Es y fue una mujer, en toda su dimensión. Pero nació encarcelada en un cuerpo de hombre. De chiquita, sus familiares hicieron consultas médicas porque era evidente su condición femenina, la que apareció antes que formara su identidad sexual.
Atravesó años difíciles, especialmente en la adolescencia hasta que, ya mayor, decidió someterse a una cirugía que le quitara la genitalidad masculina con la que no se sentía identificada.
“Fue en el año 2005, cuando tenía 36 años”, recordó.
En Chile, el doctor Guillermo Mc Millan Soto, especialista en ese tipo de operaciones, le practicó una vaginoplastía, es decir, convirtió sus órganos genitales masculinos en femeninos. “No te puedo decir la felicidad con la que vivo desde ese momento”, dice la mujer, que prefirió no hacer público su nombre, especialmente para resguardar su entorno familiar y profesional.
Pero la pelea por la identidad, no quedó sólo en la cuestión médica que la liberó de ese cuerpo en el que no se sentía identificada. La esperaba otra pelea, más difícil, larga e incierta. Era la pelea judicial para que su DNI reflejara la identidad real con la que vive y se desarrolla en la comunidad.
Finalmente lo logró. Después de siete años de espera, exámenes y pruebas, pudo conseguir que el juez Fernando Flores, de los Tribunales villamarienses, sentenciara a su favor y ordenara al Registro Civil que le cambie la documentación por su nombre de mujer.
“Tengo tanto que agradecer. Primero, porque no me encontré con gente que discriminara, salvo algunos reparos que pusieron por falta de conocimiento. Y después, por el compromiso de mis abogados Edgardo Fabián Olaviaga y Mauricio Boano -cuando empezó la causa era estudiante y hoy es profesional del Derecho- que hicieron todo lo que estuvo a su alcance y más, para llegar a este feliz término”, dijo.
Actualmente, están enviando las notificaciones para que el Registro de las Personas modifique la partida de nacimiento y la documentación personal. “Cuando tenga mi DNI con mi verdadera identidad, voy a celebrar como si hubiera nacido de nuevo”, indicó.

@ La historia

Ella tiene 42 años. Su pelo cuidado y una profesión que ejerce con amor. Está en pareja desde antes de su operación, con alguien que la quiso y la quiere “como persona”, sabiendo su verdadera identidad y su deseo de cambiar de sexo.
Relató que “cuando tenía ocho años, una tía me llevó a un médico en Rosario para ver porqué parecía una nena y no un nene”, recordó.
Pasaron los años y la adolescencia trajo una de las etapas más duras. “El secundario fue una tortura. Por ejemplo, siempre tuve que rendir Educación Física porque la gimnasia de los varones no era para mí”, recordó.
Pero como no le gusta enredarse en dolores pasados, prefirió hablar con optimismo de su lucha y de sus logros.
“Era muy jovencita y veía casos como el de una diva española, Ana Lupez o una abogada de Buenos Aires, Mariana Casas”, dijo.
Así fue que, averiguando llegó al médico chileno. “La operación no es de un día para otro, porque tenés que hacerte exámenes psicológicos que den cuenta de que tu pensamiento y tu forma de conducirte es femenina. Pero cuando el doctor Mc Millan me escuchó al teléfono, me dijo que me operara urgente, que no dejara pasar más el tiempo. Se dio cuenta que era una mujer”, enfatizó, aclarando que igual se hizo todos los estudios previos.
Así fue que tomó el avión y llegó a Chile, para regresar a Argentina a los 20 días, feliz con su nueva genitalidad.
Si bien desde ese momento se sintió plena, admitió que la incoherencia entre el documento y su identidad, le impidió desarrollarse en muchos aspectos. “Por ejemplo, nunca fui a votar y rechacé una vez que me convocaron para ser parte de un jurado popular. Tampoco salí del país de vacaciones, por el tema del documento. Y además, quiero seguir estudiando pero esa cuestión me frenaba un poco”, dijo.

@ La causa

El 27 de diciembre de 2011, el juez Flores ordenó “la rectificación de la partida de nacimiento en lo atinente al nombre y sexo del peticionante”, “la emisión de un nuevo DNI” y que se libren oficios a los organismos pertinentes para que se cumpla la medida.
Esa sentencia, fue el corolario de pruebas, exámenes y hasta la intervención de un comité de Bioética, cuyos profesionales, por unanimidad, indicaron que no cabía duda de que es mujer.
En un tramo del extenso fallo, el juez advierte que la identidad sexual es una cuestión compleja y discutida “por involucrar paradigmas culturales muchas veces no compartidos por la generalidad de una comunidad”. Sin embargo, entiende que “hay un límite infranqueable, ajeno a las transacciones culturales: el respeto a la dignidad humana”.
Con el fallo y a la espera de su DNI, ella hace valer el concepto de honrar la vida, que, como dice la canción de Eladia Blazquez, “es igual que darle a la verdad y a nuestra propia libertad, la bienvenida”.
@ Opiniones de especialistas
Informe psicológico firmado por Andrea Argarate en el año 2005, previo a la intervención quirúrgica: “Desde sus primeros años se siente identificada como mujer”. Agrega que “hay un total correlato entre su psiquismo femenino y la imagen anhelada y pensada desde lo posible en esta nueva configuración corporal”.
“Ha podido ir configurando una psiquis femenina que la posiciona intra e intersubjetivamente como mujer, lo que le permitió asumir su postura en el ámbito social, laboral, comunitario, como así también en su intimidad sexual, reafirmando su sentir femenino.”
Informe del médico chileno Guillermo Mc Millan Soto, quien realizó la intervención: “Vive como mujer por más de 15 años y ha logrado femenización física global muy satisfactoria.”
Informe del Comité Ampliado de la Salud y Bioética del Poder Judicial, integrado, entre otros, por el médico villamariense Miguel Zandrino: se presenta en el fallo un resumen en el que por unanimidad, los profesionales no opusieron reparo alguno para que se le dé la razón al reclamo de cambio de sexo en el DNI.
Con estos aportes profesionales, más testimonios, jurisprudencia y bibliografía jurídica, el juez falló a favor de la mujer que espera en breve contar con el documento que le permita cumplir el sueño de votar, estudiar y viajar.