Partiendo de la premisa de que “es necesario tomar como propio el desafío que refiere a la posibilidad de pensar y hacer una matemática posible para todos”, el Instituto Secundario Bernardino Rivadavia logró importantes resultados con un proyecto que comenzó con primer año en el ciclo lectivo 2011 y continuará con la misma promoción, a partir de marzo próximo.
El proyecto “Repensando la enseñanza de la matemática” que “no supone la demagogia de pensar en menos contenidos para aquellos alumnos que presentan más dificultades sino impulsarlos y explotar sus potencialidades para que mejoren su desempeño y que alcancen mejores resultados”, tuvo una promisoria etapa.
Según pudo conocer este medio, merced a la aplicación de las nuevas estrategias metodológicas, la cantidad de alumnos que tuvieron que rendir la disciplina se redujo de manera importante.
Comparando los turnos de coloquio concretados desde hace tres años, la tasa de estudiantes que accedieron a esta instancia evaluativa fue en 2009 (68 alumnos), 2010 (65 alumnos) y 2011 (38 alumnos).
En tanto, para rendir en marzo, durante 2009 se contó con 26 educandos, en 2010 el número ascendió a 35 y en 2011 la cifra de jóvenes que se llevaron la materia descendió a 19.
Haciendo pie en contenidos teóricos que entienden que “estudiar matemática es efectivamente hacerla, en el sentido propio del término, construirla, fabricarla, producirla, ya sea en la historia del pensamiento humano o en el aprendizaje”, el equipo de docentes orientado por la reconocida investigadora Claudia Comparatore, se adentró en una forma distinta de enseñar una de las materias que resultan más complejas a los estudientes de Nivel Medio.
“No se trata de hacer que los alumnos reinventen la matemática que ya existe sino de comprometerlos en un proceso de producción matemática donde la actividad que ellos desarrollen tenga el mismo sentido que el de los matemáticos que forjaron los conceptos matemáticos nuevos”, argumentan los consultados por EL DIARIO parafraseando a la especialista internacional en la temática, B. Charlot.
“Desde esta perspectiva, nos propusimos el desafío de pensar en estrategias para que los alumnos adquieran esta forma diferente de vincularse con la matemática.
Es fundamental resaltar que más allá de los contenidos propuestos, pensamos en que los alumnos hagan matemática involucrándose en su producción y justificación. Los ejes temáticos y sus temas son el motivo para introducirlos en este camino”, subrayaron los consultados por este medio.

En acción

Cabe consignar que como plan de acción, luego de un período de diagnóstico, los grupos de clases se dividieron en subgrupos.
Para la conformación de los grupos se tuvieron en cuenta “parámetros diagnósticos que permitieran percibir y advertir la actitud y las posibilidades de los distintos alumnos”. Los indicadores a los que se hizo referencia fueron: “Cumplimiento de tenencia del material de trabajo” (carpeta, cuadernillo, fotocopias, etcétera), “Estrategias autónomas” (conocer si el alumno toma la iniciativa frente al trabajo de manera independiente), “Predisposición para concretar las actividades propuestas”, “Actitud frente al error y la equivocación”, “Posibilidad de escucha ante los debates que surgen en la realidad áulica”, “Posibilidad de argumentar sobre sus propios razonamientos”, “Cumplimiento de la tarea” (considerar la actitud manifiesta del alumno ante los enunciados y las tareas, evaluar sus intentos, explicaciones y justificaciones de sus logros o dificultades) y Registro en la carpeta, de las actividades y conclusiones trabajadas en la clase (esto permite construir la carpeta como material de estudio ya que para estudiar no alcanza con hacer de nuevo los problemas, sino pensar qué estrategias son comunes a diferentes problemas. Estudiar matemática no es repetir problemas sino entenderlos, es decir, cuándo sirve un razonamiento similar para aplicarlo a un enunciado diferente, cuándo pueden usarse las mismas estrategias o herramientas ante una misma o distinta consigna).
Además de generar este cambio en la estructuración de los grupos, el proyecto apuntó a la reflexión sobre la práctica docente, permitiendo revisar las modalidades de enseñanza.
Otro de los desafíos que motivó la iniciativa fueron los modos de evaluación, ya que “al romper con la gramática escolar” debieron pensar en otros formatos pedagógicos que permitieran evaluar el proceso de los alumnos.
“El punto de partida para revertir la metodología de evaluación con la que trabajaban inicialmente los profesores fue indagar sobre las diferencias a promover, sobre aquellos objetivos que se pretendían evaluar en cada grupo, sobre cómo cooperar y ayudar a cada grupo a enfrentar mejor las evaluaciones y fundamentalmente cómo dar cuenta de los procesos más allá de la prueba escrita”, señalaron las fuentes consultadas.
En cuanto al aspecto evaluativo, se enfatizó que “con la intención de comunicar a la comunidad de padres y dar cuenta de los cambios que se iban generando en las distintas realidades áulicas y en la singularidad del proceso de aprendizaje de los alumnos, los docentes redactaron una frase para los informes del cierre de cada trimestre, reflejando el desempeño de los alumnos y efectuando sugerencias para mejorar los resultados”.
“El camino que se comenzó a recorrer necesita de una evaluación y revisión constante y conjunta para delinear aquellas mejoras que podremos ir implementado paulatinamente con la intención de consolidar dicho proyecto y siempre apostando a la innovación que permita reflexionar sobre las prácticas de enseñanza y mejorar la calidad de los aprendizajes”, manifestaron para concluir los impulsores del proyecto que este año sumará una nueva cohorte de alumnos a la experiencia educativa.