No fue un domingo más. Fue un domingo único.
Un sol radiante y cien sonrisas luminosas dieron marco al séptimo año de un encuentro familiar particular.
Las quince familias que participamos de esta reunión tenemos un hijo con discapacidad; con un síndrome genético denominado “Angelman”.
La vida nos plantó esta circunstancia no menor y debimos enfrentarla.
Se resignificaron los sentidos y nos preguntamos: ¿y ahora, qué?.
Creemos, como padres, que día a día vamos acercándonos a las respuestas y los desafíos son los que agigantan nuestras fortalezas.
En determinadas condiciones adversas cualquier ser viviente exhibe su mayor destreza para poder sobrevivir.
Los padres con hijos con discapacidad quizá, formamos parte de este ejemplo científico: la ley de la supervivencia.
Y encontrarnos año tras año, sumando nuevas familias y contagiarnos de alegría y esperanzas multiplica el sentido existencial.
Quien haya compartido un rato, cualquiera de esos días, en todos estos años, podrá dar testimonio.
Escuchar cada historia familiar, cada estrategia y logro; celebrarlo sin envidias. Aplaudir lo que parece pequeño a ojos vista y sin embargo, es tan grande.
Amar la diferencia como nunca creímos capaces de hacerlo, pero aquí estamos y por eso luchamos, para que de una vez por todas se convierta en un valor.
Gracias a todos por venir a esta hermosa Villa María, gracias a los amigos y a la familia que siempre están al pie del cañón, gracias a la Casa Angelman, a la Municipalidad y al Gremio de Empleados del Poder Judicial.
Con toda esta gente hicimos un gran panel receptor de amor y energía: ¡2012 ya estamos preparados!
Verónica González
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