Marcela Petrucci es la flamante directora de la Escuela Pablo Sexto de Villa Nueva. También conduce el IDA (Instituto de Discapacitados Auditivos) de Villa María, el ex IMDA.
Ayer dialogó con EL DIARIO en su sala del colegio, en el primer día del ciclo lectivo que comenzó con un paro docente con altísimo acatamiento.
Por ese motivo, los chicos llegarán a clases recién hoy.

-¿Con qué expectativas asume el cargo y el inicio de un nuevo período de clases?
-“Desde lo personal, tengo fuertes expectativas al pasar de mi lugar de docente a un lugar de gestión. Y que implica la gestión de dos escuelas.
El establecimiento trabaja con dos poblaciones de alumnos. Una, es el resabio de la escuela recuperadora, lo que fue esta escuela en sus orígenes. Se trata de chicos con problemas de conducta, de repetir años. La otra está conformada por los niños y adolescentes de la escuela especial, con diferentes discapacidades intelectuales.
Hoy conviven esas dos poblaciones. Hay que trabajar con el plantel docente para obtener otro abordaje, otra mirada. Se hará en 2012 un trabajo interno muy fuerte con ellos”.

-¿Cuáles son los proyectos para este año?
-“El 2012 será un año de mucho trabajo interno hacia dentro de la escuela. Se revisará lo planteado en el proyecto institucional para resolver cuáles propuestas continuarán y cuáles nacerán. El año pasado la Feria de Ciencias tuvo un impacto muy fuerte y creo que se continuará. También la idea es trabajar con los papás y avanzar en educación sexual.”

-¿Cuál es su parámetro a la hora de analizar las distintas iniciativas?
-“Nos interesa que las propuestas que uno pueda generar sean significativas, interesantes. Y con esto digo que no sean más de lo mismo: que se tenga en cuenta que lo que aprenderán los alumnos, no lo aprenderían si no se da dentro de las aulas. Es decir que los docentes piensen que lo que le ofrecen al niño es algo de lo cual él no puede apropiarse en otro ámbito. Me refiero a las mejores literaturas, el acceso a la tecnologías, las mejores herramientas de estudio.”

-Usted habló de la convivencia de dos poblaciones. ¿Cuál es la más numerosa?
-“El nivel secundario tiene a muchos chicos que, si bien tienen dificultades de aprendizaje, no presentan un retraso mental. Muchos de estos jóvenes han cursado la primaria en una escuela común y han elegido este secundario. O repitieron en secundarios comunes y vinieron acá.
También se da que hay niños que repiten dos o tres veces grados de la primaria y entonces son derivados. No son chicos para una escuela especial, pero evidentemente la escuela común no los contiene.
Estamos en un proceso de ver las remisiones. Hay diferentes casos. No pueden estar, por ejemplo, chicos de 10 años en un primer grado de la escuela común, entonces surgen estos pases. Y también hay niños con multidéficits, niños con Síndrome de Down.”

-¿Cómo se arman los grados?
“Se tiene en cuenta la edad cronológica. También se observa lo que se puede compartir pedagógicamente. No obstante, son grupos heterogéneos, de 10 u 11 personas. Allí aparece la importancia de las estrategias de los docentes.”

-¿Qué tiene que tener un docente de una escuela especial?
-“Tener vocación. Es algo que siempre se repite pero es así. Creo que se necesita ser un profesional.

Y lo que me parece sumamente importante es que pueda tener una mirada desprejuiciosa en relación a la población en la que trabaja. Los prejuicios limitan mucho al niño-joven.
Desde mi visión, el docente debe ser un buen lector, estar informado, generar proyectos, investigar su propio accionar. No puedo llegar al aula sin saber lo que está pasando en mi contexto, en mi país, por eso hago énfasis en la información. Más allá de lo académico, es bueno contar con una cultura general.”

-Resaltó el tema de los prejuicios...
-“Lo digo en rasgos generales. A veces hay una mirada muy prejuiciosa, muy desvalorizante respecto a la población en la que uno trabaja. Muchos estudiantes llegan a la escuela marginados en su realidad social, marcados también por el estereotipo del barrio en el que residen. Entonces, el colegio no puede reproducir esa marginación.”

-Todo un desafío.
-“Sí. En el discurso puedo ser muy progresista, pero si tengo creencias fuertes en relación a la mirada del otro, son difíciles de desterrar.
Ante esto, podemos cambiar nombres, en el sentido de decir discapacidad, capacidades especiales, capacidades diferentes, pero la cuestión pasa por otro lado esencialmente. Si no terminan siendo eufemismos porque en la creencia interna terminamos considerando a la población como siempre.
Además, yo siempre digo algo: el almacenero de la esquina puede dar una opinión desde un lugar, pero el docente tiene que tener un fundamento desde otro lugar. El discurso se construye con estudio, con experiencia.”

-¿Cuál es el aporte de los padres en la etapa escolar de sus hijos?
-“Prefiero hablar de adultos. Los adultos, las familias, estamos en un lugar de corrimiento. Esta simetría de adulto-niño está desdibujada en la sociedad. Yo creo que las familias colaboran desde el lugar que pueden. A veces creemos que no les importa lo que hacen los chicos porque no concurren a la escuela a interiorizarse, pero no es así; hay que ver qué ocurre. Quizás lo vemos así por nuestra experiencia, desde la clase media. A lo mejor, sí les interesa, pero no pueden venir hasta el establecimiento o creen que no tienen un lugar.
Hay que replantearse el papel familiar. Hay familias que colaboran, que participan y entonces debe incluírselas en proyectos áulicos.”

Todos pueden dar

-¿Qué espera de un alumno?
-“Siempre las expectativas son las mejores y siempre observando lo que un alumno puede dar. Todos tienen algo para dar. Y maneras diferentes de comunicarse, según lo que puedan. Hay quienes lo hacen desde una mirada, desde su cuerpo.
En función de esas expectativas positivas sobre el otro, el estudiante va construyendo su identidad. Es que si nadie espera nada de mí, entonces no tengo nada para dar, nada para demostrar.”

-¿Hay asignaturas en las que en mayor medida suelen desplegar sus capacidades?
-“Depende de cada uno, pero la Educación Física es el área que les permite desplegar más los cuerpos y a ellos les gusta. Es que muchos son muy activos, entonces se transforma en un canal donde pueden desenvolverse.
Les encanta la batucada, es notorio. Villa Nueva tiene una identidad respecto a esto, claramente.
Después, hay alumnos a los que les gusta hacer experimentos. También se está advirtiendo que les gusta estar en la computadora.”

-¿Qué nivel de deserción se ha registrado en los últimos años?
-“No ha existido mucha deserción. Sí se han dado pases a otras escuelas. En cuanto a la repitencia, es muy raro que se dé. Ocurre que en un aula puede haber chicos de distintos grados, entonces cada docente trabaja en lo que c