Escribe: El Peregrino Impertinente
Joaquín Sabina canta y dice: “En Comala comprendí, que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”. La frase corresponde a “Peces de ciudad”, una preciosa canción que el artista español escribió inspirado en desamores (cuando no), añoranzas y citas literarias. Pero también en sus muchos viajes realizados. Citas como “Gare d'Austerlitz” (una antigua estación de trenes de París), “Madmoiselle Amsterdam” o “La fatua Nueva York” dan testimonio. No así “Como me gusta la Abejita Maya, y el whisky con coca”, pasaje que no corresponde a esta canción, y que ni siquiera escribió Sabina, y que por lo tanto no sé para qué fue traído a cuento aquí.
El enunciado citado al principio es destacable no sólo por su belleza y ritmo, sino también por su significado. Interpretaciones sobran, pero remitiéndome al mundo del viajar, lo tomo para apoyar un pensamiento que comparto con muchos: si un lugar te alucinó, no vuelvas. Al primer golpe de ojo, la idea parece ridícula. O como solían decir los grandes pensadores griegos: “Una huevada más grande que una casa”.
Sin embargo, yo la defiendo a muerte. Ya me ha pasado de visitar un sitio y sentirme dichoso con sólo contemplarlo, o absorbiendo la energía regalada por la gente que me rodeó ahí. Y después, al tiempo, regresar y darme cuenta que ese sueño había mudado de perfil. Las sensaciones eran distintas, la magia se había ido. Me dirán que “los recuerdos nunca se mueren” y todo lo que quieran. Pero mi evocación, de alguna manera, sintió el golpe.
Claro que cada uno se quedará con su librito. En mi caso, prefiero hacerle caso a don Joaquín. Aunque lo más probable es que el muy nacido en Andalucía haya estado hablando de prostitutas, cabarés, noches de excesos o cualquier otra cosa antes que de viajes, y yo acá como un salame filosofando en vano.
Otras notas de la seccion El Diario Viajero
Una alternativa a Puerto Madryn
Lo árido y lo verde haciendo magia
Mortadela estaba el mar
La gran maravilla de Oceanía
Ver, sentir y admirar
|