Escribe: Jesús Chirino
Nuevo lugar para la salud
El médico Roberto Sayago, en su libro “La medicina en Villa María y la región” señala que “a partir del año 1926, la Sala de Primeros Auxilios que funcionaba en Perú N° 345 (hoy General Paz) se convierte en Asistencia Pública, para dar mayor cobertura de atención sanitaria a los habitantes de la ciudad, no sólo en las emergencias sino también en prestaciones ambulatorias de afecciones agudas y crónicas”. En ese mismo domicilio, según sostiene Bernardino Calvo en su “Historia de Villa María y sus barrios”, para 1915 se había inaugurado la Sala de Primeros Auxilios, luego el lugar sería denominado Asistencia Pública. Esto es así a pesar que prosiguieron llegando subvenciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación a nombre de la Sala de Primero Auxilios.
Cuando se planteó la necesidad del nuevo edificio para la Asistencia Pública, además del mencionado local de la calle Perú, el municipio sostenía el Dispensario Antivenéreo y el Dispensario de Lactantes que funcionaba en las instalaciones de la Plaza Manuel Anselmo Ocampo.
El 22 de diciembre de 1937 el municipio firmó la documentación que lo hacía dueño de un terreno de 1.182 metros cuadrados, que había pertenecido a Elisa Cardama de Pereira, ubicado en la esquina formada por Montevideo (actual Lisandro de la Torre) y Catamarca.
Plano, licitación y obra
El entonces jefe de Obras Públicas, ingeniero Pablo Baratelli, realizó el estudio pertinente para la construcción del nuevo edificio. Recordemos que entonces Emilio Seydell ejercía la Intendencia municipal y Oscar Turchi la Presidencia del Concejo Deliberante. En la administración municipal anterior la obra pública había traído dolores de cabeza a hombres del poder político local. El ex intendente Parajón Ortiz y algunos concejales no sólo terminaron sentados en el banquillo de los acusados sino que pasaron un tiempo detrás de las rejas para terminar condenados por su poco apego a la letra de la Ley. A pesar de esto Seydell pretendía hacer una gran obra como el edificio para la Asistencia Pública y, además, financiarlo con recursos propios del municipio. Cuestión que marcaba una importante diferencia con la administración anterior que terminó dejando las cuentas municipales al rojo vivo.
De todas maneras no fue fácil encarar la nueva obra. Por falta de oferentes que se ajustaran a las condiciones, el llamado a licitación debió repetirse tres veces, con un pliego que detallaba puntillosamente mucha cuestiones, incluso el tipo y cantidad de material que debía ser utilizado en cada parte de la obra. En esto también se diferenciaba de las amañanadas licitaciones de Parajón Ortiz en las cuales las obras eran objeto de constantes modificaciones y aumentos de costos.
Nueva edificación
El diario provincial Los Principios, en la página 16 de su edición del 25 de mayo de 1938, publicó que la nueva edificación costaría “aproximadamente la suma de pesos 80.000. Será de corte moderno y se la dotará de todas las comodidades que requiere un establecimiento de esta índole. En cuanto al instrumental quirúrgico las autoridades municipales son del criterio de que la misma posea todo lo que sea necesario”. En la misma página podía leerse el Balance de caja y los totales anuales de la recaudación municipal entre 1934 y 1936. Esa publicación era un espacio contratado mediante la cual el Gobierno de Seydell pretendía difundir sus actos. Por esa comunicación el Gobierno municipal pagó 250 pesos, mediante recibo N° 26.586 fechado el 24 de mayo de 1938.
Los planos con los que se llamó a licitación “para la construcción del edificio para la Asistencia Pública y departamento del mayordomo…” están fechado mayo de 1938 y poseen las firmas del intendente, su secretario y de dos personas más pero, debe dejarse claro por ciertos equívocos que han circulado, ninguna pertenece al ingeniero Salamone. Los planos fueron aprobados en el Concejo Deliberante el primer día de julio de 1938.
Adjudicada la obra fue dirigida por el ingeniero Abraham S. Ruiz, en tanto que Juan Bertella tuvo a su cargo la carpintería metálica. Por su parte Antonio de Palau se hizo cargo de los revestimientos de mármol.
El acto de inauguración se realizó el día 16 de julio de 1939. El entonces gobernador de la provincia Amadeo Sabattini presidió el acto que contó con una nutrida concurrencia de vecinos que vieron abrir las puertas del importante edificio construido con el esfuerzo del municipio. Se daba un importante paso en relación al servicio de salud para los sectores más pobres.
Atención a los vecinos
Para saber en qué horarios se atendía al público podemos consultar una publicación del diario local Heraldo en 1939. Allí se dice que el consultorio externo atiende de lunes a sábado a las 18 horas y tres días por la mañana a partir de las 10 horas. Por otra parte todas las tardes, de 16 a 18, se realizaban curaciones y cuatro días a la semana se curaba de 10 a 12 horas. Luego de inaugurado el edificio se trasladó allí el Consultorio de Lactantes que atendía a niños de hasta 4 años de edad todos los días, menos los domingos, a partir de las 11 horas. Quienes tenían afecciones de piel podían asistir los sábados a partir de las 14,30 horas. Las flamantes salas de la Asistencia también pasaron a contener el Consultorio Antivenéreo que miércoles y sábado atendía consultas a partir de las 14,30 y realizaba curaciones de lunes a sábado a las 19,30 horas. En tanto la farmacia atendía dos horas por la mañana e igual tiempo por la tarde, excepto los domingos que sus puertas sólo se abrían una hora por turno.
Otro aspecto de la atención a los vecinos puede notarse en lo que Heraldo publicó el 25 de diciembre de 1939: “Siendo la Asistencia Pública una entidad creada a los fines de auxiliar al necesitado carente de recursos, es indispensable presentar, cada vez que se solicite ser examinado en los consultorios, certificado de pobreza que se extiende en la misma repartición todos los días, menos domingo, de 9 a 12 horas y de 15 a 17 horas.”
El triste trámite de gestionar y luego presentar el certificado de pobreza era una práctica que venía desde mucho tiempo antes y que, con variantes, se mantuvo por años. Aunque aún faltaba avanzar en varios aspectos, en 1939 se erigió un edificio desde el cual los trabajadores de la Salud, más allá de las diferentes circunstancias políticas, libraron decisivas batallas a favor de la salud de los villamarienses.
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