Con el larga duración titulado "The gambler" (El jugador), Kenny Rogers se quedó con el "premio gordo", porque inauguró un estilo muy propio y característico y paralelamente se inició como actor en el mundo del cine.
En el momento de su lanzamiento, en noviembre de 1978, Rogers ya estaba afirmado como veterano en la escena de las estrellas de música country, pero este trabajo le colocó aún más, delante de una nueva audiencia que lo ayudó a situarse, por primera vez, entre los 20 mejores discos del pop de ese año.
La canción que le da título a la placa LP, se colocó inmediatamente en el puesto Nº 1 de las listas country y, a finales del ‘78, se colocó entre las 20 mejores dentro de las listas de las más solicitadas. Por cierto, esta creación tan popular y tantas veces difundida alrededor de todo el mundo, le proporcionó a Kenny Rogers un premio "Grammy" (un reconocimiento a los artistas supuestamente más destacados en la industria de la grabación), y en consecuencia dio lugar al nacimiento de una película protagonizada por el propio Kenny.
Otra de sus exitosas performances, "She believes in me" (Ella cree en mí), se convirtió en otro Nº 1, e incluso, se proyectó como un éxito mayor porque además de lograr el primer espacio en el orden de las grandes preferencias, logró ocupar el quinto peldaño entre los 100 mejores y más elegidos. Esta producción situó a Rogers en el puesto más elevado entre las listas de los 200 temas más vendidos, alcanzando el Nº 12 en marzo de 1979. El long play identificado como "The gambler" vendió 5 millones de unidades y por ende, se convirtió en el más reconocido en el capítulo de las producciones del country.

Con “Tito” Valls en Radio María

En esta parte de la entrega semanal, en lo que se refiere a la semblanza de las vivencias personales, quiero reflejar una experiencia en radio que compartimos con Raúl “Tito” Valls (él como operador y yo como locutor), en Radio María, la FM del Obispado.
Fue allá por 1985 que un grupo de amantes de los medios nos embarcamos en esta aventura de radio cristiana, pero con ciertas libertades creativas. Con “Tito” hicimos un programa al que titulamos "Ayer nomás" (inspirados por cierto en el tema de Lito Nebbia), y en consecuencia vivimos juntos gratos momentos haciendo lo que realmente nos place. La temática era básicamente musical y lo condimentábamos con pequeños relatos de hechos sociales que formaron parte de la historia de los pueblos del mundo. Otros apasionados nos acompañaron en esta iniciativa, María Fernanda Gilli (como directora), Pablo Correa (asesoramiento y logística), Richard Ontivero, quien prestaba su voz de tanto en tanto y creo haberlo visto alguna vez haciendo su aporte periodístico a Héctor Cavagliato.
En realidad, es reconfortante albergar tantos buenos y gratos momentos del oficio que tanto amo.
Hasta la próxima...
Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO