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El momento crítico y polémico del domingo en Tucumán. Aimar, afectado por una bomba que cayó a su lado, es atendido por los asistentes de Alumni. El jugador aún tiene mareos y debe reposar 72 horas. F2: El empate de San Martín. |
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Escribe:
Juan Manuel Gorno
(Enviado especial a Tucumán)
La suspensión del partido en Tucumán trasladó el juego de Alumni a la “estrategia” de los dirigentes, que esperan una medida favorable desde el Consejo Federal de la AFA, después de todo lo sucedido en el partido ante San Martín, que apenas se jugó por 38 minutos.
En principio, se evalúa que el Tribunal de Disciplina de la AFA podría hacer jugar lo que queda del encuentro empatado (2-2), quizás a puertas cerradas y en otro escenario. Mientras, los directivos de Alumni se aprestan a protestar formalmente los puntos del partido.
Lo que está claro, por ahora, es que San Martín no se la llevará barata, sobre todo por los antecedentes de violencia que arrastra desde el clásico contra Atlético, en la pretemporada.
Además, no sólo la bomba de estruendo forma parte de la inseguridad que se vivió en el estadio (falla garrafal de la Policía en la requisa previa), sino también la salida de la ambulancia que trasladó al jugador conmocionado, Juan Aimar, al centro médico público, como así también la pedrada que recibió el micro del plantel de Alumni.
En ese contexto, el reconocido diario La Gaceta de Tucumán, publicó ayer en su tapa una columna de opinión que marcó un poco la problemática del fútbol de esa provincia.
“San Martín sufre por un inadaptado”, fue el título principal de la tapa, donde el editor Gustavo Rodríguez cuestionó la actitud de los hinchas y de la Policía.
“Emilio Luque, presidente de San Martín, les pidió a los hinchas que lo ayudaran para que el equipo lograra el ascenso”, recordó el periodista, que finalmente escribió: “Ojalá que alguien escuche los mensajes”.
El vicepresidente del club tucumano, Samuel Semrik, se mostró dolido: “No fue el debut soñado como dirigentes; tratamos de dar el ejemplo, pero este tipo de actitudes de algunos hinchas nos perjudica”, afirmó.
El tema de la violencia en las parcialidades de los equipos más populares es recurrente en Tucumán, se toca en cada mesa de café, lo hablan los remiseros y lo tratan con énfasis los periodistas. De hecho, después de la derrota ante Atlético y los incidentes que se suscitaron, muchos simpatizantes del “Santo” resolvieron quedarse en su casa y el estadio no tuvo el marco esperado ante Alumni, más allá de los 8 mil presentes.
La nueva dirigencia del “Santo” que lidera Luque, esperaba confiada por una buena respuesta del público y, sobre todo, de la denominada “barra” que suele ubicarse detrás de un arco.
“Son casi tres mil tipos los problemáticos, tienen casi una organización que ya viene de antes, desde cuando el presidente del club era el ‘Gordo’ Alé”, le confesó un efectivo policial a este cronista. Y algo similar contaba el remisero que trasladó a tres periodistas villamarienses al estadio.
Alé, vale recordar, está procesado y no se encuentra en la cárcel porque acusa un problema de salud y, por ahora, se refugia en una clínica de Tucumán. Distinta suerte corre su hermano, quien quedó tras las rejas luego de una investigación que arrojó resultados positivos, cuando le allanaron la casa y le confiscaron armas de guerra.
Sin embargo, con el cambio dirigencial parecía que la paz iba a retornar a La Ciudadela, a tal punto que algunos periodistas de Tucumán daban cuenta que la bomba de estruendo que provocó la conmoción de Aimar fue arrojada desde un sector de la tribuna donde no se instalan los más violentos.
El problema que, con la suspensión del partido, los barras entraron en acción, se trasladaron con total impunidad hacia el sector de la salida de la ambulancia que trasladó al “Zapallito” y del micro de Alumni para tirar piedras y provocar desmanes.
El técnico del “Fortinero”, Miguel Angel López, trató de cuidar primero a los suyos y la delegación villamariense debió quedarse casi una hora en el estadio, por pedido de la Policía.
Enterado del caso, desde Villa María, el doctor Eduardo Rodríguez, dirigente de Alumni, evaluaba la posibilidad de efectuar una denuncia contra el club San Martín por privación ilegítima de la libertad.
Finalmente, la delegación de Alumni fue acompañada por móviles policiales hasta la puerta del hotel donde concentraba y todo volvió a la normalidad.
@ Los simuladores
La vergüenza de la suspensión no sólo pasó por la bomba de estruendo, sino también por ciertas actitudes reprochables.
Algunos dirigentes de San Martín y el defensor Emanuel Loeschbor, estuvieron más preocupados por el partido que por la salud del jugador rival, y acusaron a Aimar de haber simulado.
En su edición de ayer, mientras, el diario El Tribuno de Tucumán tituló en su portada que Aimar debía recibir un Oscar por su actuación. Todo esto guiado por el informe del doctor Hugo Ricardo López, director de Medicina Legal, quien afirmó: “El jugador estaba lúcido y respondía en tiempo y espacio. Pero el médico de Alumni (Horacio Escurra) impidió que podamos seguir revisando al jugador. Eso figura en el informe que le acerqué al árbitro”, indicó.
Claro que desde Alumni, el ex comisario Carlos Azzolini, encargado de la seguridad de la delegación villamariense, aseguró: “El médico de la Policía de Tucumán no puede opinar sobre este hecho porque a él le conviene que no haya pasado nada, sino, es una falla de la seguridad”.
Este caso también será tratado en el Consejo Federal, aunque habrá que esperar lo que reza el informe de Francisco Acosta, el polémico árbitro del encuentro, un verdadero “simulador” de la noche.
El santiagueño debía ser la máxima autoridad, pero sus errores fueron muy groseros que rayaron lo ridículo.
Más allá del penal polémico que le cobró a San Martín a los 9 minutos de juego (donde los jugadores de Alumni acusaron a Gustavo Balvorín de haber simulado), estuvo la “ceguera” manifiesta del juez y su primer asistente, Miguel Royano, en el segundo gol tucumano, en momentos que un láser molestaba al arquero Sebastián Hernández, justo cuando Víctor Beraldi se encargaba de ejecutar el tiro libre que derivó en la conquista del empate.
Dos diarios tucumanos publicaron ayer fotos que muestran al arquero con la cara iluminada por el láser; las imágenes por televisión exhibieron lo mismo y todos los periodistas, enclavados en cabinas de transmisión que se encontraban a casi cien metros de la jugada, hablaron del tema.
De ahí en más, resulta “curioso” que justo el árbitro y su asistente (ubicado de frente al arquero) no se percataron del láser que influyó en la jugada. Y más sugestiva es la forma en que resolvió Beraldi, rematando al arco desde un costado, como si todo estuviese trabajado en la semana.
Ahora bien, ¿quién simuló entonces? ¿Aimar, que recibió una bomba de estruendo a menos de un metro de su espalda? ¿Acaso no simularon muy bien Acosta, Royano y compañía? ¿Qué dirá el Tribunal de Disciplina cuando tenga en sus manos las imágenes del partido? ¿Se guiarán únicamente por el informe del polémico referí?
@ Calientes
En los vestuarios de Alumni, jugadores y cuerpo técnico no ocultaron el fastidio. El equipo venía jugando como nunca, ganaba en un reducto complicado y todo empezó a desvanecerse con las polémicas.
El “Zurdo” López fue apuntado por los tucumanos como el máximo responsable por no querer seguir el partido, aunque el técnico sólo hizo valer el reglamento y resolvió no hacer el cambio (algo que podría haber modificado el panorama).
“¿Quién dijo que yo no quería seguir? ¿Cabe alguna duda de quién estaba jugando mejor? ¿Cabe alguna duda del láser? ¿Cabe alguna duda del penal mal cobrado?”, preguntó el “Zurdo” ante los periodistas.
“Nosotros pusimos condiciones futbolísticas, pero el penal no existió y, encima, nos empataron de una manera burda”, añadió.
En ese contexto, el experimentado entrenador dijo estar “más preocupado que nunca”.
“Haber jugado mejor no me da tranquilidad, al contrario. Estoy más preocupado porque lo nuestro ya no pasa por el funcionamiento, pasa por otro lado. ¿Por qué no podemos ganar?, todos lo vieron”, aseveró.
En tanto, el delantero Víctor Rena dijo que lo del árbitro fue “lamentable”.
“Ya estoy cansado de hablar siempre de lo mismo, pero esto que pasó hoy ya supera todo; el penal que nos cobró fue cualquier cosa; no vieron el láser y, encima, en el segundo gol, hay un jugador que tomó del brazo a nuestro arquero. Nosotros jugamos mejores, pero acá alguien quiso que San Martín no perdiera”, indicó el atacante.
@ A Buenos Aires
En las últimas horas de ayer, los dirigentes de Alumni analizaban los pasos a seguir.
“Primero queremos recabar todos los elementos, después haremos un informe y viajaremos a Buenos Aires para presentarlo en el Consejo Federal”, informó Eduardo Rodríguez -h-.
Diarios de Tucumán y Villa María, como así también grabaciones radiales de lo que se dijo y el vídeo del encuentro, serán puestos en una carpeta que presentará Alumni en la sede de la AFA.
“Nosotros vamos a protestar los puntos”, subrayó “Tati” Rodríguez.
Mientras, en caso que el Tribunal de Disciplina dictamine que el partido deba seguir, habrá que ver la fecha elegida.
Es que San Martín debe viajar a Córdoba el próximo viernes, para enfrentar a Racing. Mientras, Alumni espera para recibir a Sportivo Belgrano el martes 7 de febrero, pero el sábado 11 será visitante de Talleres, el miércoles 15 recibirá a Crucero del Norte y el domingo 19 jugará en Salta, ante Central Norte. El calendario está completo. El caso es complicado.
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