Sentados en la sala de conferencias de Cosquín presentaron ante una multitud de periodistas su último trabajo. Antonio Tarrago Ros y Pacho O’Donnell comentaron el porqué y la historia de “Pasiones de la Historia Argentina”, un CD que reúne a dos grandes de la música y la historia argentina.
“Nos pusimos a trabajar sobre las pasiones, historias de vida, de encuentros de vivencias, de sangre, entonces propusimos seleccionar algunas que se nos venían a la mente -como la pasión de la Difunta Correa por su hijo, Facundo Quiroga por su caballo el Moro- en capítulos e hicimos disco y espectáculo presentados en todo el país”. Así comenzó la explicación de Pacho, de lo que presentaron en todo 2011 y lo que este año traían a Cosquín. “Para mí es un placer poder trabajar con alguien excelente y de un gran talento y estoy/estamos honradísimos de estar hoy en Cosquín en un escenario con tanta tradición y con un público exigente como este.”
“Es una experiencia que fue lograda por antecesores, como Ariel Ramírez con “Mujeres argentinas”. Es dar historia, es hablar de presente es dar futuro, no sólo tiene que ver con lo que pasó, así que en ese sentido estoy satisfecho” continuó el historiador.
Contó Antonio: “Nosotros empezamos con una historia muy triste, romántica, como fue Guadalupe y Mariano Moreno y salió un vals, que nos pareció muy bonaerense y tuvo gran éxito en nuestras familias y gustaba mucho más allá de la tristeza, entonces le dije a Pacho que iba a ser muy triste la obra y él me dijo que si elegís pasiones, también elegís tragedia.” Continúa: “Le dije que grabáramos para ordenar, porque no sabíamos qué íbamos a hacer, y llegó a manos de Nito Artaza que me llamó diciéndome que esto tenía que ir sí o sí al teatro.”
En relación a la asistencia al festival dijo que se sentían “bestias” porque nunca habían ido juntos a un festival y cuando lo hicieron llegaron a Cosquín, y “si me preguntan a mí este festival siempre se caracterizó por este tipo de apuestas culturales, y formatos explosivos y luminosos pero se pone sobre sus hombros éso y por eso trajo a Les Luthiers tocando folclore” comentó.
Pacho dijo que “esto es una forma de contar la historia, diferente a los que la quieren hacer como una ciencia dura y que siempre quedan en empate, hablan de algo y dicen esto es así, pero tiene lo otro, y no se cuenta sin definiciones tajantes que hace que los textos históricos no sean atractivos. En este caso tomamos partido, no hacemos texto de Rivadavia o la Conquista del Desierto y estamos trabajando sobre un gran caudillo que tardó en ser reconocido como Juan Bautista Bustos, relegado por los vencedores de la guerra civil que trataron que los vencidos desaparecieran de la memoria”.
Luego nos preguntó de dónde éramos, ante la respuesta dejó: “Mándele un saludo a Villa María”.
A los pocos minutos estaban sentados en el centro del escenario, ése que “puede ser un lugar inconmensurable o un teatro, donde miles de personas se alinean en el folclore, en todas las culturas de nuestra Patria”. Comenzaron a contar las historias y cantarlas.

Juan José Coronell


La del domingo fue una luna virtuosa

El domingo en Cosquín lo que se vio fue pura calidad. Desde el humor hasta los artistas más renombrados. Desde el comienzo hasta el final la tercera noche tuvo todos los ingredientes para ser inolvidable.
Un día caluroso fue la previa de la tercera noche en Cosquín. Luego del calor que dejara en el escenario Galleguillo y Abel Pintos, en la tercera jornada Jairo y Cacho Buenaventura fueron quienes sobresalían de la programación. La previa fue ni más ni menos que en un río Cosquín desbordado de gente, de guitarras, bombos, bailes y mates. Todo se preparaba para la noche.
Apenas comenzó se sabía que se estaba gestando una noche ideal y ante un magnífico artista. Néstor Garnica y su violín envolvieron a un público que lo miraba perplejo. Es increíble que ese instrumento saque tan bellas melodías y más si se lo afina con el folclore. Al son de una chacarera la gente se encendió y “La Banda” contaba las cosas y los orgullos de esa ciudad. Ante la invitación a varios artistas, en la conferencia reconoció el hecho de compartir.
Quien siguió no fue uno más aunque pareciera que sí, para el público y para la organización. César Isella quien fue el segundo de la noche, pero el primero de tantos que vio esta Plaza. Con sus temas más reconocidos del cancionero y la invitación de Silvia Lallana, el ex Fronterizo recordó, no de muy buena manera a su ahijada musical Soledad. "Subí a muchísima gente al escenario de Cosquín. Muchos fueron agradecidos y otros fueron desagradecida (sic)" ya en la Conferencia de Prensa para dar fin al tema del juicio que tuvo con la cantante dijo: "Ella incumplió un contrato firmado ante escribano. Hice juicio, lo gané y me gasté la plata. Ya terminó." De todos modos le deseo suerte porque tiene una “nena hermosa”. No se mostró rencoroso por no haber recibido nada de la organización, teniendo en cuenta que fue su último Cosquín y que no tuvo el reconocimiento merecido. “Yo soy así, me importa cantarle a la gente nomás.”
El bandoneón con Quique Ponce, Néstor Scalisi y las guitarras riojanas seguían mostrando esta calidad de artistas y representantes, mientras Belén de Necochea subía para mostrar lo que nos contó en notas anteriores y para que la gente viera buenos artistas antes de la llegada de Jairo.
El, Jairo, demostró que su virtuosismo y su voz pueden funcionar excelentemente en el Orfeo festejando sus 40 años de trayectoria, en el Teatro San Martín en un formato más íntimo o en un Festival a la luz de las estrellas. El, siempre él, demuestra porqué es uno de los músicos más importantes y una de las voces más privilegiadas. Con un chaleco marrón que le daba un tono campestre a su negro habitual, este “Cordobés y trovador del mundo” llegó con su canción “más enamorada” según el presentador y comenzó su show con “Trabajo quiero trabajo” emulando al gran Atahualpa Yupanqui en el escenario que lleva su nombre. Debajo la gente paciente y con algunos ponchos para evitar el frío, no llenaban la Próspero Molina, por lo que quienes estaban allí eran los “pocos afortunados”.
Temas como “La balacera”, “Oración del remanso”, “Los enamorados”, “Ferroviario”, “Antiguos dueños de las flechas” mostraron a un Jairo que dio lo mejor de sí al público, para cerrar luego del pedido con “Chacarera de las Piedras” y la imagen de Don Ata que agradecía como si el que lo hiciera fuese el escenario.
Al final de la noche, otro ciudadano ilustre de Cruz del Eje como Cacho Buenaventura se hizo presente para hacer reír a la gente y a Jairo que lo acompañó con “Virgen Morenita” como Marito y Cafrune. Con historias como sólo él sabe contar, de esas con las que se reían hasta los policías que se permitían ver el show, la noche llegaba a su fin, más allá de que faltaban artistas. La gente se retiraba con una sonrisa cerca de las 4 de la mañana, luego de ver mucha calidad en el escenario.

J. J. C.