¡Hola, amigos! Acá estamos, de vuelta otra vez de nuevo, con la vigüela templada, cosa que como todos habrán advertido, no es difícil porque todo está más bien templadito en estos días de 50 grados a la sombra de los sauces y las moras, a orilla del río Tercero, como dice la zamba para Villa María que tanto nos identificó para estas fechas festivaleras. Y no ha cambiado la zamba, pero todo lo demás, sí. Por lo que me permito sugerir a los organizadores de la fiesta veraniega más importante de la Villa que de ahora en más, adopten como himno del Festival el tema “Cambia, todo cambia”, del autor chileno Julio Numhauser, con lo cual se matarían dos pájaros de un solo tiro (Dios quiera que uno de ellos no sea yo). Por un lado, se explicarían las llamativas metamorfosis que ha ido experimentando el Festival Nacional de Peñas y por el otro, justificaría que nos quisiéramos parecer más a Viña del Mar.
La cuestión es que acá estamos, de vuelta otra vez de nuevo, cargosos como gato con hambre, indigestos como sandía con vino y más indignados que gallego sin laburo. Y de paso, desorientado. Y es que aunque me contrataron, no sabía si tenía que venir o no, porque en verdad, nada está como era entonces. Y bancarse el cambio climático, vaya y pase. De última, ya todos saben que una golondrina no hace verano, pero bancarse que a uno le cambien la partitura todo el tiempo y que año tras año le vayan cambiando la identidad como a testigo falso, ¡dejémonos de embromar, che!
Yo no soy cantor letrao, pero soy cantor de protesta, así que, enciendo el ventilador y avanti con la bordona, nomás. Tilún, tilún:

“Cambia el clima
con los años
Cambia el pastor
su rebaño
Y así como todo cambia
Que cambie
el Festival de Peñas
no es extrañooooo”
Llegando a la ciudad, me topé con el Gringo Borsatto y ahí nomás me desayuno conque la gola local sólo va a estar en el Festival para dar el tradicional (¿hasta cuándo?) zapucay inicial. Después, tendrá que hacer mutis por el foro, meter violín en bolsa y a otra cosa mariposa. Y agradezca que está acreditado y podrá ver gratis el espectáculo, che.
Ya medio contrariado, porque eso no es algo que se le haga a un profesional que le puso el pecho a la cosa durante tanto tiempo, encaré para el lado del Anfi con la intención de pasar el mal trago con un choripán y un vinagrito en la peña oficial. Y me hizo recular el humo, vea. No el de lo choripanes, sino el de las bombas espantapalomas que tiraron dentro del coloso techado. Muy desagradable, créanme. Y palomas no sé si habrán espantado, pero a la poca gente que había en la peña oficial creo que sí. Aunque no faltó el malicioso que atribuyó la estampida humana más al precio del chori y el locro que al humo de las mentadas bombas.
Yo sugiero ¿no? ¿Por qué no hacen choripanes de soja? Así se abaratarían, porque se manufacturarían con materia prima autóctona, y de paso, tendría algo local o regional el Festival. Y esto no es chillar por chillar. Resulta que el escenario mayor de Villa María, es de Rosario. Y el Festival de Peñas, es de cuarteto y melódica. Sólo para disimular, ponen alguno que cante algo del repertorio folclórico.
Resumiendo: animadores de Córdoba (Sergio Zuliani y Geo Monteagudo, que aunque tenga apellido de prócer, le falta calle para figurar en el nomenclador), escenario de Rosario, organizadores de Buenos Aires, números de cualquier género, menos del folclore. Que quede claro, señoras y señores, por lo único que este humilde lenguaraz acepta tanta melanye artística es porque está completamente a favor de la diversidad de género, que si no...
Tilún, tilún:

“Cambia el rumbo
el caminante
Aunque esto le
cause daño
Y así como todo cambia
Que cambie
el Festival de Peñas
no es extrañoooo”

Pero volvamos al escenario, que ya no es más Hernán Figueroa Reyes sino el palco rosarino que ocupó Madonna (¡ah, la ídem!, leidis an yentleman). A nadie se le escapa, y muchos menos al dueño del escenario, que el alquiler lo paga la Municipalidad de Villa María. Y es lógico, desde un punto de vista de campaña, porque si al Lord Mayor le fracasaron dos intentos para llegar a la Gobernación de Córdoba, no sería raro que ahora le vaya a pelear a Binner la Gobernación de Santa Fe. ¿O tal vez va por la Intendencia de la Chicago argentina?
Pero no entremos en este tipo de disquisiciones politológicas que para eso ya están los opinólogos de los grandes medios, que resulta que ahora me vengo a enterar que no son medios sino que son un entero, egemónico y monopólico, que no sé bien qué quiere decir, pero suena fuerte y rimbombante.
Y hablando de mono, acá estaremos entonces, esperando a La Mona, que viene siendo, en este caso, si no el rey de la selva, al menos el rey de la noche. ¡Bien ahí!
El programa difundido oficialmente por los organizadores, dice que la grilla para esta noche se completa con Kapanga, Los Caligaris y Los Coholins, entre otros, números sorpresa si los hay, sobre todo el último. Porque de los Coholins, al menos, sabemos que son de Mendoza, pero los que son un verdadero misterio son los Entre Otros. Nada se sabe de ellos, excepto, quizá, que no actúan solos, sino entre otros. Habrá que esperar la primera noche peñera para ver (y escuchar) qué nos depara esta 45º edición del Festival Nacional de Peñas, que no es de peñas, por lo menos dentro del Anfi (¿se seguirá llamando Anfi?).
Tilún, tilún:

Cambia el pelaje
la fiera
(quiero aclararle a mi
suegra que esto no tiene
nada que ver con ella)
Cambia el cabello
el anciano
Y así como todo cambia
Que cambie
el Festival de Peñas
no es extrañooooo”
Por lo menos nos quedan las peñas de ajuera, che. Eso sí, que no se les escape la tortuga con los precios nacionales y populares, porque la gente no come vidrio, come locro, empanada y choripán, así que nada de andar aprovechándose.
Y para ir cerrando y apagando la luz, por hoy, un clamor de los colegas para sensibilizar a los organizadores: no maltraten a la prensa, muchachos, que son todos laburantes. Juéguense con un servicio de caterin, aunque no sea Catherine Fulop (grande Ova), algo para mandar al buche, que si no terminamos hablando de hambre.
Es decir, señores de la Santa María del Buen Ayre, no seremos más que pajarracos del interior, pero somos gente, y la gente, vuelvo a reiterar, no come vidrio. Come choripán, locro y esas cosas que le gustan a la gente. Ah, y vino (con soda ¿eh?).