Ya con la final consumada y en pleno festejo universitario, se pudo observar a un Leonardo Comba tranquilo y reflexivo por lo acontecido.
“Fue una serie muy dura, muy pareja, en la que los dos equipos buscaron siempre la victoria. La Universidad nos golpeó en los momentos precisos, cuando mejor estábamos nosotros, y después aguantó muy bien la ventaja a pesar de que nosotros siempre tratamos de darlo vuelta, creamos muchas situaciones y erramos un par de goles”, describió el entrenador.
A pesar de la tristeza que significa perder una final, Comba se mostró conforme con lo entregado por sus jugadores y al respecto señaló: “Le agradezco al grupo que siempre nos aguantó a mí y al profe, cosa que no es fácil porque uno siempre exige demasiado a los jugadores y ellos siempre respondieron. Me quedó tranquilo porque tanto afuera como adentro de la cancha siempre dejaron todo”.
Por último, en cuanto al futuro próximo, el entrenador indicó: “Este fue un año muy largo que arrancó el 7 de febrero y todavía no tuvimos tiempo para conversar acerca del futuro. Ahora nos tomaremos un tiempo y luego conversaremos con los dirigentes para ver que pasa”.
Por otra parte, el delantero Diego Marín, quien varios minutos luego de finalizado el encuentro se ubicó en un rincón del terreno de juego y con sus ojos llenos de lágrimas, juntó fuerzas y también realizó su propio análisis acerca de lo acontecido en esta final. “Duele mucho perder así porque fuimos superiores a ellos casi todo el partido, pero cometimos dos errores y los pagamos muy caro”.
Marín, además, opinó sobre el árbitro: “No me gustó el arbitraje de Beligoy, no me transmitió la seguridad de ser un árbitro de primera, no influyó para nada en el resultado, pero no me gustó la forma en que se manejó dentro de la cancha”.
Y, sobre su futuro, explicó: “Hace unos días estaba la posibilidad de irme, de no continuar en el club, pero en este último tiempo se arreglaron algunas cosas y en un 80% de posibilidades se puede decir que voy a seguir en Yrigoyen para el año que viene”.