A pesar del poco tiempo que lleva funcionando (su acta de nacimiento data de 2010) y del reducido plantel que por ahora lo compone (su plantilla no llega a la decena), el Centro de Pensadores Argentinos ya ha mandado a imprenta sus dos primeros libros. Por si esto fuera poco, su agenda para el año 2012 se anuncia tan cargada de proyectos como una lluvia de verano, lo que tanto en materia académica como meteorológica no deja de ser un dato auspicioso.
Pero repasemos las novedades más importantes.
Al ya citado libro sobre Marechal y Castellani escrito por el doctor Alfredo Fraschini y por Juan Pablo Abraham respectivamente, se suma el del doctor Daniel Lasa sobre la filosofía de Perón, ambos de inminente aparición. También hay dos trabajos sobre Leopoldo Lugones que piden pista y cuyo copyright pertenece al ya mencionado Fraschini junto al doctor Daniel Teobaldi. A éstos hay que sumar una monografía sobre el poeta cordobés Arturo Capdevila (por la doctora Fabiana Lissandrello) y un proyecto para escribir durante el año (sugerencia de Fraschini) sobre tres novelistas emblemáticos: Eduardo Mallea, Ricardo Güiraldes y Ernesto Sábato.

Castellani y la integridad entre pensar y hacer

En el pequeño gabinete del Campus y rodeado de fabulosas ediciones antiguas, Juan Pablo Abraham da los últimos retoques a su tesis sobre el cura jesuita cuya vida, confiesa, admira tanto como su obra.
¿Por qué Castellani, Juan Pablo?
-Porque para mí es “el pensador” por definición, con una coherencia absoluta entre lo que dice y lo que hace. Y lo sacrifica absolutamente todo en pos de su obra literaria y humana. Si está criticando el poder, no transa con el poder. Si está criticando el dinero, no tiene bienes. Y esa coherencia suya fue ejemplar. Baste recordar el famoso encuentro con Videla, al que él estuvo invitado con Borges, Sábato. Y Castellani fue el primero en romper el silencio y pedir por Haroldo Conti. A eso lo contó el mismo Sábato.
Además de ser un hombre íntegro, fue un sacerdote muy polémico…
- A tal punto que le quitaron la posibilidad de dar misa. Tuvo muchos problemas con las cartas que envió a la Compañía de Jesús denunciando problemas en la educación y en el seno de la Iglesia. Era una persona de temperamento complicado.
¿Cómo definirías sus escritos?
-Castellani siempre tiene como fin concienciar. El nunca deja de ser sacerdote aun en sus obras de ficción. Siempre criticó la falta de sentido religioso de la nueva sociedad y la crisis de la Iglesia apegada a los poderes mundanos. Y en base a su pensamiento metafísico construyó su obra literaria.
¿Por qué creés que Castellani ha sido olvidado en Argentina?
-Porque hay perspectivas negativas sobre su obra que impiden la objetividad a la hora de leerlo. Muchos lo tildan de nacionalista, otros de pensador religioso. Pero su pensamiento trasciende todos estos rótulos. Alguien como él, que ha estudiado tanto y ha hecho lo que hizo por la cultura argentina, merece que se lo examine desde una totalidad y no desde un prejuicio.

La metafísica y la educación

¿Cómo describirías tu escrito acerca de su obra?
-Intenté sistematizar la obra de Castellani en dos partes: su noción metafísica por un lado y su visión de la educación por el otro. Mi texto va a ser más bien explicativo y de difusión, pensado para acercar su pensamiento a todo el mundo.
¿Te costó mucho conseguir sus libros?
-Muchísimo, porque la obra de Castellani, hoy por hoy, está agotada. Busqué por las librerías de usados de Buenos Aires y también por Internet y algunos libros conseguí. A otros los consulté en la biblioteca.
¿Puede decirse que haya un resurgimiento de su obra en los últimos tiempos?
-Por suerte sí. Lo he percibido en varias provincias donde hemos ido con la Universidad a dar charlas. Espero humildemente que el libro que sacaremos con Alfredo aporte su granito de arena y se conozca mejor la obra de un pensador esencial.
Y Juan Pablo sonríe. Tal vez imaginándose que esos mismos títulos que ahora exhibe orgulloso, con sus páginas amarillentas y polícromas carátulas gastadas por el sol, muy pronto olerán a papel nuevo, a pensador actualizado, a escritor exhumado de un injusto olvido.

Iván Wielikosielek
-Especial UNVM-