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Gustavo Ferradans

Conseguir dirigentes en diferentes entidades deportivas es, en casi todos los casos, una verdadera quimera, y vaya si de esto saben clubes o asociaciones de la ciudad.
Hay algunos muy buenos y con notoria capacidad, y otros que acompañan, pero sin la experiencia o sin la misma demostración de resolución y de emprendimiento que tienen otros.
Un ejemplo claro en el basquetbol, de dirigentes con capacidad que han sumado y generado crecimiento con sus proyectos, emprendimientos e ideas son Víctor Fernández (el ideólogo principal del torneo Interasociativo de basquetbol) y Jorge Garay.
Pero, lamentablemente, no abundan estos emprendedores dirigentes. Son contados en puñados en distintas entidades (y por suerte estos cuentan con capacidad de trabajo, una buena disponibilidad horaria, muchas ganas de colaborar y generar actividades e inteligencia para resolver temas candentes).
Uno de esos dirigentes que reúne todas estas condiciones y además es excelente persona es Jorge Garay, que ha ocupado distintos roles dentro del basquetbol, y que le ha aportado muchísimo a ese deporte, en un tándem con el mencionado Fernández que envidiaría cualquier entidad.
Lamentablemente, desde hace algunos días, Jorge Garay dejó la Asociación de Basquetbol de Villa María, que es lo mismo que decir: que con él se fue una parte de la entidad. Todo esto a partir de una desprolija situación que se convirtió en un verdadero “culebrón”, que terminó involucrando a un dirigente de un club, a los principales dirigentes de la Mesa Directiva de la ABVM y a reconocidos entrenadores de la región.
La queja de un dirigente de Española, contra el nombramiento de dos entrenadores para los seleccionados locales derivó en un verdadero escándalo, tras cartón, la renuncia de Jorge Garay y la salida de los dos entrenadores, y seguidamente se agregó uno más en solidaridad. Ahora se suma un segundo dirigente, al parecer por las derivaciones del hecho que detallamos a continuación.

@ El capítulo uno

Todo comenzó cuando tres entrenadores que estuvieron trabajando en los últimos años en Asociación Española, enviaron una carta documento al club, solicitando se le aclarara la situación laboral y el pago de tres meses de salarios atrasados. Luego de un cruce de cartas documentos, ambas partes terminaron acordando extrajudicialmente y con ello se dio la salida de los entrenadores Adrián Gómez, Gabriel Pons y Esteban Lépori. Parecía el fin del conflicto, al menos para los entrenadores que habían conseguido que se les respetaran sus derechos.
Los tres mencionados son considerados hombres de bien, además de respetados y queridos por jugadores, padres y colegas, y no sorprendió que dos de ellos (Lépori y Pons) enseguida fueran convocados para trabajar en otro proyecto, mientras el tercero se debate hoy por hoy, si este año trabajará en esta disciplina, más allá que ha recibido ofertas laborales.
Gómez y Lépori, fueron sumados también a los seleccionados villamarienses de basquetbol, y presentados en una conferencia de prensa realizada el 18 de enero en un restaurante de la ciudad, por la flamante comisión Directiva de la ABVM que preside Carlos Giliberti.
Hasta aquí, una parte de una historia que no tiene un final feliz, y por sobre todas las cosas, marca un precedente sombrío para un deporte como el basquetbol local, que no se caracterizó nunca por el conventillo y los escándalos. Al menos hasta ahora.
Fueron varios los que contaron a EL DIARIO que un “ofendido” dirigente de Española, enojado tal vez por aquel reclamo de salarios adeudados, le exigió al presidente Giliberti que retirara de sus cargos a Pons y Gómez, dado que “no estaba bien”, nombrar a esos entrenadores en los seleccionados locales.
Seguidamente, se le notificó a Jorge Garay (que había sido nombrado Coordinador de Seleccionados locales) para que le informara a los entrenadores que iban a ser separados, cosa que el dirigente consideró incorrecto, elevó su queja y presentó su renuncia, la que fue aceptada por parte los dirigentes de la ABVM que, al parecer, desconocen lo que representa Garay, para la asociación, en lugar de “calmar” los ánimos y replantear la situación.
Posteriormente, Esteban Lépori y Adrián Gómez fueron separados de sus cargos y tras esta situación, renunció otro entrenador, Jorge Rebbuffo, en solidaridad con sus colegas.
Queda en evidencia, que en un problema interno de un club, la ABVM entró como protagonista principal, actuó de manera corporativa con el club, en lugar de abstraerse, “separar las aguas” (como hubiera correspondido).

@ ¿Lealtades y deslealtades?

Todo demasiado desprolijo, donde ciertas lealtades personales y de amistad, interfieren a la hora de las decisiones sabias de una entidad que ha ido en crecimiento constante en los últimos años y donde mucho tiene que ver con esto Garay y Víctor Fernández, entre otros.
Garay ha demostrado ser un dirigente que ha mostrado un trato respetuoso y atento con sus pares, lo mismo que con la prensa, predispuesto siempre a informar lo que acontecía en torneos locales, en los seleccionados; cumplía una función dentro de la entidad que era elogiada hasta por la Federación de Basquetbol de la Provincia de Córdoba. Que se vaya de esta manera es una falta de respeto a su persona y al trabajo que ha venido desarrollando durante muchos años.

@ Ahora se fue Fernández

Si esta situación se mostraba como grave, se agrandó en las últimas horas con la renuncia del dirigente Víctor Fernández. Sin dar muchas explicaciones, dejó la carta en la sede de la entidad y se fue.
LA ABVM pierde, de esta manera, a dos dirigentes incondicionales a la hora de trabajar y sumar, como lo han sido los dos mencionados.
Adrián Gómez, por su parte, que es actualmente Secretario de Minibasquetbol de la FBPC, hoy duda si este año trabajará en algún club local, por el desgaste que le originó esta situación. Esa es otra perdida enorme para el básquet de formación de la región.

@ Tirón de orejas

Según lo expresado a este medio por un dirigente provincial, hubo “tirón de orejas” para el presidente de la ABVM Carlos Giliberti en una reciente reunión de la entidad provincial, por haber involucrado a la asociación local, en una disputa laboral entre un club y un grupo de entrenadores. “Ustedes están para organizar torneos, no para mezclarse en esos asuntos”, cuentan que le dijeron a Giliberti.
Pero más allá de esto, ha quedado en claro que por amistades personales, la ABVM ha perdido la participación de dos dirigentes con mayúsculas como lo son Jorge Garay y Víctor Fernández, y a la vez se ha intentado ensuciar el buen nombre de otros tres trabajadores del basquetbol como son los entrenadores: Gómez, Pons y Lépori.
La historia, que tiene un final poco feliz termina con una paradoja. Los dirigentes del mismo club que generó este episodio, al parecer ya habrían desistido de hacer basquetbol en la presente temporada.