Si algo llamó la atención en la inauguración de la edición 2012 del gran Festival de Peñas de Villa María, fue anoche la ausencia de los tradicionales fuegos artificiales que desde hace muchísimos años precedieron el anuncio oficial de Miguel Angel Borsatto.
No obstante, "El Gringo" cumplió con su histórico y característico rito de "¡Buenas noches, Villa María, peña y corazón abiertos!". Eran las 22.04.
Borsatto, impecable y prolijamente vestido, hizo gala de su experiencia arriba del "Hernán Figueroa Reyes" y exhortó a unir el rock con el cuartero, característica de la primera noche peñera.
Fue tan puntual el inicio de la luna inaugural, que a las 21 (vendría a ser la previa) en punto subió al escenario el grupo local Energía 220, que hizo la punta entre otros dos números locales.
Después, ocupó ese escenario "improvisado" y de poca visualización para el público, Nauseabundos de Alegría, que brindó dos temas propios de su esforzada trayectoria de 15 años.
Tras ello, y a apenas 20 minutos de haber comenzado la fiesta, Banda Latina largó con "Ya no te quiero" y ahí culminó la actuación de los dueños de casa, quejosos por tener tan poco espacio.
Vestido de oscuro, como es su estilo, el locutor local Alberto Luna presentó a los tres números, conocedor de la música que se interpreta puertas para adentro.
La llamativa Georgina Monteagudo, con un hermosísimo y sugestivo vestido largo, inició el trabajo de los presentadores de artistas de las noches de peña (con el correr de los minutos debutaría Sergio Zuliani), presentando a los extravagantes Caligaris, que largaron sin vueltas con sus más conocidos temas y empezaron a "calentar" a la platea.
Los cordobeses, con "Estanciera", "El secreto" y "Tres amores", entre otras interpretaciones, fueron aggiornando su número con variadas piruetas.

"¡Soy Jiménez!"

No había mucha gente a esa altura. Realmente no había. Pero sí se escuchaba un grito que no paraba de sonar. "¡Soy Jiménez...soy Jiménez", se oía desde la platea vip del Anfiteatro y venían de voces impacientes que esperaban por "La Mona", figura excluyente de la noche de apertura.
Gente de Mendoza, Río Cuarto, Río Tercero, Santa Fe y lógicamente de Villa María, entre otros lugares, hacían el "aguante" hasta la llegada del cuartetero más famoso.
A propósito, pudo saberse que en James Craik, a todo esto, fueron parados 25 colectivos repletos de fanáticos de "La Mona" y uno por uno empezaron a ser liberados para que llegaran a Villa María a la hora de la actuación.
Después de Los Caligaris, llegó el turno de Kapanga (23.07), los "Obreros del rock", como sus mismos integrantes se llaman. Un grupo de Quilmes admirador, precisamente de Carlitos Jiménez. Precisamente, largaron con un tema de "La Mona".
Los Caligaris, antes de despedirse, cantaron un tema con "El Mono" Martín Fabio, de Kapanga y otro con Carly Jiménez, hijo de "La Mona". Aquí, en la presentación de la banda, ya pisó por primera vez el escenario Sergio Zuliani, de la Cadena 3.
El Anfiteatro iba "pintando" mejor en cuanto a su población, si bien aún había muchos lugares vacíos.

Llegó él

Minutos antes de la medianoche arribó al Anfiteatro él, el mito, la figura cordobesa: "La Mona Jiménez". Brindó una conferencia de prensa de apenas unos minutos y como no pudo con su genio, le dijo a los periodistas "estoy c... de hambre".
Con traje plateado y camisa negra, Carlitos se largó a cantar y lo hizo con "Tengo celos", para alargar una noche que había empezado tímida. Muy tímida.
Al cierre de esta edición, su ritmo enloquecedor contagió al estadio y parecía que el Anfiteatro cobijaba a 15 mil personas, como en otros tiempos. Pero había muchas menos...