Romualdo Lamberti tiene 85 años. Reside en Villa María desde hace 15 años, cuando meses después de las explosiones en la Fábrica Militar de Río Tercero (3 de noviembre de 1995) decidió volver para estos pagos, más cerca de sus hijos y donde décadas atrás había sido parte de emprendimientos gastronómicos.
Comerciante "de toda la vida", en 1996 adquirió una casa en barrio Ameghino, donde vivió hasta hace unos meses junto a Juana Ribolta (83), quien falleció el 27 de setiembre pasado, y con quien el 30 de diciembre habrían cumplido 61 años de casados.
Pero la mujer enfermó y estuvo 45 días internada en una clínica. Romualdo se alojó desde entonces en la casa de su hija Carolina, la menor de tres.
El 28 de setiembre, el día del sepelio de Juana, sucedió lo inesperado: "Mi hijo me usurpó la casa". Así lo afirmó Romualdo Lamberti al referirse a "José (56 años), el mayor de los tres hijos".
Se lamentó porque "un hijo que usurpa la casa mientras entierran a su madre..., pienso que no es correcto. La casa es mía".
Aferrado a un andador que lo ayuda a movilizarse por sus propios medios, a su edad lo que más duele "es lo que está pasando, porque con la educación que le di a mis hijos en uno de los mejores colegios, que fue mejor alumno en 5to. año y presidí la comisión de padres por 16 años... Me sorpende la forma de proceder". Recordó que "José fue gerente de la sucursal Villa María del ex Banco Suquía".
“El día que estábamos sepultando a su madre, se metió en mi casa a vivir”, insistió.
"Hay dos cosas que me tienen mal: la actitud de un hijo y la muerte de mi compañera", advierte Romualdo.
De todas maneras, convocó a un periodista de EL DIARIO "para contar esta historia, porque estamos agotando con mi abogado todas las instancias administrativas y no avanzamos en recuperar la casa que me están usurpando".
El 28 de setiembre, "mi hijo José se metió en mi casa, cambió la cerradura, colocó rejas, alarma y se llevó un perro grande. Dijo que ocupaban la casa (junto a su pareja) para cuidarme a mí, pero yo no estoy de acuerdo".
Además, presume que su hijo "habría logrado el cambio de domicilio presentando una declaratoria de herederos para dar de baja los servicios y ponerlos a su nombre".
La demanda de desalojo está en marcha, según confió Lamberti, que en un papel formula una especie de inventario de pertenencias que no habría podido retirar de la vivienda ubicada en calle Santa Fe al 2078.
"Fuimos con un oficial de Justicia y un abogado a buscar cosas y me dieron el gato y el perro en una caja, el perro escapó", narró luego.
El hombre reiteró que su hijo "ofreció alojarme, en mi casa, pero el temor es que me quieran hacer pasar por loco, acceder a un juicio por insanía y lograr una 'curatela', y así quedarse con la propiedad".
Agregó que la otra parte, asesorada por un abogado "evitan trámites".
Respecto a si habría influencia de la pareja de su hijo, Romualdo prefiere no emitir opiniones y no duda en señalar que "José es grande, él es el responsable de sus acciones".