Silvia Villanueva, una de las testigos en el juicio que se les sigue a tres ex miembros del Comando Radioeléctrico de la Policía provincial por el fusilamiento en 1976 de tres militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), afirmó que si su hermana hubiera muerto en un enfrentamiento “no tendría un disparo en la sien”.
La testigo, hermana de Ana María Villanueva, una de las víctimas, dijo ayer que “sabía que la muerte de mi hermana no había sido en un enfrentamiento, porque si hubiera sido así, Ana no habría tenido un tiro en la sien”.
Recordó que el 2 de junio de 1976, día en que se produjeron los fusilamientos, “estaba en mi casa con mi madre, cuando a eso de las 15.30 ó 16 golpearon la puerta y un señor de sobretodo negro, pelo corto y peinado a la gomina, con el que había varios Ford Falcon, me dijo que mi hermana había tenido un accidente y que tenía que revisar la casa. Revisaron y nos robaron cosas”, dijo.
“Después, cuando salí, le pregunté qué era lo que había pasado y me dijo que Ana había muerto en un enfrentamiento en el Chateau Carreras; luego, una vecina me contó que había escuchado por la televisión lo que había sucedido y que estaban buscando a mis otras dos hermanas, Cristina y Susana”.
Villanueva recordó que cuando le entregaron el cuerpo, “vi que Ana tenía un disparo en la sien derecha y un balazo en el estómago, que mi papá dijo que fue hecho por un arma grande, y un raspón de pólvora en la mejilla derecha”.
“En el velatorio siempre hubo un hombre con sobretodo negro y en el cementerio también”, precisó Silvia, y añadió que cuando iba al colegio (en esa época tenía 17 años) “sentía que durante meses me siguieron y yo tenía miedo de ir a clases”.
Recordó que su hermana le decía que “no estaba con las armas, y que buscaba un país mejor”, y agregó que la última vez que la vio con vida le dijo que “no andaban bien las cosas y que nos quedáramos tranquilos porque ella no andaba con armas, pero que las cosas no estaban bien”.
Luego declaró Claudio Marcos, vecino y amigo de la adolescencia de Silvia y Angel, hermanos de Ana Villanueva, quien recordó que el 2 de junio “cuando llegué de mi trabajo, mi madre me comentó que habían matado a Ana, porque el vecindario estaba conmocionado por lo sucedido”.
Marcos añadió que el cuerpo de Ana “tenía en el paladar, en la parte derecha de la cara, un orificio de entrada (de bala) de abajo hacia arriba y toda la cara del costado derecho con costras de sangre debajo del orificio de entrada. Después recordé las instrucciones que hacía en el Liceo Militar (donde realizó el secundario) y ahí comencé a pensar que Ana estaba en el piso, y que ahí le apoyaron un fusil y la remataron”.
@ Sigue el miércoles
Posteriormente, el tribunal dispuso un cuarto intermedio hasta el próximo miércoles a las 9, para continuar con la declaración de otros dos testigos previstos para esta audiencia.
En esta causa se juzga por los delitos de “privación ilegítima de la libertad agravada” y “homicidio calificado” a los ex policías Pedro Nolasco Bustos, Jorge Worona y José Filiberto Olivieri (este último, oriundo de la ciudad de Oliva), por el fusilamiento de Ana Villanueva, Jorge Manuel Diez y Carlos Delfín Oliva, durante la última dictadura cívico-militar.
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