No son muchos los especialistas en esta materia y mucho menos en el interior del país. Sin embargo, uno de ellos, Alejandro González, no sólo es cordobés sino que una vez por semana dicta la cátedra de “Animación” en la carrera de Diseño y Producción de Imagen de la UNVM.
La primera pregunta es pedagógica ¿hay estudiantes que cursan cine para hacer animación después?
- “No, la animación es algo que descubren en medio del recorrido de la carrera, como me pasó a mí. Tenés que tener una personalidad especial para que te guste la animación, una predisposición a realizar repetidas veces una misma cosa a lo largo del tiempo. Yo empecé a disfrutar ese proceso y me orienté para ese lado.”
¿Tu disciplina pertenece al cine, a la plástica…?
- “La animación no es cine específicamente; vos fijate que para hacer animación no se necesita de una cámara. Hay también mucha animación que tiene que ver con las artes plásticas pero también con la música y el cómic.”
Al margen de algunos éxitos netamente animados como “Toy Story”, muchas películas utilizan la animación como apoyatura…
- “Hay muchísima animación dentro del cine a la que se la llama ‘efectos especiales’, como los casos de Hobbits o Harry Potter. Normalmente la gente reconoce algunos tipos de animación solamente, como el caso de los dibujitos. Y es que Walt Disney o García Ferré fueron tan exitosos, que dejaron una impronta en esa técnica. Pero el espectro de la animación es mucho más amplio.”
¿Por ejemplo?
- “Hay mucho cine experimental o de vanguardia que es animado. Hay muchos realizadores o videoartistas que no se nombran como animadores pero que sí lo son, sólo que evitan ponerse un mote que suene a Disney. Pero lo que es cierto es que a la animación hoy se la come el cine.”
¿Los animadores tienen que vivir de otra cosa?
- “Ocurre en todas las profesiones artísticas de Argentina y del mundo. Ningún director de cine, por ejemplo, puede darse el lujo de no hacer publicidad o fotografía. Imaginate los animadores. En mi caso, yo no vivo de mi obra animada sino de la docencia y de la investigación.”
¿Cómo es la producción de animación en Argentina?
- “Se hace mucha publicidad y muchas series. Además se trabaja para Europa, Estados Unidos y México. En el país hay mucha demanda sobre todo a partir de la ley de medios. Ahora, además, hay un concurso del INCAA para producir series televisivas. El concurso va a dar premios relativamente pequeños pero va a ser la primera vez que desde el instituto se generen políticas para fomentar esta disciplina.”
¿Y las productoras privadas?
- “Siempre hubo productoras de animación privadas, sobre todo publicitarias. Pero esa producción pasa desapercibida, quizás porque los animadores no somos gente de alfombra roja.”

De Córdoba para el mundo

Desde la cátedra de Animación y junto al Centro Cultural España-Córdoba, Alejandro organizó una muestra de cortos en 1997. Pero en 2001 se lanzó una convocatoria internacional y así nació “Anima”, el primer festival de animación de la Argentina que hoy va por su quinta edición.
“El espíritu fue recibir trabajos de todo el mundo, hacer una selección y mostrarlos. Pero además traemos gente para capacitar, ya que siempre pensé que a la animación hay que visibilizarla. En la última edición llegaron más de 800 películas de las cuales proyectamos 75, la inmensa mayoría cortometrajes” comenta Alejandro.
El festival se realiza cada dos años y dura tres días, repartidos entre las salas del Pabellón Argentina (UNC) y el Centro Cultural España-Córdoba. Sin embargo lejos de querer centralizar el evento, Alejandro busca llevarlo al interior. Y Villa María sería la primera ciudad elegida.
“Tengo el proyecto de traer acá no sólo el festival sino también las jornadas de capacitación. En la ciudad contamos con Caro (Carolina Segre) y Geni (María Eugenia Fiorenza) que son dos valores increíbles y con unas pilas tremendas. Ellas ganaron un premio en el último ‘Anima’ con una producción cien por ciento artesanal. Aunque más no sea por ellas, Villa María se merece este festival.”
¿Algún nuevo proyecto como realizador?
- “Estamos haciendo un corto con mi hijo con figuras recortadas, como la primera animación que se hizo en el mundo en 1917, que pocos saben que fue argentina. Estamos usando esa misma técnica.
Y el pequeño Aquiles dice que sí, que ya tiene varios dibujos hechos y que será su primer trabajo con su padre. Fan de Gaturro, a la hora de las fotos Aquiles agarra una revistita y la despliega. Y entonces el clic de la cámara congela a dos pioneros de la animación del interior. ‘Gracias, muchachos’, les digo. ‘De nada’ contestan”. Luego me dan la mano y se quedan comprando historietas en la librería.

Iván Wielikosielek
Especial UNVM