Tomás García Montaño será el nuevo presidente de la Sociedad Rural Villa María, ya que fue elegido ayer con el voto de 52 socios contra 29 que optaron por la lista oficialista encabezada por Raúl Brizzio, actual presidente de la institución.
Además de la votación, la asamblea tocó varios temas polémicos, que dieron cuenta, una vez más, de la división entre algunos socios y el malestar generalizado del resto por el conflicto institucional que atraviesan desde hace varios años, con dos intervenciones y denuncias cruzadas en la Justicia.
La asamblea comenzó con uno de los puntos conflictivos, cual fue la consideración de las sanciones con penas menores y expulsión, según los casos, de una decena de asociados.
Por unanimidad, optaron por rechazar las sanciones, por lo que todos pudieron emitir su voto y seguir siendo parte de la entidad.
Antes de llegar a ese punto, el abogado de la Rural, Julio Monasterio, se aprestaba a leer los fundamentos por los que la comisión actual había tomado la decisión de expulsar a socios, lo que fue rechazado por la asamblea.
Luego, siguieron con los puntos establecidos en el Orden del Día y en un trámite rápido, aprobaron la Memoria y Balance de los años 2009 y 2010, para pasar a la elección de las autoridades por un nuevo período.
El escrutinio arrojó el resultado favorable a la lista encabezada por García Montaño, un ingeniero agrónomo que entre otras actividades, se desempeña en la delegación local del Ministerio de Agricultura de la Provincia. Tanto él, como la mayoría de los integrantes de la nómina, no estuvieron antes en la comisión de la Rural.
Un dato llamativo para señalar es que la propuesta de García Montaño incluyó a los candidatos a la comisión Directiva, pero no así la de los miembros Revisores de Cuentas.
“Lamentablemente, no hay un sistema en nuestros estatutos que permita el ingreso de la minoría, por eso decidimos no presentar candidatos a Revisores de Cuentas para que sean de la oposición”, indicó en su oportunidad el electo presidente.
La asamblea no estuvo excenta de tensiones y, tras las rispideces manifestadas entre algunos dirigentes, la mayoría de los asociados arengaba para que volviera definitivamente la tranquilidad institucional.
Esto motivó que, en un tramo de la asamblea, se propusiera unificar las dos listas a los fines de que no hubiera ganadores ni perdedores. La iniciativa no prosperó, dado que fue rechazada por los socios que prefirieron votar las nóminas tal como se habían presentado.
Cabe señalar finalmente que la Dirección de Inspecciones Jurídicas envió a una veedora, quien controló que la reunión de la institución se realizara dentro de los carriles normales.