“Todos para uno y uno para todos”. La frase popularizada por Alejandro Dumas en la novela “Los tres mosqueteros” se puede aplicar a la reacción solidaria que tuvieron los trabajadores de DPA (ex Nestlé) nucleados en el Sindicato Trabajadores de Industrias de la Alimentación (STIA) tras el despido de un trabajador.
Esa solidaridad se manifiesta en el reclamo de todos a través de asambleas que realizan desde ayer y que continuarán hasta que tengan una respuesta.
El trabajador despedido es un joven padre de familia, cuya mujer está embarazada. Tiene un legajo “impecable” como definieron en el gremio y, además, en su historia laboral de no más de siete años demostró su dedicación y voluntad de superación dado que fue ascendiendo del área de carga y descarga hasta llegar al laboratorio.
“Toda la gente reaccionó mal porque es un compañero dedicado a su trabajo, esforzado y muy buena persona”, dijo Fernando Páez, secretario general del STIA Villa Nueva, quien dialogó con EL DIARIO acompañado del tesorero de la organización sindical, Cristian Novarese.
“Estuvimos como gremio reunidos con el gerente de la empresa, al que le planteamos que si hubo un error se debe a la recarga de tareas, a la falta de categorización y, fundamentalmente, le dijimos que no puede hacer caer toda la responsabilidad de una supuesta falla en el último eslabón de una cadena. No vamos a dejar que el hilo se corte por lo más fino”, dijo Páez.
El problema se origina con las características de una partida de leche en polvo que produce la multinacional en Villa Nueva y que fue exportada a Venezuela. Allí, rechazaron un lote porque no correspondía con las condiciones exigidas.
Esas condiciones se certifican primero en una planilla que realiza un trabajador raso y luego van pasando estamentos de control con los jefes de área hasta que se embarca el producto para exportación.
El trabajador despedido fue el primer eslabón de esa cadena y se encontraba realizando tal tarea en remplazo de otro empleado de licencia. “Hay que señalar que lo pusieron en una actividad que no era la propia, sin capacitación previa y con directivas que él cumplió”, indicaron.
“Lo más grave de esto es que ni el gerente,ni los responsables de Recursos Humanos quisieron siquiera escucharlo. Los jefes fueron los únicos que dieron su versión. Ellos le echaron la culpa al trabajador y se creen que ahí terminó todo”, dijo Páez.
En repudio al despido y pidiendo la reincorporación es que, desde el martes, comenzaron con asambleas en horario laboral, las que continuarán, según informaron desde el gremio, si DPA no da respuestas.
Además, harán una presentación ante el Ministerio de Trabajo, donde insistirán también con un expediente presentado tiempo atrás en el que solicitan la recategorización de 17 personas que están haciendo tareas de una responsabilidad superior que por la que cobran.
Con la filosofía de los mosqueteros, los trabajadores de DPA seguirán pidiendo la reincorporación del empleado despedido porque no dudan que, en situaciones como ésta, tienen que ser “todos para uno y uno para todos”.