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15 de Noviembre de 2008
Cartas - Opiniones - Debate
Los lectores también escriben
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@ Dignidad ¡se busca!

Señor director:
Parece que la hemos perdido y peor aún, que nos estamos acostumbrando a no tenerla, aunque no son pocos los intentos que algunos colegas hacemos por rescatarla. Pero sin darnos cuenta, permitimos que nos arrebaten la dignidad y el prestigio que eran reconocidos por toda una sociedad.
Me pregunto ¿qué nos pasó? ¿Será que sólo intentamos subsistir? O es que ya no tenemos tiempo de hacer un alto en el camino y tomar conciencia de lo que nos está ocurriendo, como docentes y como sociedad.
Resulta que todo hecho aberrante que nos roza, nos parece casi natural y todavía hoy se sigue murmurando: “Por algo será...”.
¿Cómo explicar, a nuestros jóvenes el acto de barbarie que sufriera una docente y nada menos que de manos de policías, que deberían garantizar la paz social?
Es entonces cuando comienzo a pensar en cómo ha sido maltratada y basureada nuestra digna labor. ¡Cómo se le explica a un joven lleno de esperanzas que para estar “seguros”, docentes tengan que llamar hoy a la Policía, si ven merodear a niños ¡con gomeras! ¡Cómo se explica que docentes sean golpeados por salir a defenderlos! ¡Cómo! ¡Digo cómo se les hace entender que un docente tenga que ser sometido a la opinión pública por esto o por permitir que se nos queme el cabello o se nos maltrate (me refiero a hechos difundidos por medios nacionales). ¿Cómo explicar que esta labor ya no es la de compartir conocimientos, estimulándolos hacia el saber, sino la de tratar de dar un poco de paz a las almas de muchos de los niños que han caído ante el flagelo de la droga, por falta de familia, de trabajo, por desamor, por desilusión, carencia de modelos y, lo más imperdonable aún, por un Estado ineficiente (buscando un calificativo moderado) que no logra garantizarnos las necesidades más básicas, que todo ser humano debe tener aquí y en cualquier parte del mundo?
Respetables lectores, permítanme pedir clemencia a quien corresponda. Aquí ya no se trata de ideologías o de formas de ser. Se trata de que nuestros jóvenes no aprenden valores. Nos estamos haciendo cómplices de crear mentes esclavas, de permitir que, como docentes, seamos atormentados y humillados.
¿Qué es esto, de que ejercer el poder habilita a un trabajador para hacer tener miedo o golpear brutalmente a otro? ¿Qué daño puede hacer a unos policías, una docente, con su guardapolvo blanco y que quizás con gritos de rabia, generados por la humillación y el miedo intentaba evitar que niños pudieran ser maltratados?
¡No!, no puede verse ninguna deshonra que limpiar en esta docente, distinguidos conciudadanos; tengan la seguridad que esto no es indigno. Cobarde e indigno es el que roba bienes públicos y vive mimetizándose entre nosotros, con aires de señorío; es el que huye del peligro que cuesta poner la frente para conseguir la libertad; vergonzoso es el que vende sus principios más profundos, por dinero o por el supuesto estatus que da un cargo; cobarde es el que mata ideas, personas, esperanzas, causando lágrimas de sangre en aquellos que intentan, con su saber, ofrecer el corazón para enriquecer el espíritu; o con su sano ejemplo, humildemente pretenden confundir su esfuerzo con el nuestro, para enaltecer la sociedad.
Con respeto digo... y no me siento dueña de la verdad, con cuánta frecuencia se recuerda que hemos sido obligados a rendirnos ante reformas educativas incumplidas, ante un salario indigno, a dar clases en escuelas que no cumplen con las normas mínimas de seguridad, que nos dejamos evaluar (y a veces entre pares) si somos aptos o no para estar frente a un aula; sin embargo, sentimos miedo de emitir juicio alguno hacia aquellos que nos empujan una y otra vez a esta degradante realidad.
Vuelvo a preguntar, ¿necesitamos alguna evidencia más de un Estado ausente o, mejor dicho, sólo presente para someter e impartir frustración y temor en nuestras almas?
Respetables lectores, sin embargo, me voy a permitir estar segura de algo y es que no fue hacia el destino del vacío, el dolor perpetrado por las pérdidas de los seiscientos seis docentes desaparecidos en la época de la dictadura. La muerte de Carlos Fuentealba, o la de Daniela Cynthia Sparvoli (docente rural violada y asesinada, el 12 de mayo de 2003), el desconsuelo de los docentes golpeados, ante el reclamo de nuestros legítimos derechos. Bueno... esto es sólo por nombrar algunos casos puntuales (perdón por la ironía).
A pesar de todo, ¡muy a pesar de todo! y porque soy producto de varias generaciones de educadores, además de tener el orgullo de compartir esta tarea con muchos otros, voy a seguir aferrada a la ilusión de que a nuestros jóvenes les importa lo que hacemos y que en sus almas crecerán las semillas de la esperanza y de la fortaleza, para que alguna vez se conviertan en los retoños de una sociedad más justa, solidaria, libre y soberana.
Patricia Cecilia Volmaro
DNI 16981886

@ Sobre Mediterránea Salud

Señor director:
Hace un mes fui despedida sin causa. Al telegrama de despido lo recibí el 6 de octubre y, cumpliendo con las formalidades de ley, el mismo me notificaba que los haberes, indemnización y certificado de servicios estaban a mi disposición en las oficinas de la empresa, ubicadas en Fragueiro y Colón de Córdoba.
Las personas despedidas (9 en total) somos del interior y nuestras funciones eran atender y administrar las delegaciones que la empresa Mediterránea Salud SA poseía en diferentes ciudades de la provincia.
Tal vez la empresa hoy ya no funcione en el mismo lugar y tal vez no siga llamándose Mediterránea Salud SA (o tal vez sí), pero el tendal de consecuencias que dejó por el accionar ¿irresponsable?, ¿doloso?, la dejará en el peor de los conceptos para afiliados enfermos y mayores de edad a los que no pueden reubicar en otras empresas de medicina pre-paga, para los empleados y para los prestadores...
Después de recibir el telegrama llamo por teléfono en reiteradas oportunidades a Córdoba para fijar el día y la hora de cobro de lo expresado en el telegrama y siempre encuentro evasivas...
Me entero de que una de las empleadas despedidas en la localidad de Morteros viajó a Córdoba para cobrar y después de una larga espera el señor Julio Miglierini le dijo que la intención de la empresa era pagar, pero que al momento no podían hacerlo...
Con estos antecedentes me dirijo a la Secretaría de Trabajo de Villa María, explico el caso y la Secretaría fija audiencia para el 21 de octubre a las 13. Me presento ese día, a esa hora, pero nadie de la empresa se presenta... La abogada patrocinante se comunica telefónicamente con Eduardo Frosi, un empleado a nivel gerencial (que al igual que Miglierini tenía amplio margen de decisión...) y dice que la empresa está en cesación de pago y que él había hecho todo lo posible para que recibiéramos el telegrama de despido y así poder acceder al subsidio por desempleo.
Jamás realizaron aportes previsionales -y a pesar de ello la ANSES está presente pagando el subsidio a todos los empleados- ni de obra social, a pesar de que nos realizaban los descuentos todos los meses.
¿Dónde están los controles fiscales, municipales, para que este tipo de organizaciones que funcionan como asociaciones ilícitas no lo sigan haciendo? ¿Dónde está el doctor Pereyra, uno de los dueños de esta asociación? ¿Dónde está Alvarez, otro de los dueños, que ostentaba un gran carácter con el personal?
No puede haber tanta impunidad para expertos en travestismo fiscal que reaparecen con otros nombres reinaugurando nuevas empresas manejándose con total desprecio por los clientes y por el personal.
Ana Cecilia Gómez
DNI 10857210

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