Recién llegado a la ciudad, compartió ayer con EL DIARIO sus recuerdos, sus emociones y las sensaciones de regresar al lugar que lo marcaría de por vida.

Volver. El desafío personal. Buscar respuestas. Armar un rompecabezas que forman pequeñas piezas de recuerdos. El viento. Las trincheras intactas. La noche. Las lágrimas.
El 8 de abril de 1982 Rubén Accastello desembarcó en las Islas Malvinas junto al Batallón de Infantería Marina Nº 5. Con una ametralladora entre sus manos, cumpliría 20 años durante aquel combate. La inminente rendición lo devolvió el 22 de junio de ese año.
El pasado sábado 11 de febrero volvería al lugar. Deambuló durante una semana escarbando recuerdos y reviviendo sensaciones.
Una experiencia que compartió con nuestro medio apenas arribara a la ciudad.

Recuerdo latente

Los ojos se le inundan de lágrimas desde que empieza a hablar. El muro que las contiene detrás de sus ojos tambalea a lo largo de la charla pero nunca se quiebra. “Apenas volvimos nadie quería hablar del tema. Eramos los soldaditos que perdieron la guerra, nadie nos reconoció ni contuvo, por eso nos encerramos en el silencio. El apoyo de mi familia me ayudó a seguir con mi vida. La terapia sirve mucho también, lástima que no la tuvimos en un primer momento. Se hubieran evitado muchos suicidios”, comenta.
Nunca logró reconstruir en su totalidad lo que pasó. Las lagunas en su mente aparecieron desde el primer momento. “Recuerdo los primeros días. Después salto al día 14. Me acuerdo de momentos y situaciones específicas. Sucedieron cosas inexplicables”, explica Rubén. A medida que la charla avanza y que los recuerdos son más exactos, su voz se va quebrando de a poco. “Estuvimos 70 días en un pozo. Todavía hay cosas que no me cierran. Cómo pude soportar eso mal alimentado, pasando frío, sin poder lavarme. Creo fue por haber tenido 20 años, y a esa edad uno cree que se puede llevar el mundo por delante”.
Las preguntas son infinitas, pero ninguna tiene respuesta, más allá que las siga buscando. Mira las fotos. Todo está latente.
“Estuvimos prisioneros con las armas cargadas. Es difícil de explicar, no nos las sacaron, estaban viendo qué hacer con nosotros. Hoy me doy cuenta que el miedo nos paralizó. Ellos haciendo guardia y nosotros con las armas, sin hacer nada. Pensábamos más en qué iba a ser de nosotros. Muchas veces creí que no iba a sobrevivir. Sobre todo cuando llegaba la noche, porque el buque se recostaba sobre la isla y empezaba a bombardear”. El temor a la noche. A los ruidos. El estruendo de una bomba que le resuena en los oídos. Secuelas que no puede borrar.
“Los últimos días sabíamos que no había vuelta atrás. En ningún momento creíamos que se podía ganar. Intuíamos que la rendición se venía o que de alguna forma tenían que parar la guerra porque nos iban a matar a todos. Cuando terminó, fue un alivio saber que iba a vivir.”

Pisar Malvinas 30 años después

Deseaba volver. Pisar la misma tierra que lo vio tendido con el ojo puesto en la mira de su ametralladora. Visitar aquel lugar en donde pasó días prisionero. Remover heridas, para intentar cicatrizarlas.
“Volver después de 30 años era un desafío personal. Intentar cerrar una etapa de mi vida. Saber qué sentía. Los días previos fueron de mucha adrenalina”, cuenta. Omar Magrín, un amigo, “que estuvo antes y ahora”, lo acompañó.
Se frota los brazos, un escalofrío recorre su cuerpo en el momento en que en su computadora aparece una foto de Supper Hill, el lugar donde le tocó combatir y al cual volvió. “Está todo intacto”, suelta. Pedazos de alambres de púa. Restos de carpas. El chasis de un jeep. “Fue una mezcla de emociones y sensaciones: bronca, angustia. Encontré las posiciones donde estuve. Los pozos que dejaron las bombas cerca mío. Las chapas con que nos tapábamos del frío y la lluvia. Los tambores de 200 litros con que hacíamos los búnkeres. Hasta me puse a escarbar y encontré una pava y un frasco de dulce con el que nos alimentábamos. Sentir ese viento fuerte golpear la cara también fue emocionante. Lloré todas las noches. Creo que sólo el tiempo dirá si realmente esto me va a ayudar a cerrar las heridas o no”.
La piel se le eriza al mostrar una imagen suya con un hombre mucho mayor. El encuentro con ex combatientes ingleses le demostraron que no tiene rencor. “Me encontré con un tipo que combatió contra nosotros y que ya había estado en la Segunda Guerra Mundial. También estuve con cinco veteranos ingleses charlando y en la casa de otro. Intenté sacar a flote los recuerdos lindos”.
-¿Lindos?
-“Sí, como saber que dejé todo en Malvinas, y que encima tengo la suerte de poder contarlo.”
-¿Cómo fue la relación con los kelpers?
-“Fueron indiferentes. Fríos y hostiles. No nos querían en los bares sabiendo que éramos argentinos. Cuando se enteraron que era veterano de guerra fue peor. Quieren ser independientes, incluso también de Inglaterra.”
-¿Algo lo sorprendió?
- “Me encontré con un cartel en un supermercado donde estaba el mapa de América del Sur, pero Argentina era sólo mar.”

“Es un anhelo muy grande que nos las devuelvan”

La actualidad es ineludible. Y el deseo de recuperar las islas enorme. “Para los veteranos, que nos tocó lucharla desde adentro, es un anhelo muy grande que alguna vez nos las devuelvan. El reclamar por ellas es un derecho que nunca debemos perder los argentinos. Creo que está bien que el Gobierno vaya por la vía diplomática. No sé cuánto tiempo tendrá que pasar para que nos las devuelvan, pero ellos siguen creyendo que nosotros no las merecemos”.
-¿Va a volver?
-“Me gustaría porque la mezcla de sensaciones y recuerdos siguen latentes. Dejé todo en Malvinas hace 30 años y voy a volver porque sigo creyendo que son argentinas.”

Damián Stupenengo


Participará en documental brasileño

Rubén Accastello va a ser parte de un documental de la prestigiosa cadena televisiva O Globo de Brasil producto de la casualidad.
"En el aeropuerto conocimos unos periodistas brasileños que fueron a hacer un documental y cuando se enteraron que era veterano de Malvinas no lo podían creer. Me pidieron que les cuente toda la historia y me acompañaron durante tres días filmando los lugares que recorrí.”