Tras diez años de vivir fuera del país, Ariel Breppe llegó a Villa María para radicarse en barrio Ameghino.
Las ganas de volver a afincarse en su tierra y las intenciones de hacer funcionar algunas ideas que trajo consigo, motorizaron lo que más tarde sería un hecho inédito: la primera cabina de fotografías instantáneas (fotocabina) de la ciudad.
El dispositivo que capta imágenes de los usuarios que lo utilizan para luego reproducirlas en formato de tira impresa (tarda 90 segundos para hacerlo), se asemeja a los que aparecen en las películas o los que pueden encontrarse en centros comerciales o terminales de transporte en todo el mundo.
La cabina fotográfica incluye un espacio con cortinas que separan del exterior a los participantes. Además y como detalle extra se propone una caja con disfraces para los que quieren combinar retratos con diversión.
El formato interior se completa con una cámara (de la que sólo se puede apreciar el lente) y una pantalla que junto a un altavoz van dando a conocer las instrucciones a los participantes.
Por fuera, se ubica otra pantalla en donde los que esperan pueden observar las fotos que se van tomando.
En el caso de la cabina villamariense, Ariel adquirió en Estados Unidos la franquicia internacional "El Fotomatón" que además de la marca proveyó del software especial para que el sistema funcione.
En cuanto a la estructura, el emprendedor nacido en Córdoba pero con familia en la ciudad, tuvo que construirla con material local en base a un plano que cumple con los estándares exigidos por la franquicia.
"Hasta el momento, la fotocabina se ha utilizado una sola vez. Una persona que se enteró que yo la tenía me la alquiló para una fiesta de cumpleaños", indicó Breppe.
"La cabina se arma y desarma en el lugar que sea. Esta tiene la particularidad de trasladarse porque le he agregado al diseño original rueditas, lo que la hace fácilmente transportable", acotó el reporteado.
“La idea a futuro es que quede fija en algún lugar pero hasta que eso ocurra será itinerante”, concluyó.