En las primeras horas del pasado domingo, cuando la luz comenzaba a bañar la ciudad (alrededor de las 6), la céntrica esquina de San Martín y Buenos Aires de esta ciudad, fue escenario de un hecho de violencia que, más allá de lo preocupante, abre varios interrogantes.
Fueron testigos del mismo cuatro jóvenes mujeres, quienes, azoradas por lo ocurrido, recurrieron a EL DIARIO para hacer público el episodio al tiempo que se preguntaban: “¿Dónde está la seguridad en Villa María, cómo puede ser que en medio de la peatonal y casi en pleno día, sucedan cosas como éstas?”

Golpes e indiferencia

“Mientras esperábamos un remise que poco antes habíamos llamado, en la parada que está ubicada sobre Buenos Aires, nos tocó ver a una mujer de unos 40 años que venía desde la peatonal y era golpeada por su ex pareja y otra mujer -aparentemente la actual pareja del agresor- todos, aproximadamente, de la misma edad.
La víctima se detuvo a esperar un remise, con la cara completamente golpeada y cubriéndose con un pañuelo para limpiar la sangre.
En el café de la esquina había gente que miraba el episodio y otro hombre, el que aparentemente estaba con la mujer golpeada, pero que se retiró a observar lo que ocurría desde la plaza.
Nosotras no lo podíamos creer; estábamos paralizadas ante semejante escena, y a lo único que atinamos fue a ofrecerle nuestro remise, cuando llegara.
Para peor, dentro de nuestro grupo, una de las chicas había sido compañera de Claudia Rodríguez, la mujer asesinada a mazazos por su ex pareja hace unos meses. La pobre estaba desencajada; y nosotras nos debatíamos entre contenerla a ella o ayudar a la mujer golpeada y ensangrentada.
En ese momento vemos que viene un patrullero por la calle Buenos Aires, mientras el tipo seguía agrediendo a la mujer.
Ella, al ver a la patrulla, les pidió por favor que la ayudaran, que detuvieran a su ex pareja que la estaba golpeando y amenazando”, narraron las testigos.
“El patrullero pasó de largo, doblando en la esquina de la plaza y el policía que conducía, sin detener el móvil, le gritó a la mujer agredida, ‘andá a hacer la denuncia a la General Paz’.”
Continuaron el relato.
“La víctima se quedó parada en medio de la calle Buenos Aires, mientras su agresor le sacaba el candado a su moto, que estaba estacionada frente a la plaza. El hombre pasó a su lado, insultándola nuevamente y se fue al igual que el patrullero.
La mujer se quedó en la parada de remises a esperar que uno la llevara a su casa.
A los minutos se le acercaron tres policías que andaban caminando por el centro y llamaron a un patrullero.
Esta vez, en otro coche policial, llegaron una mujer policía y un hombre. Le preguntaron a la víctima qué le había sucedido. Ella les relató lo ocurrido y tras mantener una conversación en el lugar, la trasladaron para que hiciera la denuncia en la Comisaría de la calle General Paz.
¿Cómo es posible que el patrullero que pasó primero no hubiera intervenido, aunque fuera demorando al agresor hasta averiguar qué había pasado? Nosotras podíamos haber atestiguado allí mismo.
¿Por qué situaciones necesita pasar una mujer para que la Policía salga en su defensa?” concluyeron su relato las testigos.
Nada se puede agregar a esta crónica.
Las preguntas quedan flotando en el aire.
Las respuestas deben salir, cuánto antes de la Comisaría de General Paz y San Juan.