El contingente de pasajeros varados en Samaná, ciudad ubicada en la península del mismo nombre, tenía a varios villamarienses que a su regreso relataron las peripecias vividas tras haber demorado tres días el regreso porque la empresa aérea contratada no tenía la documentación exigida por la ley.
Entre ellos se encuentra el matrimonio integrado por Claudio Salas y Alejandra Yanantuoni. Ellos siguen esperando la valija que quedó en Manaos, Brasil, donde el avión que los transportaba de regreso hizo una escala técnica.
“Es raro que mi marido se enoje, pero le dio tanta bronca cuando un miembro de la tripulación le contestó, como sobrándolo, que no se hiciera problema total la valija tenía seguro, que le dijo lo que tenía que decir”, relató Alejandra. “Te imaginás que un seguro de 1.000 pesos no cubre la valija, la ropa y los regalos que trajimos”, acotó Claudio.
Las peripecias con la empresa aérea comenzaron en Córdoba, antes de partir. “Teníamos vuelo el 12 de enero a las 5 de la mañana y terminamos saliendo 12 horas después”, indicaron.
En ese punto, quisieron destacar la buena voluntad de los operadores turísticos, que se encargaron de los traslados y el alojamiento en hoteles de primera categoría.
Una vez en Samaná, vivieron las vacaciones soñadas hasta el día previsto para el regreso. “Nosotros volvíamos el jueves 19 y ahí nos informaron que no había vuelo. Nos da bastante bronca porque el decreto presidencial que obliga a tener matrícula nacional a las empresas aéreas fue firmado el 11 de noviembre. Tuvieron bastante tiempo para ponerse en regla”, indicaron, al referirse al incumplimiento de la empresa aérea Andes que dejó varados a pasajeros en el Caribe, pero que también impidió que otros salieran de vacaciones porque quedaron en Córdoba sin poder viajar.
Siguiendo con el relato del matrimonio, indicaron que finalmente el regreso se produjo el domingo 22 de enero. Allí, los problemas surgieron nuevamente en la escala técnica que hicieron otra vez en Manaos. “Bajaron las valijas y todavía no las volvimos a ver. Nos aseguran que las traerán al domicilio. Esperemos que así sea”, expresaron.
Finalmente, indicaron que ellos, como trabajadores independientes, no tenían demasiados problemas por la demora en regresar, pero había en el contingente empleados que debieron justificar con las precarias comunicaciones de República Dominicana, su ausencia en las empresas donde debían presentarse al concluir las vacaciones.
“Muchos dirán que tuvimos tres días más en el Caribe sin pagar, pero en realidad, no los podés disfrutar, porque tenías que estar pendiente de los distintos comunicados porque en cualquier momento se daba el vuelo de regreso”, concluyeron los integrantes del matrimonio.

Familia ampliada

Sergio Hidalgo y Miriam Vadori programaron un viaje único con la familia ampliada. Partieron con la empresa Andes el matrimonio con sus dos hijas, Sabrina y Jimena; las parejas de ellas, Diego González y Germán Villalón; los padres de ambos, Miguel González y Amelia Piva y Luis Villalón y Gloria Babalfi, junto a Morena, la pequeña hija de Germán. En total, un contingente de 11 villamarienses que disfrutaron de todo, excepto del vuelo.
“Lo que más bronca me dio fue que después de la escala en Manaos el avión que nos llevó a Samaná no había cargado ni agua. Nosotros, los más grandes, podemos aguantar. Pero los chicos sin agua ni comida, no daban más”, dijo Jimena Hidalgo.
“Cuando regresamos, dejaron 77 valijas porque dicen que el avión iba con sobrepeso y las estamos esperando todavía”, concluyó.
A su turno, Miriam quiso agradecer especialmente a Griselda, la representante de la operadora turística que los acompañó en Córdoba y a Marycarmen, una dominicana que estuvo con ellos acompañándolos en todo momento hasta que tomaron el vuelo de regreso.

Fotografías: 1) Claudio Salas y Alejandra Yanantuoni, el matrimonio que relató las peripecias que le hizo vivir la empresa aérea Andes
2) Los 11 miembros de la familia ampliada, en uno de los días de vacaciones en Samaná