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Bicupiro, una empresa señera de la industria nacional, viene de crisis en crisis. En la foto, una imagen del conflicto anterior |
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Bicupiro fue una empresa líder en equipos para higiene ambiental, orgullo de Oncativo, que producía maquinarias para casi todas las municipalidades del país y varios países del exterior. Llegó a tener hasta 140 trabajadores en su planta. Todo eso quedó en el pasado, dado que ayer, cuando los empleados se presentaron a cumplir con sus tareas, se encontraron con las puertas de la fábrica cerrada.
“Lo más inexplicable es que hay trabajo. Tenemos pedidos que no se terminan porque dicen que no tienen plata”, dijo Sebastián Bussano, delegado gremial de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) en Bicupiro.
La historia, que comenzó hace tres años con la venta del 51% de las acciones al empresario venezolano Salomón Yehia, está hoy en una instancia por demás complicada.
“Por un lado, está Carlos Lurgo, de Córdoba Machine, quien alquiló la fábrica con el compromiso de pagar los sueldos, pero nunca puso plata y nos debe los salarios de diciembre, enero, más aguinaldo y vacaciones. Por el otro, el interventor Alberto Durán, quien fue el que dispuso el cierre de la empresa”, indicó Bussano.
“El interventor, que llegó a la empresa a pedido del anterior dueño, Oscar Cuffia, que se quedó con los 25 millones que le pagó el venezolano y ahora reclama, quiere exigirle a Lurgo que cumpla el contrato o que cierre. Nosotros vamos a resistir porque de acá dependemos 40 familias”, explicó el delegado gremial.
La historia
Poco quedó del pasado pujante de la empresa Bicupiro. Hace tres años, con números supuestamente dibujados, fue vendida una parte mayoritaria al venezolano Yehia, quien pidió una auditoría y se enteró de que los números no eran los que le presentaron.
A raíz de eso, se va de Argentina y dos profesionales de Córdoba, Adolfo Ruggerson (contador) y Carlos Arias (abogado), conforman un fideicomiso para seguir produciendo en Bicupiro y designan como presidente a Héctor Vega.
“Esa etapa fue muy dura. Los del fideicomiso vendieron una propiedad importante que tenía la firma en Buenos Aires y con eso nos pagaron algo de los salarios que debían, pero más de la mitad de lo que sacaron por la venta se lo dejaron en concepto de honorarios. Encima, nos quieren cobrar ese dinero y nos reclaman dos equipos recolectores y repuestos. Deberían ir presos”, aseveró, indignado Bussano.
Pero continuando con el proceso de inestabilidad de la fábrica, llegó la instancia en que Vega decide alquilarla, en junio del año pasado, al empresario olivense radicado en Córdoba Carlos Lurgo, quien hasta hoy no cumplió con los compromisos asumidos.
Finalmente, el primer dueño, Oscar Cuffia, pidió la intervención y se designa al abogado de Pilar Alberto Durán, que es quien ayer ordenó cerrar las puertas de Bicupiro.
El desenlace
Hoy, 40 familias aguardan con expectativa la reunión que mantendrán con Lurgo, por el lado de la empresa, y con directivos de la UOM, encabezados por el secretario general Augusto Varas.
Allí se podrá abrir la llave para garantizar el futuro de los trabajadores y preservar la historia de la producción de Oncativo, de la que Bicupiro escribió una buena parte.
Mientras tanto, los trabajadores aseguran que están decididos a no bajar los brazos. Ayer protestaron frente a la empresa y en todo este trayecto se conformaron en Cooperativa de Trabajo. “Nos apoya el gremio y la comunidad de Oncativo, lo que quiero agradecer enormemente”, concluyó Bussano.
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