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“El manual nació como una necesidad mía, la de llevar hasta el límite de mis posibilidades aquellos conocimientos que he considerado útiles para aprender y avanzar”, comentó |
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Músico prodigio y concertista prematuro, Fabricio Valvasori debió abandonar desde muy temprano su brillante carrera como solista.
El primer llamado de atención fue a los 14 años, mientras perfeccionaba su arte en Alemania. Se trataba de una distensión en las articulaciones que no lo dejaban practicar con el rigor acostumbrado. Aquellos primeros síntomas estuvieron lejos de desalentarlo en su objetivo de ser un violinista de nivel mundial.
Y así, muy a pesar de los dolores que iban creciendo con los meses, continuó su formación con verdaderos genios del instrumento: Finlay Ferguson, Ingeborg Scheerer y Szymsia Bajour, el violinista húngaro que fuera solista de Astor Piazzolla. Pero cuando cerca de sus 20 años el cuerpo ya no soportó las diez horas de ensayo diario y le dijo definitivamente basta, Fabricio guardó su violín solista, empezó a enseñar el método Suzuky en Córdoba y se anotó en la carrera de Kinesiología y Fisioterapia de la UNC. Quería entender mejor que nadie la biomecánica de su cuerpo para auto-sanarse.
Y Fabricio obtuvo aquella licenciatura. Pero en todo ese tiempo, su problema había ido en aumento. Resignado a dejar de lado su máximo sueño, tuvo una idea mejor aún: la de no bajar los brazos.
El legado
Entonces, tomando el fabuloso legado de su preparación y sus conocimientos de anatomía humana, se consagró a la enseñanza.
Pero como Valvasori es hombre de grandes objetivos, tampoco se contentó con la simple docencia cotidiana. Habiendo percibido la alarmante falta de libros especializados para la enseñanza del violín en todos los niveles, se impuso la empresa de escribir uno, ese que tras diez años de trabajo tituló “Introducción a la música a través del violín. Una guía posible para profesores principiantes y alumnos”.
Con casi 400 páginas A4, 49 capítulos, 80 fotos de posturas y más de 100 ejercicios y ejemplos musicales, el manual está casi listo pero aún le falta algo muy importante: un editor.
“Averigüé precios en editoriales de Buenos Aires y me piden entre 25 y 30 mil pesos para imprimirme 500 ejemplares. Otras se ofrecieron a publicarme sin costos pero quedándose con los derechos de autor. O me arrancan la cabeza o me roban”, comentó Fabricio en sorna.
¿A qué se debe que haya tan pocos manuales de violín en el mundo?
-“A que la pedagogía de este instrumento es tan específica y abarcativa, que a cualquier maestro le insume muchísimo tiempo sentarse a escribirla. Yo mismo estuve casi diez años trabajando y la verdad es que es cosa de nunca acabar.”
¿El violín se transmite de manera oral?
-“Generalmente los profesores se apoyan en lo que aprendieron de sus maestros de manera personalizada. Pero el camino del instrumento es tan largo, que es fácil perder el hilo conductor que te guía. Y esa es la idea de este libro, que el hilo no se pierda de vista.”
¿Tu libro está pensado para todos los niveles?
-“Empezando de cero y llegando hasta un 65% de excelencia, es para todos. Hay que tener en cuenta que entre un 75% y un 90% se está en un nivel profesional y que en un 100% ya se es un virtuoso. Los pocos libros, generalmente abarcan franjas muy pequeñas, del 0% a 10% o del 60% al 80%. Pero falta el eslabón perdido al cual yo le dedico varios capítulos.”
¿Cuál es la génesis más profunda de tu trabajo?
-“El manual nació como una necesidad mía, la de llevar hasta el límite de mis posibilidades aquellos conocimientos que he considerado útiles para aprender y avanzar en el arte del violín. Necesitaba algo que complementara y enriqueciera una clase personalizada, ya que muchas veces los 40 minutos suelen ser insuficientes. En el libro recopilo aquello que consideré lo mejor en mi experiencia como profesor.”
¿Cómo influyeron tus conocimientos de kinesiología?
-“Los beneficios de haber aprendido anatomía humana y biomecánica me han servido mucho a la hora de analizar posturas y movimientos, así como también enseñarle a mis alumnos la conducción del arco.”
¿Cómo te sentís enseñando violín en vez de tocarlo en un teatro?
-“Yo abrazo la pedagogía del violín con todo el amor y compromiso que merece recibir cualquier alumno. Básicamente porque he sido muy feliz tocando para el público, cosa que ya no puedo hacer con el nivel que antes tenía. Pero los problemas físicos no han logrado doblegarme y no lo van a conseguir. Este libro va a ser mi próximo concierto.”
Iván Wielikosielek
-Especial UNVM-
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