Tercera noche

Anoche se desarrolló la velada más extensa del 45° Festival Nacional de Peñas, al menos en la grilla de artistas.
Una seguidilla de valores populares, marcados esta vez por el pulso folclórico, a diferencia de las demás noches, comenzó antes de las 21 con los ganadores de los espacios peñeros que se han instalado a la vera del Ctalamochita. La Vuelta de Río Tercero, representando a la peña de Los Soñadores y A Cielo Abierto de Río Cuarto, de la Agrupación Folklórica Villa María.
Acto seguido, cuando el público recién se disponía a ingresar al Anfiteatro Municipal, arribó el grupo Los 4 del Recuerdo, la formación que homenajea a Los Cantores del Alba originales, con un repertorio vocal bien tradicionalista y atuendo de ocasión.
Alberto Luna, en su rol de presentador en las previas, dio el paso a Cuerda y Cuero; la joven y prometedora agrupación folclórica compuesta por docentes y bailarines profesionales recreó “El tímido”, “La cueca...” y un enganchado de zamba con chamamé.
Luego llegaría el turno del destacado quinteto vocal femenino “La Cantarola”, integrado por artistas de la UNVM, con un rescate de gemas del folclore como “Ella bailó la zamba” (tocaron tres, aunque originalmente iban a ser dos) y el dúo de Matías Trento en teclas y Javier Montenegro en guitarra.
Un prolongado “bache” se extendió hasta la aparición de Miguel Borsatto quien, a diferencia de la velada del sábado, no lanzó sutilezas, sino que floreó con su presentación a la ciudad y al Festival.
El ballet folclórico -con la voz en off de Carina Bonoris- se lució nuevamente en su última aparición dentro de este evento mayor, antes de que los conductores Sergio Zuliani y Geo Monteagudo salieran a escena, aunque con el “libreto cambiado”.
El animador de Cadena 3 publicó minutos antes “Salimos como trompada, cambiaron todo”, en la primera modificación de grillas de todo la edición, provocando el estiramiento de “speachs” de los animadores (de paso, le dieron más protagonismo a la Orquesta Estable).
Aunque estaba pautada la elección de la Reina Nacional de Peñas -postergada para horas después-, se decidió primerear con la actuación del chileno Américo, la nueva figura potenciada por Viña del Mar, con toda la parafernalia propia de los artistas melódicos y románticos, adoradores de los ritmos centroamericanos.
Mientras el incesante calor provocaba el abanicar generoso de gran parte de la platea, el cantante de pequeña estatura provocaba los primeros estallidos de placer. Un sinfín de canciones “chichoneras” y con un feeling probado con la audiencia, recreó temas como “Traicionera”, “Lástima por ti” (cantada con el celular de una fan en mano) y los hits “Me enamoré de ti”, “Te vas” (súper coreado) y “Que levante la mano”, que hicieron bailar hasta al más desprevenido.
Tras acomodar los instrumentos al filo del escenario, el riocuartense Sergio López incursionó en un cancionero de compromiso social con una estilizada versión de “Marcha de la bronca”, con cierre con grupo de malambo incluido. Luego dedicó una chacarera a la Madre Teresa de Calcuta, antes de alumbrar la inoxidable “Todo cambia”. Así, del pop latino más meloso a un folclore de protesta sin escalas -delicias del Festival- daba puntapié a la grilla más nativa.

Sole de medianoche

Y entró “La Sole” nomás. Fue cinco minutos antes de la medianoche y levantó las tribunas con su fuerza. Por algo la llaman “El huracán de Arequito”.
Como cambiaron la grilla y dejaron la elección de la Reina del Festival para mucho más tarde (más allá del cierre de esta edición), Soledad Pastorutti fue la soberana de la noche y su actuación se estiró por un buen rato, ratificando su vigencia.
No tardó mucho en revolear el poncho para brindar “A Don Ata”, acompañada por su hermana Natalia, como siempre.
Hizo un repertorio tradicional que lleva a todos lados desde los 15 años, como “Entre a mi pago sin golpear” , “Chacarera de un triste”, “Lucerito del alba”, “Puerto Tirol” y el infaltable “Tren del cielo” (también con La Nati), entre otras canciones.
De pronto, La Sole se puso romántica y dulce con algunas interpretaciones, cuando el Anfi lucía con mucha gente, tal vez la misma cantidad que la segunda noche.
Y a la tercera noche todavía le faltaba mucho, con por ejemplo Abel Pintos (lo acompañaba el villamariense Fabricio Rodríguez) y Los Nocheros, que iban al cierre.