Luego de algunas conferencias de prensa y de ver a varios artistas decidí ir a recorrer las peñas de Cosquín -que a veces de eso se trata mucho más este Festival-. Por recomendaciones “La Callejera” fue el lugar elegido, ya que los conocedores dicen que tiene todo de peña.
Ya dentro del lugar y escuchando al presentador la sorpresa llega. “Y con ustedes desde Villa María los Zabequi”. Zamba para olvidar, Luna cautiva, Zamba de Alberdi, Ojos de cielo, Chacarera del triste, Puente carretero y una chacarera que hizo poner la piel de gallo como fue Chacarera del villamariense, hicieron que me acercara y dialogara con este grupo que en su guitarrista Santiago Re encontró al responsable para contar todo sobre el grupo.
“El nombre Zabequi viene de los apellidos Zabaleta, Bettini, y Quiñónez, que por diversos motivos fueron desprendiéndose, pero no así el nombre. Ingresaron varios guitarristas más, hasta hoy que se conforma por Guadalupe (bombo y voz), Santiago (guitarra), Ricardo (voz) y Humberto (guitarra). El grupo se formó a fines de 2008 y lleva un año de estabilidad con los músicos que ven en cada presentación”, cuenta Santiago mientras espía a los que comen locro.
No deja de insinuar lo que es el folclore para él y para el grupo cuando comenta que “el folclore para nosotros es una pasión, es un hobby, disfrutamos mucho tocando juntos, ellos como familia y yo como amigo. Es nuestro y es un orgullo inmenso tocarlo, cantarlo, sentirlo, vivirlo y amarlo, porque es bien argentino y refleja todo lo que tenemos en este país, en nuestro país. Cantando folclore se juntan miles de sentimientos tanto en la banda como en los espectadores y eso nos llena mucho el alma y el corazón”.
El hecho de tocar en Cosquín les genera un cosquilleo y una sensación más que especial. “Imaginate lo que se siente tocar en la capital de la música folclórica, es una alegría muy pero muy grande y es inimaginable la situación que nos toco vivir, que con tres años de banda ya hayamos sido convocados en "la peña que baila" de La Callejera”. Una peña donde el espíritu se mantiene y se vive porque la gente acompaña y de qué forma”, comenta.
Como tantos otros que se paran en las calles y con guitarra y bombo sueñan mirando de lejos la plaza, ellos también desean poder llegar algún día y compartir escenario con ídolos. “Sabemos que es difícil llegar, pero no imposible, es sólo dedicación, pasión y esmero, todo está en manos de Dios, pero hay que demostrarle que queremos llegar, que es un anhelo, un sueño”.
Un sueño que ojalá se cumpla, es la respuesta. Antes de irme les pido que me canten un poco de la chacarera de mi ciudad. Luego de eso la noche ya puede ir llegando a su fin.

Juan José Coronell