La creación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos data de 1975, época en que la violencia afectaba al conjunto de la sociedad. En este contexto se constituye APDH, un organismo que asume el compromiso de mantenerse vigilante de la situación y cumplimiento de los Derechos Humanos.
Durante el período de la dictadura la preocupación por esta temática estuvo centrada en las consecuencias del terrorismo de Estado: los desaparecidos. Por esta razón es la primera tarea que se aborda dentro de la universalidad de los Derechos Humanos.
Una vez recuperado el proceso democrático APDH se aboca a la problemática del acceso a la justicia y el conocimiento de la verdad. Fue recién a fines de los ‘80 y en la tristemente célebre década del ‘90, en que APDH asume una posición muy fuerte en defensa de los derechos económicos, sociales y culturales. Desde este lugar visualiza que existen situaciones de violación a los Derechos Humanos, que son trasversales al conjunto de la sociedad como son el Derecho a la educación, el Derecho a la salud, el Derecho al trabajo y que quebrantados los mismos originan graves situaciones de exclusión social. Fue desde esta perspectiva que APDH decide incorporarse a otra importante preocupación, un tema que atraviesa también al conjunto de la sociedad y que es la problemática de género. Desde entonces la lucha es ardua e insistente en la observación y protección de los Derechos de la Mujer, ya que la violación de los mismos existen como formas de poder y saber, establecidos como modelos y arraigados en la subjetividad individual y colectiva.
Aproximarse a las diversas situaciones que atraviesan las mujeres en los albores del Siglo XXI es una cuestión muy compleja ya que la desigualdad, el sometimiento y la exclusión del género femenino se manifestó de muchas formas y en todos los ámbitos de la vida social.
El problema es muy amplio, pero resulta significativo considerar la situación actual de género en la sociedad contemporánea. Existe un informe del Tribunal de Violación de los Derechos Humanos de las Niñas (1998) donde se exponen algunos graves problemas que aqueja a este sector de la población, tanto en Argentina como en buena parte de los países del mundo, altas tasas de analfabetismo, discriminación en el ámbito educativo, falta de información sobre la salud reproductiva, maternidad no deseada y abortos clandestinos, violencia doméstica, tráfico de niños/as y prostitución. Los valores patriarcales aún imperantes en nuestra sociedad dan lugar a que las mujeres adultas no corran mejor suerte, discriminación en el campo laboral, violencia sexual y doméstica. La situación de dominación se agrava cuando a la identidad genérica se suman otras identitarias y ciertos posicionamientos de clase en este sentido: mujeres pobres, las aborígenes, aquellas que no cumplen con pautas estéticas impuestas por la sociedad de consumo ocupan posiciones de mayor vulnerabilidad.
En lo que se refiere a nuestro país es necesario señalar que aún existe un amplio sector de la población compuesto por mujeres que fue severamente afectado por políticas neoliberales aplicadas desde la última dictadura y profundizadas(década ‘89-‘99) y gobiernos posteriores. En este sentido medidas de ajuste constituyeron el marco para pensar muchas de las actuales situaciones sociales que padecen las mujeres en distintas regiones del país. Debemos señalar que la legislación de las últimas décadas está tratando de modificar la posición históricamente desfavorable de la mujer en el plano de la igualdad de derechos. Pero aún es necesaria una profundización de los derechos políticos de las mujeres con la incorporación de una política de acción consecuente y afirmativa, como la ley de cupo femenino, los importantes avances en cuanto a la legislación laboral, la incorporación de los derechos sexuales y reproductivos.
El acceso a la información sobre sus derechos y las formas de hacerlos efectivos es fundamental para lograr un real empoderamiento por parte de las mujeres. Dicho empoderamiento supone un proceso que pasa por comprender sus realidades de género y los mandatos culturales a los que la mujer está sometida. Agregamos que el papel de las organizaciones de la sociedad civil es sumamente importante para promover y consolidar los proyectos de defensa de los Derechos de la Mujer.
Una de las estrategias más útiles es la integración transversal de la perspectiva de género en el trabajo que realizan distintas organizaciones en el ámbito de la justicia y Derechos Humanos.
Finalmente diremos que es desafío actual la necesidad de repensar la relación del Estado y las Reformas Institucionales que resultan imprescindibles para que pueda efectivamente constituirse en el promotor y garante de los Derechos Humanos en el marco de una transformación democrática.
En este sentido nuestra sociedad tiene una ardua tarea. Los principios que sustentan los Derechos Humanos y que se han vistos fortalecidos constitucionalmente deben ser concretados en el accionar permanente de hombres y mujeres con el propósito de encontrar caminos que ofrezcan condiciones para el logro de los mejores valores de la condición humana, traducidos en la valiosa lucha que libran muchas mujeres en la hora actual.
APDH Villa María
Otras notas de la seccion Opiniones
Escriben los lectores
Escriben los lectores
Una historia, entre tantas
Los lectores también escriben
Lamentable
|