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El recorte pertenece a la revista EL GRAFICO, de abril de 1958, posterior a la disputa del Campeonato Argentino en Córdoba, en la foto aparece Schmidt (izquierda) junto a Salas, que fue el campeón |
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Escribe
Héctor Cavagliato
La noticia escueta que reflejaba el obituario del pasado fin de semana transmitía un doble mensaje: la pérdida irreparable a la que se refieren las informaciones fúnebres y en el caso particular de la partida de un grande que reflotaba los recuerdos de una época de oro del ciclismo villamariense, provincial y nacional.
Es que ver en la lista de los que parten hacia la eternidad el nombre de Andrés Schmidt conmovió al revivir su interminable racha de triunfos y de actuaciones superlativas que se coronaron con el título de subcampeón argentino a fines de la década del ‘50, así como haber sido 5to. en la edición corrida en Santa Rosa de La Pampa.
s El dueño de
los titulares
Por aquella época que fue de los ‘50 a los ‘60, las crónicas deportivas de los lunes eran frecuentemente ilustradas con su nombre y su foto.
Se codeaba con figuras como Ricardo Senn, Pedro "El Cóndor" Contreras, Juan Simionatto, Duilio Biganzoli y el múltiple campeón cordobés Pedro Salas, del cual fue segundo a 3 minutos en aquella histórica carrera por el campeonato argentino en las serranías cordobesas (donde era un especialista) con final multitudinario en el Parque Sarmiento.
Fue parte de la época de oro.
Eran épocas en que calificadas figuras villamarienses compartían las hazañas "El Alemán", como cariñosamente se lo apodaba por su apellido. Otros contemporáneos, algunos mayores antecesores y otros que se agregaron en el tiempo fueron Francisco Arredondo, Francisco Abellonio y sus hijos, los hermanos Juan Carlos y Rody Guerrero -sólo por nombrar a algunos- quienes junto a Schmidt jalonaron la historia del ciclismo local, provincial y nacional.
Había nacido en la pequeña población de Media Luna, al norte de la capital provincial, el 23 de abril de 1934, pero desde muy joven fue un hijo adoptivo de esta ciudad que orgullosamente lo contuvo.
Fue un excelente deportista, pero por sobre todo un tipo querido, admirado y respetado, que siempre conservó su humildad por más encumbrado que estuvo en la elite del deporte.
Aquí formó una familia, tuvo dos hijos y a los 77 años escuchó el tañido de la simbólica campana que anuncia la última vuelta de una carrera en circuito, en este caso el circuito de la vida, a la vez que la bandera a cuadros, lejos de sentenciar el final, le abría las puertas de la eternidad para irse a pedalear al infinito a ocupar el lugar más alto del podio al que sólo llegan los elegidos.
Nota de la Redacción: otro dato para destacar es que en diciembre de 2008, la Asociación Villamariense de Ciclismo lo reconoció a Andrés “El Alemán” Schmidt, por su trayectoria deportiva en su tradicional fiesta anual de la entidad.
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