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Mónica Sonzini y su esposo Daniel Barrientos |
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@“Una mirada llena de vicios y sospechas”
Señor director:
Soy el esposo de la profesora Mónica Lucía Sonzini, Daniel Barrientos, mi trayectoria dentro del quehacer deportivo y educativo me ha permitido por mi forma de actuar (que seguramente tendrá sus fisuras, pido disculpas) ser muy respetado como así me lo hacen saber padres y, fundamentalmente, y es lo que más me interesa, los estudiantes, con sus muestras de afecto, esta es la primera vez creo, en un medio público, que recurro a mi trayectoria, que para muchos puede pecar de soberbia, pero el hecho lo amerita para que pese mi opinión.
Escribo que la nota de la asamblea de docentes de la comunidad educativa de la escuela nocturna “Doctor Ricardo Rojas” tiene una mirada llena de vicios y sospechas… éste es mi análisis…
Mónica mi esposa, ya más de 20 años juntos, es una persona apasionada, impulsiva, y con un compromiso social que aquellos que no saben lo que esto significa, aunque trabajen con estudiantes en situación de riesgo, no lo puedan entender, ya que su forma de vida sin necesidades no se los permiten ver, siempre estuvo dispuesta a denunciar y luchar por los que más necesitan.
Palabras más, palabras menos, seguro que los hechos acontecieron como los relata ella, Mónica, que ha dado muestras de su capacidad e inteligencia asombrosa que ha muchos no les conviene ver, no sólo porque fue el mejor promedio de toda la Universidad Nacional… SINO POR SU SENSIBILIDAD SOCIAL…
Que la asamblea a la que hacen mención sólo tiene una mirada, la de la vicedirectora, así se identificó ante mi esposa, y cuenta lo que ella en realidad no presenció porque la abandonó apenas los policías corroboraron “llevamos el arma por seguridad” el resto, que eran dos personas, miraban desde 80 metros o sea que tienen una mirada muy parcial de lo que pasó…
Me gustaría que vieran cómo le quedaron los brazos, las piernas, el cuello y su estómago y ni hablar el corazón y su cabeza que ESTOS ULTIMOS son daños que no se pueden ver ni medir tan fácilmente, en su nota no hay referencia a esta agresión dando lugar a pensar que esto no es importante.
Que sus hijos en forma muy acertada porque la conocen le dijeron… “mamá sabíamos que un día ibas a terminar presa…” otro le dijo “mamá si un día terminás muerta (nadie puede asegurar que estos policías, que iban con sus armas, que la golpearon salvajemente, no fueran a disparar, “GATILLO FACIL”) te vamos a llorar y a sufrir, pero vamos a estar orgullosos porque sabemos que lo hiciste defendiendo tus principios.
En la página final del diario, del día 9/11/08 se denuncia un caso más del maltrato y abuso de poder de la Policía local.
Remitiéndome a mis bajos instintos de la condición humana, a los policías que le pegaron tan salvajemente les puedo decir, a la mujer que la respeto como tal, pero no como policía y persona y al varón, ya que no es hombre, que me gustaría saber si tiene la valentía de buscarme y pegarme a mí como lo hizo con mi esposa.
Por último quiero aclarar que tengo un profundo respeto por muchos policías que no merecen ser comparados con sus compañeros y su accionar.
Daniel Barrientos
DNI 13457701
NR: El lector adjuntó a la carta certificados médicos que dejan constancia de las lesiones que presenta Mónica Sonzini.
@¿Quién vigila a quienes vigilan?
Señor director:
De esto hace ya muchos años, quizás veinte. Regresábamos mi mujer y yo de pasar unos días en la costa andaluza. Teníamos un auto mediano y en la provincia de ciudad Real nos pararon dos motoristas de la Guardia Civil. El motivo según ellos, exceso de velocidad. No nos pareció lógico dado a que otros coches de superior cilindrada nos habían estado pasando y, aparentemente, no se les había detenido. Muy enojada, mi mujer se lo recriminó a los policías con voz bastante elevada, sin que estos cambiaran para nada su comportamiento amable y profesional. Yo le decía que bajara la voz y que se calmara. Al final no firmamos la multa y seguimos nuestro camino. Tiempo después llegó el requerimiento a nuestro domicilio, recurrimos y el trámite siguió su curso normal. Lo que quiero significar con esta anécdota es lo siguiente: mi mujer no hacía otra cosa que ejercer el derecho de cualquier ciudadano de protestar ante un hecho que no consideraba justo, no importa que los interlocutores sean de las fuerzas de seguridad, comerciantes o vendedores de enciclopedias a domicilio. En mi caso prevalecía el temor heredado de los tiempos duros de Argentina. Por eso me sorprende que en una democracia consolidada estén sucediendo hechos lamentables en Villa María protagonizados por agentes al servicio de la Ley y el orden. No puedo dar crédito a lo que he leído en El Diario sobre la violencia ejercida en la docente Mónica Sonzini. Estando tan lejos me sigue dando tanto miedo. ¿Cuándo llegará esa democracia a estos cuerpos de seguridad que paga el pueblo para su protección? ¡Los que deciden a quién se le da un uniforme y un arma, también tienen que tomar debida nota! Y por último, criticar y condenar la acción de uno o varios miembros de un colectivo, no significa condenar a la Institución. Es el propio Cuerpo el más interesado en que estas cosas no sucedan. Miles de policías se juegan todos los días la vida y no merecen este escarnio.
Rodolfo Ghezzi (Madrid)
LE 6602414
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