Coraje, concentración y una alta dosis de pasión por transitar sobre ruedas, es lo que se necesita para sumarse al grupo de practicantes de la extrema modalidad de longboarding conocida como "Downhill" (colina abajo).
En la particular disciplina deportiva , los participantes se desplazan (a bordo de sus tablas largas) sobre superficies asfaltadas que presentan pronunciados desniveles.
En Villa María, ni la falta de bajadas, rampas o declives profundos pudieron con las ganas de un grupo de jóvenes que desde hace más de ocho meses se dedican a mejorar sus técnicas en la especialidad reconocida internacionalmente.
Los villamarienses, Victoria Ranco, Paula Pietro, Rozes Salvador, Guillermo Sachetto, Nicolás Gazzoli, Franco Bosch, Walter Giménez y Ramiro Drisaldi, conformando el grupo "Vientos", habitualmente viajan a distintos lugares (rutas o caminos poco transitados ubicados en zonas montañosas) para poner a prueba sus destrezas sobre los longboards de su propiedad.
Uno de los lugares fuera de la ciudad que prefieren los chicos se encuentra en la bella zona serrana de Copina, camino a Mina Clavero.
Con ese marco natural imponente y utilizando elementos de protección corporal (cascos, rodilleras, coderas guantes y otros), se lanzan en velocidad por uno de los tramos de la cinta asfáltica que se erige en ese sector de la provincia.
"Hacemos una actividad física sobre una máquina más que sencilla. Obviamente que se va mejorando con la práctica y a eso apuntamos, es decir, acumular experiencia para poder viajar a encuentros en Brasil y Perú (dos lugares donde la actividad encuentra máximos niveles de desarrollo)", coincidieron en remarcar los referentes de la agrupación.
En el lugar serrano, no sólo los villamarienses asisten sino también personas de todo el país.
"Después de varias bajadas, nos juntamos todos a comer un asado o una picada al borde del río", dicen resaltando el nivel de camaradería que existe entre los cultores del "Downhill".
Por su parte, en territorio villamariense, el punto de encuentro de los jóvenes amantes del longboard (en todas sus modalidades), se encuentra en la prolongación de la costanera a la altura del desagüe.
Allí, junto a otros que prefieren andar en skate o rollers, los fanáticos de la tabla sobre ruedas encuentran un espacio propicio.
"El long es un estilo de vida. Todos pueden practicar esta disciplina y divertirse", aseguran los reporteados que, luego de destacar el “gran apoyo” que reciben de las firmas locales Shine, Skate Shop y 220, apuntan como negativo la actitud de algunos conductores que "les tiran encima" sus autos o motos.
"Nadie nos va a quitar el gusto por lo que hacemos. Es nuestra pasión", expresaron además los entrevistados.
“Muchos chicos y grandes están entendiendo el concepto del long y se puede ver en las calles a varios que los utilizan como medio de transporte. Podríamos decir que es un furor, eso nos alegra y nos motiva para continuar e invitar a otros”, concluyeron.