Escribe: Juan Manuel Gorno

Los milagros pueden ser posibles para Alumni. Todo puede llegar si se juega como jugó anoche, con la fuerza del corazón y el control de la inteligencia, superando al rival con convencimiento, sin miedos en Plaza Ocampo.
Así lo reconocieron sus hinchas, que volcaron emoción hasta las lágrimas después del triunfazo que alcanzó el equipo en el clásico, 2-1 ante Sportivo Belgrano de San Francisco. Un resultado que impulsa al “Fortinero” desde el fondo para emerger de una vez por todas de las cenizas y tocarle la espalda a Unión de Sunchales, su oponente inmediato en la lucha por no descender, que ahora quedó apenas con dos puntos por encima y con dos partidos más computados.
El “Zurdo” López, DT de esta criatura villamariense que antes lloraba y ahora sonríe, habló de coraje. Y quizás la palabra le caiga justo a la formación local, que afrontó el clásico como debe ser, una final, y lo ganó con total autoridad, de modo tal que una mayor cifra en el tanteador hubiese sido más justo.
Desde ese coraje, entonces, el equipo superó del principio a Sportivo, dentro de un partido que pintó para dar batalla en la mitad de la cancha y aportar efectividad cuando hacía falta.
La efectividad no apareció en toda su dimensión, pero tuvo relevancia en el arranque del partido, cuando Alumni ganó un penal a favor después que Víctor Rena enganchó ante su marcador y sacó un remate, provocando la mano en el área de Sebastián Malandra. Ante la queja de los jugadores de Sportivo, el propio Rena, a los 5 minutos, se encargó de ajusticiar al arquero Rodrigo Barucco, quien atajó en primera instancia, pero dio rebote y le permitió redimirse al delantero.
Con esa ventaja en el marcador, Alumni ganó en confianza y entendió que debía darle ruedo a sus mejores individualidades para mantener a Sportivo con los dolores de cabeza.
El buen trabajo de Rena, actuando de espaldas al arco, las ganas de prenderse en todos los toques de Matías Bollatti y la potencia de Marcos Godoy fueron suficientes para llevar el protagonismo hacia el área visitante.
Sportivo se vio desbordado y pensó que lo de Alumni era sólo un lapso. Se equivocó.
Juan Pablo Francia, el cerebro del equipo conducido por Daniel Primo, se mostró intermitente y los volantes por afuera deambulaban entre el trabajo que debían ejercer sobre los habilidosos Juan Aimar y Ezequiel Lázaro, y la tarea de llegar por sorpresa, lejos de los marcadores de punta fortineros.
A pesar de un yerro que casi le otorga el empate a Chanquía (sacó un tiro desviado), tuvo chances Alumni de embocar el segundo, pero encontró su premio recién a los 28’, cuando Marcos Godoy recibió un pase en el área, la aguantó de espaldas a Sbuttoni, pensó y encaró como un gladiador por la derecha. La jugada terminó con el remate bajo del delantero y la pelota desviándose en el arquero para depositarse debajo de los tres palos, cuando arremetían Aimar -para empujarla- y García -para sacarla-. Fue el tercer gol personal de Godoy en dos partidos con la casaca fortinera, un dato por demás alentador para un jugador que, cuando fue remplazado (en el segundo tiempo) recibió una ovación sorprendente, ya que recién jugaba su primer partido en la “Placita” para los locales.
Todo se debía a la gran noche de Alumni, que mostraba sus dientes para recuperar la pelota y se movía con criterio en la zona de volantes.
Parecía entonces que la primera etapa podía terminar en goleada, ya que Rodrigo Barucco debió salvar en un par de oportunidades, ante disparos de Lencinas, Rosales, Godoy y Rena.
Daniel Primo, DT de Sportivo, no le encontraba solución al dilema y mandó a la cancha a Ezequiel Barrionuevo para darle un mejor destino a la pelota. Sin embargo, Sportivo pudo descontar por otra vía, cuando un cabezazo de Juan Manuel Aróstegui tuvo una gran respuesta de Hernández y, en el rebote, el goleador encontró venganza después de un centro corto que encontró distraídos a Nahuel Caler y Maximiliano Rosales.
La racha positiva de Aróstegui (notable figura del “Verde”) le daba vida a Sportivo.
De todas maneras, Alumni salió decidido a no dar más ventajas en el complemento.
Apenas un tiro libre de Francia que Aróstegui embocó al gol, pero en posición adelantada, fue lo más peligroso de Sportivo en esa etapa final.
En lo demás, el equipo del “Zurdo” fue seguro y ni siquiera se desequilibró cuando salieron por lesión Rena y Bolatti (ambos lesionados). Por el contrario, el ingreso de Federico Silvestre fue vital para apretar en el medio, donde Sergio Zanabria se convertía en patrón para cubrir los espacios defensivos.
Un tiro de Godoy por encima del travesaño y un supuesto penal a Gómez llevaron riesgo hacia Barucco, quien luego sufrió cuando entró en escena Diego Manicero, siempre dispuesto a encarar con autoridad en el mano a mano, aprovechando su habilidad y velocidad en el pique corto.
De una jugada del propio Manicero se lo perdió luego Lázaro, por izquierda (la pelota dio en el pie de Barucco y salió al córner). Y al final, el arquero visitante se transformó en el mejor del visitante, tapando un remate de Aimar.
Tamañas jugadas de riesgos daban cuenta de la superioridad de Alumni. Entonces la gente se contagió como hacía tiempo no se contagiaba en las tribunas. Revoleaban los trapos, poco importaba el calor asfixiante de la noche, se aplastaban fantasmas... Todo por un nuevo triunfo del equipo villamariense, que parece haber encontrado el 2012 con un horizonte diferente.

La figura

Casi todo Alumni tuvo un gran nivel, ya que Rena, Godoy y Bolatti fueron las figuras del primer tiempo, pero Aimar, Zanabria y Silvestre estuvieron muy bien en el complemento. También hubo un buen partido de Lázaro, en su debut.

El árbitro

Juan Bruno terminó bien el partido, aunque recibió quejas de Sportivo en el penal del inicio. No obstante, hubo otro penal, en contra de Gómez, que bien pudo haber cobrado. Y le perdonó la vida a Aróstegui y a Sbuttoni, quienes debieron recibir la segunda amarilla. Alternó buenas y malas.