Se acrecienta la incertidumbre de los cuarenta trabajadores de la empresa Bicupiro de Oncativo y de sus familiares, ya que ningún representante de la firma dio la cara en la audiencia convocada ayer por la Secretaría de Trabajo.
El “interventor” designado por los propietarios, Alberto Durán, no acudió y por lo tanto se labró el acta dejando constancia de esa falta (faltazo), para convocar a una nueva reunión “de urgencia” para el lunes próximo.
En representación de los operarios acudieron el dirigente de la Unión Obrera Metalúrgica, Augusto Varas, y el delegado del gremio en la fábrica Rubén Liendo.
Cartas documento
Mientras eso ocurría en Córdoba capital, por asesoramiento de los abogados de la UOM, los cuarenta trabajadores despacharon en Oncativo cartas documento para que se les aclare cuál es la situación laboral en la que se encuentran.
Los dueños le habrían encomendado a Durán la tarea de realizar un inventario y aparentemente lo está haciendo a puertas cerradas, impidiendo así el ingreso de los trabajadores, que había sido autorizado por la Justicia.
El también delegado Sebastián Busano le anticipó ayer a EL DIARIO que “en el día de mañana (por hoy) iremos a ver a la jueza de Río Segundo, para solicitarle su intervención, ya que no nos están permitiendo ingresar para salvaguardar los bienes y los puestos de trabajo”.
En efecto, la magistrada actuante parece tener muy en claro el texto de la nueva Ley de Quiebras, que establece la prioridad de los trabajadores por sobre cualquier otro acreedor, si es que están dispuestos a asumir el control y la gestión de la firma.
Lo increíble
Lo que parece increíble es que Bicupiro haya cerrado las puertas a la producción, cuando se hallaba a la espera de los avales de una carta de crédito de Ecuador, donde había colocado seis equipos de compactadores.
La empresa también había acordado la provisión a Cliba, encargada de la recolección domiciliaria en la capital de nuestra provincia.
Y, según se pudo saber, había recibido vía email, pedidos de reparación de aparatos desde Chile.
Es decir, cuando el trabajo no faltaba en una empresa reconocida en el ámbito provincial, como en el nacional y el latinoamericano, aparece la decisión intempestiva de cerrar las puertas a la producción y abrir paso a la incertidumbre de cuarenta familias.
Ayer no fueron a dar las explicaciones necesarias en la sede de la cartera laboral, pero tarde o temprano tendrán que hacerlo. Por sensibilidad social o por imperio de la justicia social.
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