El propietario de la vivienda usurpada en barrio Belgrano negó que los ocupantes ilegales del inmueble hayan sido desalojados por la fuerza, aseguró que fue él quien resultó agredido por la mujer que fue detenida y defendió el proceder del policía que intervino en el hecho, “porque es el hijo de mi mujer y no actuó en su condición de funcionario, sino que me acompañó por ser un familiar directo y vecino del lugar”.
Rodolfo Máximo Bazán, DNI 13370496, se hizo presente ayer en la Redacción de EL DIARIO para salir al cruce de la versión de los hechos dada por la comisión de Vecinos Autoconvocados Contra los Abusos Policiales (VACAP) y por una vecina de ese sector de la ciudad, además de informar que el mismo día del incidente radicó una denuncia penal contra Natalia Romina Blanco por “usurpación”, “daño” y “lesiones leves”.

Involucra a un policía de la Federal

Bazán, de 54 años de edad y domiciliado en Hipólito Yrigoyen 1081 de Villa Nueva, acompañó sus dichos con una copia de la denuncia formulada en la Ayudantía Fiscal que funciona en la Comisaría de Distrito local, en la que también acusa a un efectivo de la Policía Federal llamado Eduardo Reynoso, que vive a la par de la casa usurpada.
El dueño del inmueble ubicado en Chile 1550 aclaró también que el sargento Hernán Darío Giusiano es hijo de su pareja y que intervino en el hecho por su condición de familiar y no como funcionario policial. Asimismo, negó terminantemente que se haya tratado de un desalojo ilegal, ya que dijo que se enteró que la casa estaba usurpada cuando llegó al lugar y escuchó voces en el interior.
A continuación se transcriben algunos de los párrafos centrales de la denuncia formulada por Bazán en sede policial, que motivó la intervención de la Fiscalía de Instrucción del Segundo Turno, a cargo de Gustavo Atienza, Secretaría de Guillermo Picco:
“En el día de la fecha (por el domingo), en horas del mediodía, me dirigí junto con dos familiares míos, el policía Hernán Giusiano, que vive a dos casas de por medio, y mi yerno Ezequiel Morcilla para realizar unos retoques en la vivienda.
Ingresamos por un portón que está en el frente hacia el lateral de la casa, observando que había personas adentro, por lo que decidimos golpear la puerta. Nos atendió una mujer de unos 30 años de edad, bien morocha y detrás de ella había un hombre sentado a una mesa, de rulos, también de unos 30 años (extraoficialmente identificado como Bruno Mansilla).
Sorprendido por la presencia de estas personas escuchó que la mujer le dijo “ah, ustedes vienen a buscar los muebles… pasen”, por lo que, sin entender nada, los tres ingresaron a la vivienda.
Bazán se dirigió al sujeto que estaba sentado y, desesperado, le preguntó: “¿Qué hacés en mi casa, con mis cosas?”, a lo que el sujeto le respondió que ya se iban a ir.
Fue entonces cuando la mujer comenzó a gritar “hijos de p... yo no me voy ni m... de acá… te voy a c... matando”, gritando cada vez más fuerte. Fue ahí cuando ella intenta tomar algo de arriba de la heladera -que no sé qué era, pero sí que era de color negro- como queriendo golpearme, por lo que mi yerno y Hernán la sujetaron.
La mujer estaba muy sacada, muy nerviosa y no podían contenerla. Comenzó a dar golpes y patadas, y cuando yo le pedía que se calmara sin decir nada me dio un golpe de puño en la cara y me hizo caer los lentes al suelo. Luego se me tiró encima y me mordió el antebrazo izquierdo, y como no me soltaba tuve que pegar un tirón para zafar. La mujer siguió con los insultos y me dio otro golpe en el rostro, que provocó que me sangrara la boca.
El hombre que estaba con ella intentó sujetarla, pero ambos cayeron al piso. Y allí golpeó a su propia pareja, dándole un cabezazo.
En ese momento llegaron cuatro patrulleros y entre varios efectivos -algunos de ellos mujeres- no la podían contener en el suelo. Luego llegó una ambulancia de color verde y otra de Bomberos y le suministraron una inyección, creo que un sedante.
Después que se calmó la situación, la mujer fue trasladada a la Comisaría (donde ayer continuaba alojada en calidad de detenida) y yo pude observar que rompieron el sistema de candado y habían cambiado la cerradura.
Cuando le pregunté a Mansilla cómo habían hecho para entrar, me respondió “entramos por la casa de Reynoso”, y cuando le pregunté quién le daba la luz y el canal me dijo que había sido la misma persona. Asimismo, el concubino de la mujer me dijo que Reynoso le había prestado una amoladora para cortar la cerradura de la puerta.
Desde noviembre del año pasado esta mujer me llamaba desde su celular para pedirme que le alquilara la casa, pese a que yo le dije que no estaba en alquiler. Incluso me mandó varios mensajes de texto por el mismo asunto.
En una oportunidad me llamó y me dijo “¿no tiene miedo de que se le metan y le usurpen la casa? Mire que si se la usurpan y se le meten con chicos no los saca más”, a lo que le respondí que no la iba a alquilar.
En una oportunidad lo consulté a Hernán y me dijo que ni se me ocurriera alquilársela, ya que Reynoso les estaba alquilando un departamento y no se los podía sacar de encima porque no le pagaban. Es por eso que pienso que Reynoso los ayudó a entrar a mi casa para que se fueran de su departamento.
Dejo iniciadas las acciones penales correspondientes contra el llamado Reynoso y contra esta gente, tanto por la usurpación como por los daños causados”.

Otros detalles

Bazán indicó a EL DIARIO que también formuló una denuncia penal contra Blanco por “lesiones leves” a raíz de los golpes de puño que dijo haber recibido en el rostro y la mordedura en el brazo.
El denunciante mostró la escritura de la vivienda que lo acredita como propietario del inmueble, que adquirió el 11 de marzo de 2010 a una familia de apellido Basualdo.
Finalmente, Bazán dijo que la vivienda quedó sin moradores y que los usurpadores “son oriundos de Buenos Aires”, de donde vinieron hace un par de años.