"Rumours" (Rumores), fue el undécimo disco de Fleetwood Mac y el que mejores ventas obtuvo. Debutó como Nº 10 en las preferencias y posteriormente se ubicó en el Nº 1 de las principales listas en ambos lados del Atlántico. En Estados Unidos llegó a permanecer durante 31 semanas como disco más elegido por el público. Además permaneció casi un año entre los cinco primeros, la permanencia más prolongada de los ‘70. El larga duración produjo nada menos que cuatro discos simples de muy buena acogida en el mercado mundial. Los principales títulos incluidos en la placa en cuestión fueron "Puedes hacerlo a tu modo", "No se detengan", "Lo haces de manera amorosa" y el Nº 1 indiscutido titulado "Sueños", una creación que estuvo 450 semanas consecutivas en las listas de Gran Bretaña.
"Rumours", tal el rótulo que le colocaron al LP para su presentación en el mercado, se convirtió en el segundo long play de la banda y fue variando su esencia según la armonía imperante en el seno de los dos matrimonios que conjugaban el núcleo central del conjunto. Su líder natural y el creador del grupo, Mike Fleetwood, incluyó a su esposa, Christine McVie (compositora y cantante) como su partenaire indispensable a la hora de obtener buenos resultados. Lograron rodearse de buenos músicos, como el talentoso Stevie Nicks y otro matrimonio de artistas para completar la formación, Lindsey Buckingham y John McVie (hermano de Christine). En algunos pasajes del vinilo cobra preponderancia la voz ronca de Stevie Nicks interpretando un puñado de canciones agridulces. La responsabilidad de componer las letras estuvo repartida entre Buckingham y Nicks, pero sin embargo, la canción que más brilla en esta producción de 11 surcos es la que escribió Christine McVie, la dolorosamente bella "pájaro cantor" (Songbird). Este álbum fue elegido entre los mejores 25 discos de esa época por los editores de la revista Rolling Stone y como dato no menor obtuvo un récord asombroso de 19 millones de copias vendidas alrededor de diferentes geografías en todo el mundo. Fue publicado en febrero de 1977.

s Las siestas en el “Mar Rojo”

En esta entrega, los recuerdos del responsable de la columna apuntan a las siestas-tardes en el populoso campito del "Mar Rojo". Una superficie pedregosa y renegrida por una especie de carbón molido que hacía las veces de "terreno apto" para la práctica del más famoso deporte de los argentinos. Los pibes de un puñado de barrios locales se aglutinaban para darle a la de cuero sin ánimos de convertirse en los Maradona del futuro. El espíritu del potrero asomaba en cada gambeta y eso era suficiente para ser feliz, al menos por unas horas. Y en febrero se desdoblaban las preferencias. Algunos pateaban la redonda y otros empuñaban "el pomo" o manipulaban "las bombitas" en medio de prolongadas jornadas carnavalescas que eran toda una tradición. Los grifos de los patios y de los jardines no daban abasto para tantas recargas de pibas y pibes empapados que corrían a través de los disímiles escenarios barriales. Y en el epílogo de cada jornada, frente al "Mar Rojo" (hoy, el Subnivel), las dos heladerías famosas del barrio Centro sur, a sólo un par de veredas de distancia entre sí, Faggiolo y Falco, con sus puertas abiertas para regocijo de los jovencitos que prestos acudían a saborear sus inolvidables cremas heladas.

Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO