En la página 2 de nuestra edición del domingo 29 de enero, un lector dejaba constancia de la actuación de artistas callejeros en plena Peatonal las noches anteriores, en coincidencia con el inicio de la actividad de las peñas en la costanera. Espectáculos “a la gorra” que sirvieron para entretener a quienes ocupaban las mesas de las confiterías ubicadas en el nuevo paseo céntrico.
En la mañana de ayer regresó la música de la mano de los artistas locales que fueron seleccionados para participar en la edición número 45 del Festival de Festivales. Ese no fue el único dato positivo, ya que debe consignarse que después de regalar sus canciones, en la tradicional confitería La Madrileña los artistas fueron invitados a desayunar (ver más información al respecto en la página 16, del suplemento La Peña).
Toda la “movida” se daba a través de un programa ideado en la Universidad Popular (UP), para “ganar los espacios públicos con arte y cultura”. En el mismo marco, la Escuela Municipal de Ajedrez que funciona en la misma UP sacó los tableros de los placares y los instaló también en la Peatonal.
La excusa en este caso es que la Escuela cumple diez años desde su fundación. La actividad consistió en que sus integrantes se sentaran a un lado de la mesa e invitaran a los transeúntes a apurar una partida.
Mañana trasladarán la propuesta hasta el paseo peñero ubicado a orillas del Balneario, en las inmediaciones del Anfiteatro.
Tres actividades registradas en muy poco tiempo en la Peatonal, que hasta hace muy poco tiempo eran difíciles de imaginar. Son de esas propuestas innovadoras que acompañan el crecimiento y que no molestan, sino que más bien ayudan a que los vecinos sientan que su ciudad les ofrece novedades a la vuelta de la esquina.
Y, como es verdad aquella afirmación popular que dice que “el gusto está en la variedad”, también es cierto que el visitante encuentra en las calles, el río, los museos, las universidades, las peñas... motivos para el regreso. Ya lo dijo Hernán Figueroa Reyes cuando el Festival recién asomaba, hace casi medio siglo: “...deje las penas por ahí, y dentre a Villa María”.