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Arriba, el juez Héctor Fissore. Abajo, de izquierda a derecha, los reincidentes Gustavo Libeccio, Cristian Durán y Javier Chacoma. Los tres confesaron y el juicio fue abreviado |
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El camarista Héctor Fissore condenó a tres jóvenes ladrones que, a poco de haber recuperado la libertad tras cumplir distintas condenas, volvieron a delinquir.
Se trata de Cristian Alberto Durán, de 25 años de edad, Gustavo Angel Libeccio, de 31, y Javier Alejandro Chacoma, de 33, quienes confesaron haber perpetrado un hecho de “robo simple” que damnificó a un joven de Arroyo Cabral.
Por ese hecho, la Justicia les aplicó a cada uno de ellos penas de un año y seis meses de prisión de cumplimiento efectivo, pero dicha sanción debió unificarse con otras condenas que los tres presidiarios reincidentes tenían pendientes por otros hechos delictivos.
Así, a Durán se le impuso una única sanción de nueve años de cárcel, a Libeccio ocho años y 11 meses y a Chacoma ocho años y nueve meses.
Ocurre que el 1 de marzo de 2004 los tres sujetos habían recibido condenas superiores a los siete años de prisión por diferentes ilícitos, en el marco de una causa en la que se juzgaron varios hechos y a otras cinco personas.
@ Duras condenas
En efecto, durante aquel proceso oral y público presidido por la camarista Silvia Saslavsky de Camandone, y sustanciado a lo largo de nueve audiencias de debate, Durán recibió una pena de siete años y seis meses de prisión por “robo calificado” por uso de arma, “lesiones graves”, “violación de domicilio” y “daño”; a Libeccio se le aplicó una sanción de siete años y cinco meses por “robo calificado” por uso de arma, “lesiones graves” y “robo reiterado” (dos hechos), mientras que Chacoma fue condenado a siete años y tres meses por “robo calificado” por uso de arma, “lesiones graves”, “resistencia a la autoridad” calificada, “amenazas” y “lesiones leves”.
Como los tres individuos habían obtenido la libertad en forma “condicional” tras purgar los dos tercios de dichas sanciones, al momento de ser nuevamente detenidos por el robo al joven cabralense estaban adeudando parte de aquellas penas.
Ahora, tanto Durán como Libeccio y Chacoma deberán completar las condenas unificadas y sólo podrán acceder al beneficio de la “libertad asistida”, que permite el egreso sólo seis meses antes del cumplimiento total de la pena.
@ Violento asalto
El hecho de “robo calificado”, común a los tres individuos, fue un violento asalto a mano armada perpetrado en horas de la noche del 1 de junio de 2003 en un campo ubicado sobre la ruta que va a Pampayasta.
Allí, cinco delincuentes (Durán, Libeccio, Chacoma y otros dos sujetos, que también fueron condenados por la Justicia al año siguiente) sorprendieron a María Inés Córdoba y a sus hijos Federico y Sergio Soria cuando llegaban al predio rural.
Portando una escopeta, dos revólveres y un cuchillo de unos 50 centímetros de largo, los malvivientes le exigieron a la mujer la entrega de 100 mil pesos, “porque -dijeron- sabemos que cobraron esa plata”.
“Hace varios días que te seguimos… danos la guita o te vamos a matar junto a tus hijos”, añadieron los ladrones, y antes de llegar a la vivienda el delincuente que portaba la cuchilla le produjo una herida en el dedo índice de la mano derecha a Córdoba, al tiempo de decirle que se lo cortaría si no le daba el dinero.
Tras ingresar a la finca rural y reducir a Luis Giovanini, quien se encontraba durmiendo, los asaltantes se apoderaron de 16 mil pesos que se hallaban guardados en una caja fuerte, además de un teléfono celular, un llavero, dos revólveres calibre 32, un reloj pulsera, anillos de oro, una carabina calibre 22, dos rifles de aire comprimido y otros elementos de valor.
Por este hecho y los otros delitos que se les atribuían, Libeccio y Chacoma habían sido detenidos el 2 de junio de 2003, mientras que Durán “cayó” el 2 de agosto del mismo año.
@ Golpes y robo
El hecho por el que ahora fueron nuevamente juzgados, y condenados a un año y medio de prisión, se produjo alrededor de las 6 de la mañana del 16 de marzo pasado, cuando Durán, Libeccio y Chacoma asaltaron a Marcos Javier Merlo, un cabralense de 30 años de edad.
Los tres sujetos interceptaron al muchacho a la salida de la confitería bailable “Jet Set”. Tras sorprenderlo por detrás, lo golpearon, le taparon la cabeza con la remera y lo introdujeron en su pick up Ford Ranger (dominio FJS 238, de color champán), para luego dejarlo abandonado en un descampado ubicado cerca del puente Andino.
Previo a darse a la fuga en la camioneta, los ladrones volvieron a golpear a Merlo, lo maniataron con cinta plástica y lo despojaron de la billetera -que contenía 300 pesos en efectivo- y del teléfono celular.
Sin embargo, pocas horas después la Ford fue vista en las inmediaciones del Molino Fénix y, tras darse intervención a la Policía, se logró la detención de los tres asaltantes en la esquina de Tucumán y pasaje Ushuaia, en barrio Lamadrid.
Poco después se estableció que Durán y Libeccio se encontraban cumpliendo sus condenas en el Establecimiento Penitenciario Nº 5, aunque fuera del penal por estar beneficiados con una libertad transitoria, a tal punto que el mismo día del robo a Merlo debían regresar a la unidad carcelaria.
@ Otros detalles
Cristian Durán, alias “Homero”, es peón de albañil y registra último domicilio en Estados Unidos 1347, mientras que Javier Chacoma está radicado en Rucci s/n, ambos en barrio General Roca. En tanto, Libeccio estaba viviendo en Sabattini 991, en barrio Roque Sáenz Peña.
Además del juez Fissore, intervinieron en el juicio oral el fiscal de Cámara, Francisco Márquez; la asesora letrada Teresa Fiol de Achad (ejerció la defensa oficial de Durán), y los abogados Luis Caronni (Libeccio) y Eduardo Rigalt (Chacoma), mientras que el secretario actuante fue Roberto Jue.
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