Cuando dos grandes se juntan lo que sale siempre, inexorablemente, es algo excelente. En la música eso pasa más allá de que los temas sean de la autoría o no de ciertos intérpretes. Eso es lo que pasó, pasa y pasará cuando los que se junten sean Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale.
Ese comienzo de ellos fue recibido con los fuegos. No había otra forma, no existe otra forma. La voz poderosa y hermosa de Juan y el virtuosismo de Lito cuando se encuentra con el piano recibieron el silencio y los aplausos que se merecen momentos como estos.
“Zamba de Lozano”, “Dios y el diablo en el taller”, “Tonada del viejo amor”, “Garúa” luego de una introducción donde comentaban que no venían del tango y que perdieron la batalla con los viejos que le transmitieron ese género. “El mensú”, “Solo”, “Piedra y camino” en homenaje “al más grande prócer del folclore” como Atahualpa y “El témpano” pusieron a la Plaza por primera vez de pie. Como siempre cuando se juntan ellos dos.
Soledad fue el otro plato fuerte de la noche. Con una vitalidad y unas energías que se deben recargar sólo en Arequito, revoleó el poncho pero no hacía mucha falta que lo hiciera. Cantó, bailó, habló con la gente, jugó como hace más de 16 años cuando nadie iba hasta el auto y no la dejaban salir por un autógrafo.
Sonriente y acompañada de su hermana Natalia en más de un tema, dio un repertorio que pasó por varios éxitos del canto popular y temas nuevos. “Vivir es hoy”, un mix de chacareras con “Entra a mi pago”, “De un triste”, “A don Ata” con varios bombos a su alrededor que no eran más que la mejor compañía. “Gatito del dulce amor”, “Dejame que me vaya”, “Amutuy, Soledad” se intercalaban con comentarios de ella, sobre su hija, la familia, Cosquín, con el vendedor de cubanitos de la Plaza al que hizo famoso luego que los chamamés sonaran y desataran la fiesta.
Un grupo de fans que llevaron cotillón contagiaron a un público que no se quedó más sentado luego de escuchar “El toro”, “Puerto Tirol” acompañados de las bailarinas del Chúcaro. “Hermanas”, “Tren del cielo”, “Mi sueño mejor” y “Mi credo” fueron los últimos temas. La gente agradecida pedía más, pero debía seguir la programación.
La noche continuó entre poesías con Antonio Preciado, la fiesta y el nuevo canto de Los Guaraníes, la voz de Milena Salamanca que ganó el Pre-Cosquín, Los Nietos de Don Gauna, Yamal y el Trío MJC que son el futuro.
Entre el Bandoneón de Jaurena, los aerófonos Ciavattini y el piano de Martínez, el orden de los apellidos puede variar que van a seguir sonando maravillas de todos modos. “Pateando sapos”, “El burrito cordobés”, “La olvidada” y “Libertango” fueron poco para los oídos de la gente que se dio cuenta que estos cordobeses se están transformando en grandes, muy grandes.
La noche con sus números principales llegaba a su fin. De la misma manera que comenzó. Con música. Excelentísima música.
Fotografías: 1) Soledad brindó una conferencia de prensa después de entregar toda su energía en el escenario coscoíno
2) El Trío MJC se lució mostrando que son el futuro
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