- ¿Cuáles son las primeras sensaciones que te vienen a la cabeza tras el veredicto?
- Bueno, estoy contento porque en todo momento me defendí de las agresiones de ellos. Lo que sí, quiero pedirle disculpas solamente a la hija. Hasta el día de hoy me digo que esto no hubiera pasado si ellos hubieran llamado a la Policía en vez de buscar hacer justicia por mano propia. Sinceramente le doy gracias a Dios y... nada, estoy nervioso... no sé, es justo lo que se hizo (la absolución).
- ¿Vos querías evitar enfrentarte con Fabre, su hermano y los amigos que lo acompañaban?
- Sí, en todo momento busqué esconderme, evitar los problemas y, bueno... de última me tuve que defender porque era yo o él. En todo momento traté de evitarlos. Desde las 6 de la mañana, cuando empezó el problema, esperaba que llegara la Policía... pero nunca llegó. Después fueron de nuevo y tampoco estaba la Policía. Y a las 12 me levanté para ir a comer un asado a la casa de mi padre, y ellos me corrieron, y bueno...
- ¿Negás haber entrado a robar a su casa?
- ¡Sí, sí!... que hagan una ambiental en el barrio y pregunten quién soy yo.
- En una entrevista que publicó EL DIARIO pocos días después del hecho, la esposa de Fabre relató que vos le había ido a pedir pan rayado, y que un rato después le solicitaste que te prestara 50 pesos. Según Varela, el marido te dijo que no te podía dar nada porque sólo tenía 200 pesos para “tirar” hasta fin de mes. La joven también dijo que ese sábado por la noche ellos salieron a bailar y cuando regresaron, a las 6 de la mañana, encontraron toda la habitación revuelta y faltaban justamente los 200 pesos. Desde el principio ellos te acusaron a vos de haberles robado...
- Lo único que yo le fui a pedir a él fue pan rayado, porque era conocido mío. ¡Nada más!
- Entonces, ¿no le pediste dinero prestado?
- Absolutamente... yo nunca le pedí dinero a él. Un amigo que vive a una cuadra de los departamentos me prestó 10 pesos, pero a él nunca lo llamaron de testigo. El asunto es que Fabre se confundió y a raíz de eso pasó lo que pasó. Y bueno... yo me tuve que defender en todo momento.
- ¿Qué vas a hacer ahora que estás libre?
- No sé... por lo pronto estoy esperando a que la Policía me saque de aquí, porque supuestamente ellos están esperando afuera para matarme. Recibí amenazas y mi vida ya no es la misma. Ahora voy a tener que dejar la ciudad, a mis familiares y a los seres queridos por una mala reacción que tuvo Fabre. Pensó que yo le había robado, pero fueron todas suposiciones de él. Y todo terminó en una cosa muy fea.
- Por último, Sebastián... ¿qué sentís por el hecho de haberle quitado la vida a un hombre, más allá de que la Justicia entendió que lo hiciste en el marco de una legítima defensa?
- Y... siento un dolor muy profundo. Saber que su hija ya no va a estar más con él es algo muy feo. Pero también pienso que yo podría haber estado en su lugar, y no hago otra cosa que llorar. Es lamentable lo que pasó, pero era yo o él... era yo o él. Me siento muy conmovido, estoy triste, mi vida no va a ser más la misma, pero tengo que tener fe, fuerzas, y salir adelante.
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