Verónica Rinaudo es trabajadora social y desde hace cuatro años dicta el taller de estimulación de la memoria para adultos mayores. Lo hace en el Centro de Jubilados José Luis Suppo, en la calle Carlos Pellegrini.
Días atrás, cerraron el año 2011 con una mateada en la costanera en la que compartieron risas y anécdotas. Precisamente uno de los espíritus de este taller, que va más allá de mantener activa la mente.
“El espacio consiste en estimular, reactivar la actividad cognitiva, la construcción visual, el lenguaje y la memoria; pero además el taller es bastante emotivo”, explicó Verónica.
“Si bien existe una parte específica para la memoria y la gente va para eso, hay una gran parte que tiene que ver con lo emotivo y lo afectivo y es lo que más me mueve. Lo neuronal no lo sé, lo fui aprendiendo de a poco. Me interesa la actividad grupal o la dinámica del grupo y esto es lo que impulso. Estimular la memoria a través del ejercicio, porque la charla hace a la estimulación”, señaló a EL DIARIO.

Compartir experiencias

Rinaudo abre las puertas de un momento ideal para encontrarse con otros, saber que les pasa lo mismo, dialogar sobre experiencias en común como la viudez, los duelos o las relaciones con sus sucesores.
“Aparte del ejercicio de memoria, llevan a cabo actividades de lectura que tienen que ver con lo que les sucedió en el pasado o con anécdotas relacionadas con lo actual. Por ejemplo, la violencia de género u otros temas; todo lo que podamos traer al debate es positivo”, precisó la profesional.
Los adultos mayores encuentran en estas reuniones un ámbito para intercambiar opiniones sobre cómo viven el proceso de que los hijos se vayan de sus casas o de sus ciudades o las relaciones con los nietos.
“Impulso a que sean adultos mayores activos y no que por la edad se conviertan en esclavos de otros”, resaltó.
Unas cuarenta personas acuden al lugar y se trabaja en grupo de diez. La mayoría son mujeres, al punto tal que en los últimos tiempos sólo asistía un hombre. Tienen edades de 60 a 85 años.
“Quizás esto se da porque las mujeres sienten más la necesidad de vincularse con otros. Además es más la mujer la que enviuda. También es cierto que socialmente no está tan bien visto que vaya un hombre a este tipo de actividades, sino a bailes u otros”, manifestó.
El taller se dictaba lunes, martes y jueves durante una hora y media y retornará este año 2012.
“Estaría bueno que un organismo pudiese brindar a los adultos mayores un espacio así, valoro el taller, pero no se puede cobrar un arancel alto. Se necesitaría de estos espacios con subsidios”, consideró Rinaudo.

D. B.

A todos les preocupa la pérdida de memoria

La trabajadora social Verónica Rinaudo dijo que “todos” los adultos mayores que asisten a los talleres sienten preocupación por la eventual pérdida de memoria y temor al mal de Alzheimer.
“Muchos están muy bien, pero siempre les recomiendo que se hagan estudios, que acudan a algún centro neurológico”, comentó la profesional.

No medicamentos

Entre las claves del taller figura el intentar dejar de lado la faz medicamentosa.
Lo que se persigue es estimular la memoria a través de ejercicios.
“Algunas corrientes hablan de la reserva cognitiva. Si estudiaste e informaste, no pasará nada, indican. No es tan así, pero hay quienes dicen que el reestimularse da resultados”, manifestó.
“Todo esto no tiene que ver con la lectura nomás, sino con charlas, con hacer ejercicios en la casa, con cambiar de recorrido. Siempre les digo que cambien el recorrido de la casa al Centro de Jubilados”, reveló.
Consultada sobre cuál es el espíritu que observa en general entre quienes asisten al Centro Suppo a estas opciones, evaluó que gran parte se siente “activo”.
“Los que empiezan o dejan, tienen dudas y se preguntan el para qué. Pero hay otros que se sienten parte y asisten siempre. Gran parte de los concurrentes al Centro de Jubilados no ha ido previamente nunca a un taller”, advirtió.