“Si me preguntaban cuando era adolescente cuál era mi sueño, yo decía siempre que era viajar por el mundo y convertí ese sueño en un hecho concreto”, explica José Luis Hernández para empezar a conducirnos mediante su relato por los innumerables paisajes que visitó.
“Hace 15 años que estoy haciendo viajes al exterior, no sé cuántos he hecho, pero supongo que más de 40 viajes que, sumados, son más de cinco vueltas al planeta”, dice. El planeta en su circunferencia tiene 40 mil kilómetros.
“En cuanto a destinos, empecé con Perú, adonde hice cinco viajes, después hice turismo aventura y safaris por Sudáfrica, México, Amazonas, Colombia, Guatemala. También fui a Europa con distintos recorridos, el primero incluyó Inglaterra, Francia, Italia, España y el último fue Europa del Este, los Países Bajos, Holanda, Bélgica, Praga, Viena, Budapest. Hace tres años hice el primer viaje a la India y Nepal, adonde me voy mañana nuevamente, y en el que incluyo esta vez a los Emiratos Arabes; Qatar concretamente”, enumera José Luis para seguir compartiendo sus recorridos por el mundo.
“Lo que me llevó por primera vez a la India fue la curiosidad, que es el mismo motivo que me llevó a todos los lugares. En 2012 cumplo 50, el 27 de febrero, y quería ir allí para mis 50 años”, dice y agrega que la India le despierta mucha curiosidad “porque nada es más diferente a nuestro concepto de entender la vida y lo cotidiano. Rompe cabezas. Además de tener esas cuestiones miserables y de extremos, hay una enorme sabiduría, la filosofía se respira, por eso vienen de ahí grandes autores y filósofos”.
“El primer destino en el que hice turismo aventura fue Costa Rica, que tiene una fauna y una flora de una diversidad que no he visto en ningún otro lado, ni siquiera en el Amazonas, que tiene por ahí la fama de ser el lugar con mayor biodiversidad, pero es difícil verla porque está muy escondida”, indica.
José Luis relata que luego fue a Sudáfrica para “hacer safaris en el Parque Kruger, que es el primer parque nacional en el mundo, porque se hizo en 1898 la primera reserva, cuando todavía ni se hablaba de parques nacionales. También hice turismo aventura en el Amazonas, partiendo de Manaos, recorrí tribus, viví en un eco resort en el medio de la selva, aunque con comodidades, fui a las islas Galápagos, donde Darwin generó la Teoría de la Evolución de las Especies”.
“También el sur de México es un destino muy interesante para hacer turismo aventura, en Chiapas, donde está el subcomandante Marcos; Palenque, con sus ruinas mayas imperdibles y todo Yucatán. Guatemala es otro destino excelente para visitar, allí todavía la población aborigen maya está bastante pura y no se trata de un montaje para los turistas”, señala.

Lo que más me impactó

“Me gustan las culturas no tradicionales, me encantó la India, que es una cachetada a la realidad occidental. Nada es más diferente a la vida cotidiana de un occidental que visitar la India porque allí todo se maneja por la religión o, mejor dicho, la religión maneja la vida cotidiana. Entonces es difícil entender el devocionismo que tienen o el sistema de castas por el que están clasificados, que ya no es legal, pero sigue existiendo y entonces el que nace para limpiar, sus hijos seguirán limpiando y es una tradición que así sea”, cuenta.
“Adoran símbolos tan particulares porque allí se mezclan un montón de religiones; están los hinduistas, los budistas, los musulmanes, los hainistas, que no matan un mosquito porque no matan ninguna forma de vida, entonces no trabajan la tierra para no matar una lombriz. Son formas extremas de la religión y muy antiguas”, continúa, y agrega que “también están los parcis, una etnia de la India, que deja los cadáveres en las piedras para que los coman los cuervos y así no se rompa la cadena de vida. Los hinduistas van a Varanasi en su vejez, a terminar su vida, y cuando mueren los queman en piras funerarias a la orilla del Ganges y luego tiran los restos de esos cadáveres al agua, lo mismo ocurre en Pasupatinat, en Nepal, aunque ahí hay menos hinduistas y más budistas”.
“Visitar culturas tan diferentes a mí me seduce mucho. Egipto es una cultura muy diferente, Marruecos también, si bien es un poco más occidental, es muy interesante. Pero más que nada la India, porque allí el más pobre se siente orgulloso de serlo porque entiende que su próxima vida será mejor, ya que no va a tener que pasar por esa miseria. En nuestra cabeza eso no entra”, asegura.
“Otra cosa que ocurre en la India es la falta del concepto de privacidad. Allí todo es público en la vida cotidiana de la gente más humilde porque se desarrolla en la calle, orinan en baños públicos donde se ve lo que hacen, comen en la calle, con la mano, las conversaciones son públicas. En la calle está el artesano que arregla zapatos, el soldador, el cerrajero, el que vende botones, todo se desarrolla en la calle porque viven en lugares muy chicos entonces el trabajo lo hacen en la calle y eso hace que sea muy particular”, añade José Luis.
“En la India está el contraste permanente entre lo más miserable y lo más maravilloso, se ve desde gente con lepra todavía, hasta los palacios más soberbios construidos por un emperador hace más de mil años como los templos de Khajuraho, en el norte de la India, que están todos tallados con escenas sexuales, eróticas, en ofrenda a un dios”, recuerda.

Lo más emotivo

“Haber llegado a la India fue muy importante para mí, haber llegado a un lugar al que siempre soñé ir... pero la primera vez que fui a Europa y a Perú también me emocioné mucho. Algunos espectáculos que vi me emocionaron mucho, como el del Moulin Rouge, en París, otro en Marruecos, en tolderías de Berebere escenificado como si fuera en el desierto, donde se hacen destrezas con los caballos”, confiesa, pero aclara que varios lugares lo movilizaron al punto de arrancarle una lágrima: “Me movilizan los lugares que tienen historia, como Varanaci, que es la ciudad más antigua del mundo, con más de cinco mil años. Ver cómo se relacionan la vida y la muerte en extremos ahí es interesante. He vivido muchos momentos especiales y emotivos que se dieron cuando he podido ver cosas y llegar a lugares... siempre me movilizo con aquello que soñé y en un momento lo tengo ahí para tocarlo”.
“En Granada, Andalucía, un momento emotivo fue cuando nos encontramos con un coro de gente mayor que salía de un lugar, cantando, y cuando les dijimos que éramos argentinos nos cantaron un tango en la calle y nos emocionamos por el momento mágico que se generó”, completa.

Lo que más me gustó

“Yo creo que lo bello es un concepto, porque belleza es más lo que se siente que lo que se ve. Un lugar impagable para mí es Machu Picchu, al que fui cinco veces y las cinco me sorprendió ver ese paisaje. También me gustó mucho Egipto, París... me encanta caminar por Roma, me gustó mucho Londres, que es una ciudad hermosa, y me encantó Andalucía, en España. También me gustó mucho el sur de México con sus ruinas mayas, Brasil y sus playas, no puedo decir un lugar, son emociones, cada lugar tiene sus emociones por lo que vi y por lo que sentí”, explica.
“Marruecos fue un país que me gustó mucho, aún conserva mucho sus tradiciones, todavía están los Berebere que es una etnia que viene del desierto. Me encantó Turquía por sus paisajes, cultura y tradiciones. En Egipto es impresionante ver en el Museo de El Cairo todo lo de Tutankamón bien conservado y bien expuesto, momias de distintos faraones, gatos momificados, porque ellos le daban un carácter sagrado a los felinos”, agrega.
“Cuba en su momento me gustó, ahora no tanto. La primera vez que fui lo disfruté, la segunda vez no tanto porque me parece muy caro para lo que tiene para dar, el turista tiene una moneda que no es la que usan los cubanos ni el dólar, sino el cuc, que tiene relación con el euro”, cuenta y aclara: “No me gustó la tensión social que se está cocinando entre los jóvenes porque no están conformes con el modelo. Está bien la educación, la salud gratuita, pero creo que es una bomba de tiempo. No digo que no me gustó, sino que no tengo ganas de volver ahora”.

Lo que no me gustó

“Yo en mi vida he decidido ser ingenuamente optimista, sé que esa es la respuesta. Cuando veo la pobreza de un lugar la tengo aceptada, no es que no me moleste lo que vi en Varanaci, los enfermos que piden limosna siempre estuvieron allí, pero no me siento responsable por eso y tampoco puedo hacer mucho para cambiarlo. Sólo puedo mirarlo y compartir con el resto de la gente al comentarle que eso está pasando, pero no me afecta especialmente. Me moviliza ver a los niños en situaciones extremas en la calle, pero yo sabía lo que iba a ver en ese país y estaba preparado para verlo, si voy a sufrirlo, no voy”, considera.

Lo más gracioso

“Tengo mala memoria y mi humor es siempre ácido, no tengo muchas anécdotas graciosas, pero me acuerdo que en Sudáfrica, una mujer del grupo dejó el equipo de mate apoyado en una mesa, vino un mono, se robó la bombilla y se la llevó a un río infectado de cocodrilos. Menos mal que la dejó en la orilla y tuvimos que esperar a que no hubiera cocodrilos para recuperarla”.
“Estábamos en Londres con otro pasajero y decidimos ir a visitar el Museo de Cera de Madame Tussauds. No tuvimos mejor idea que ir en subte. Luego del primer tramo había que tomar otro ramal para llegar, nadie nos entendía correctamente o nos daban dudosas indicaciones sobre cuál era la línea correcta que nos llevaría al Museo. Después de un rato dudando, me subí a un banco y a viva voz grité en español pidiendo ayuda sobre cuál ramal tomar para ir al museo. No demoró en acercarse una joven boliviana muy amable, que en correcto español nos indicó y nos acompañó a cumplir nuestro objetivo. Un ejemplo claro de solidaridad latinoamericana.”

Lo que extrañé

“Yo soy paladar universal, como lo que hay, o sea que no extraño la comida. Extraño a mis hijas. Yo disfruto de la experiencia de viajar hasta que termine el viaje y ya deseo volver, volver es una parte que también disfruto. Lo lindo de volver es retomar tu habitualidad, tus afectos, traer los regalitos y entregarlos, la casa, la cama... Lo que pasa es que después de 20 días, por ahí se te anestesian los sentidos, ya no te entra información y dejás de sorprenderte”, confiesa José Luis y agrega: “A mí me encanta irme de viaje tanto como volver, porque el mejor lugar del mundo es Villa María”.
“Si tuviera que elegir un lugar adonde volver sería a varios; volvería a Europa, a Costa Rica, a España, a Marruecos, a muchos más”, concluye.

“Por el mundo me encontré con muchos argentinos, no sé por dónde brotan argentinos, pero por donde estés viajando hay argentino; y con gente de Villa María me encontré en España, Brasil, Cuba, Costa Rica, todos viajeros, no gente que vive ahí.”

“En la India adoran en la calle a un falo al que le ponen un polvo rojo, no tiene la forma de un pene, pero representa la energía masculina.”

“He comido bichos cuando visité una tribu en Sudáfrica; me dieron como snack unos insectos disecados crocantes y salados. También comí chapulines, que son los grillos, en México.”

“En la India me invitaron a tres casamientos por estar en el hotel. Me presentaron a los novios, fui a la fiesta y me comí todo, eran casamientos con elefantes, con fanfarria, el novio arriba de un caballo, con orquestas y carpas enormes.”

Fotografías: 1) Montando una tortuga gigante en las islas Galápagos
2) José Luis en Nepal, junto a un iluminado cuyo cuerpo está cubierto de cenizas de muertos