final.
Matías Barbuio, a los 17’, fabricó una situación peligrosa mediante un tiro libre directo al arco que Matías Tissera logró desviar con las dos manos. Sin embargo, la acción no alcanzó para ocultar los problemas que por entonces tuvo el local para desarrollar su juego. Encima, cuando la mano colectiva vino cambiada, apareció un yerro personal: Eduardo Salvai falló para despejar un pase largo y eso sólo simplificó la tarea de Marín, un gran definidor, que picó con pelota dominada, dejó atrás a Ballatore y empujó la pelota a la red para marcar el 2 a 0 a los 25 minutos.
Semejante diferencia en menos de la mitad del juego le sirvió a Yrigoyen para ganar en tranquilidad, controlar el balón y dar una lección de ataque, a punto tal que Morre estuvo cerca de rubricar la goleada cuando recibió un pase milimétrico de Basualdo y la tiró afuera.
Pero Universidad no está para ser cacheteado demasiado. Tiene buenos rindes en su plantel que pueden modificar un panorama negativo. Y así lo demostró Martín Truglio antes del cierre de la etapa inicial, cuando ejecutó un tiro libre angelical, casi como bendecido, y la pelota viajó hacia el ángulo del arco de Tissera, que sólo atinó a mirar.
Fue el descuento de la “U”, que se animó más y hasta casi lo empata sobre el final del período, pero la defensa de Yrigoyen salvó como pudo frente a las narices de su arquero.
Más allá de esto, el 1-2 revitalizó al equipo de Joselito Bernadó porque fue al frente en el inicio del complemento, ganó la pulseada en el mediocampo y tuvo más encendidos a sus delanteros.
Fuente y Barbuio se convirtieron en pesadilla de Yrigoyen durante gran parte del complemento, guiados bastante por el criterio de Gustavo Reyes. Y justo ese tridente logró la igualdad, ya que “Chicho” tocó bien para el ex Argentino, que gambeteó entre dos, levantó la cabeza y tocó al medio. El resto fue obra de Barbuio, un crack para hacerse de lugar en el área y definir al palo más lejano, de zurda. Un golazo.
Barbuio pudo, de ahí en adelante, adueñarse de la gran final, ya que había marcado en Tío Pujio y, a los 18’, armó otra jugada fantástica; recibió de espaldas al arco, se filtró entre dos defensores y se alejó con una corrida veloz, pero el remate final, mano a mano con Tissera, fue defectuoso y terminó en las manos del arquero.
Yrigoyen no se quedó atrás, al contrario. Sus atacantes estuvieron atentos para generar peligro y no marcaron antes porque, primero, Ballatore sacó magistralmente un tiro de Basualdo y, después, a Marín se le corrió la mira en una definición a colocar, frente al uno local.
El partido estaba para cualquiera, pero Universidad no supo manejar los tiempos y, en un tiro libre, Yrigoyen celebró por el cabezazo de Basualdo que ganó por el primer palo y la pelota superó la estirada de Ballatore.
Con alma y vida lo festejó el flaco, como descargando bronca, depositando nuevamente a sus hinchas en el salón de la esperanza. El año que viene, el último capítulo dirá quién sigue de brindis.
@ Síntesis
2
UNIVERSIDAD
Ballatore 6
Pierantoni 4
Salvai 4
Ateca 5
Romero 4
Reyes 6
Aguirre 5
Rodríguez 5
Truglio 6
Barbuio 6
Fuente 7
DT: Joselito Bernadó
3
H. YRIGOYEN
Tissera 6
Acosta 6
Echavarría 5
Burello 5
Elhall 5
M. Rodríguez 5
Navarro 7
Grosso 6
Morre 6
Basualdo 7
Marín 7
DT: Leonardo Comba
Goles: 10’ PT Lucas Morre, de penal (Y), 25’ PT Marín (Y), 38’ PT Truglio (U), 13’ ST Barbuio (U), 40’ ST TL Basualdo (Y).
Cambios: 25’ ST Ferrero x Elhall (Y), 33’ ST Vicario x Aguirre (U), 40’ Ostiati x Romero (U).
Amonestados: Ateca, Pierantoni, Aguirre (U), Navarro, M. Rodríguez (Y).
Expulsados: no hubo.
Jugado en: Plaza Ocampo.
Arbitro: Julio Fernández (Cba).
Público: 1.500 personas, aproximadamente.
@ La figura
Dentro de un partido cambiante, donde modificaron protagonistas según los segmentos de cada tiempo, José Navarro fue lo más regular en Yrigoyen. También fueron decisivos los delanteros, que generaron constantemente ocasiones de gol. En Universidad, Fuente se destacó cuando se puso el equipo al hombro.
@ El árbitro
Julio Fernández llevó siempre el manejo del partido y pareció estar atento a todas las situaciones. En el penal, que derivó en el primer gol del partido, pocos vieron la falta de Ateca sobre Basualdo, pero el juez estaba cerca. También exhibió bien las tarjetas amarillas.
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