Cómo afrontar el dolor sin anestesia.
El uso de fármacos para minimizar las molestias durante el trabajo de parto es común en algunos centros de salud, pero muchas mujeres deciden enfrentar ese momento utilizando otras técnicas menos invasivas.
A veces es por miedo a los efectos secundarios de la anestesia o porque, deciden afrontar el temido dolor y vivir el parto como un momento pleno y único en sus vidas.
Actitud mental
Se trata de elegir la consciencia, no el dolor, sentir lo que ocurre pero sabiendo que se puede controlar.
El dolor deja de sentirse y se convierte en una sensación dolorosa que informa de muchas cosas, por ejemplo de que el bebé ha descendido un poco más por el canal de parto, de que los músculos le ayudan y están trabajando con él.
Esto no significa que los futuros papás no deban prepararse, al contrario, entrenar el cuerpo y la mente es indispensable para acercarse seguros al momento del parto.
El miedo aumenta la tensión muscular y emocional, lo que a su vez produce más dolor.
Por eso, los profesionales de la salud que se dedican a la realización de los cursos de psicoprofilaxis del parto tienen como objetivo romper el círculo miedo-tensión-dolor, utilizando, para ello:
1- Una buena información sobre el embarazo, los cambios corporales y molestias más comunes trimestre por trimestre dan tranquilidad, y de esta manera, al comprobar que lo que está ocurriendo es lo normal las mamás se relajan y se van preparando para dar a luz.
2- Enseñar a liberar la tensión y el dolor: esto ayuda a tonificar la musculatura interna y externa, pero sobre todo a aprender a relajarla cuando sea necesario. Aunque cada contracción implica una tensión inevitable (con dolor), lo que en verdad las hace insoportable es que el cuerpo no descanse entre ellas. Por lo que se debe aprender a relajar voluntariamente los músculos.
Dolor físico y emocional
El dolor de parto es individual e intransferible, y cada mujer lo vive de una manera única. Se trata de un dolor no sólo físico, sino también psicológico y emocional. Por eso, junto a los ejercicios de relajación muscular son de gran ayuda los de relajación mental.
Respiración:
Aprender a respirar profundamente y a liberar el diafragma es fundamental para que el cuerpo se relaje y el futuro bebé reciba el oxígeno que necesita.
Hay varios tipos de respiración que se pueden practicar, pero es fundamental que la mujer siga lo que su cuerpo le dicta.
Podemos citar la respiración abdominal; ésta es la más profunda porque ayuda a liberar el diafragma y a relajar el cuerpo.
El jadeo o superficial es una respiración acelerada que se utiliza para pasar el momento de más dolor durante las contracciones.
La respiración de empuje es en la que se aprovecha el aire para empujar con fuerza hacia abajo, se utiliza durante el pujo.
Gritar. La gente grita cuando tiene miedo o siente dolor, porque gritar es un mecanismo que libera tensión. Después de un grito el organismo se siente mejor. Por eso, durante unos momentos es importante entender que cuando el cuerpo pide gritar se grite, si no se retiene ese estrés.
Aflojar los músculos
Con los ejercicios de tensión-relajación muscular se aprende a distinguir cuándo se está en tensión, qué músculos están implicados y cómo se deben relajar. Esto permite no acumular dolor durante las contracciones y descansar plenamente después de cada una de ellas.
Patricia C. Rodríguez de Vodanovic
Licenciada en Educación Física
Licenciada en Kinesiología y Fisioterapia
MP 5215 UNC
Centro Integral de Preparación para el Parto
Correo: rodriguezpatriciac@hotmail.com
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