Un pronunciamiento del presidente Vaccaro en representación de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), ha asombrado a muchos escritores que, contraídos a su tarea, no habían reflexionado acerca de los derechos que genera el uso de su producción literaria.
Es justo reconocérselos, pues el escritor es quien construye letra a letra, la historia social, política y cultural de los pueblos.
A este quehacer exterior y fácilmente computable aludió Vaccaro al anunciar que la SADE, institución sin fines de lucro cuya personería jurídica se remonta a tres cuartos de siglo, se convertirá en ente recaudador del derecho colectivo de autor.
Lícito es decir que se ha producido un debate contundente. Nadie puede ignorar que se han recibido, a través de los medios, difamaciones y contrariadas ponencias, por haber anunciado un temario genuino. Vale destacar la aprobación de socios para otros temas pendientes no menos importantes: la puesta en marcha de la Universidad de las Letras Argentinas y un medio radial propio, para la voz de los escritores.
La SADE trabaja por los Derechos de Autor y propugna el advenimiento de las normas reguladoras de compensaciones colectivas para los trabajadores de la palabra escrita. En el mientras tanto, lo anunciado por Vaccaro es cumplir lo aprobado en Asamblea de Escritores estatutariamente convocada.
Me siento orgullosa de pertenecer a una institución que ha recuperado valiosos originales. Igualmente significativo es que la SADE no haya naufragado en el intento de preservar el departamento existente en Buenos Aires, con el fin de alojar a los investigadores de las provincias o del exterior que deseen conectarse con las letras argentinas. Alejandro Vaccaro, presidente de la comisión Directiva reelecta hace apenas un par de semanas, ha cumplido con el compromiso de mejoras edilicias -no menores- para la digna estadía de quienes concurrimos a muestras permanentes y reuniones sociales en torno a nuestra literatura.
Todo se ha resuelto, además, dentro de la institucionalidad democrática, con el conocimiento y la aprobación de los socios y de las instancias legales que velan por el correcto funcionamiento de las entidades civiles, pues uno de los méritos notorios de la gestión Vaccaro es haber repuesto en plena vigencia la juridicidad en la SADE.
Soy partícipe inmediata -como miembro de la comisión Directiva- de esa labor y declaro que sus resultados me llenan de profunda satisfacción.
Lidia Vinciguerra
(Secretaria de Prensa de SADE)
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