Escribe: Gustavo Ferradans
(De nuestra Redacción)

Todos los que lo conocieron coinciden que "El Gallego" era en una cancha igual que en el gremio, en un aula o en la vida. Una persona leal, honesta, querida, respetada y solidaria, un caballero con todas las letras. Era un gran tipo, un idealista, un gran maestro, un formador de hombres.

Los compañeros de River

Omar "Cacho" Ermácora, compañero del club en diálogo con EL DIARIO destacó sobre Eduardo Requena que "El Gallego" era un señor, un gran jugador. Era completo como persona. No tenía desperdicio. Todo lo que hizo fue desinteresadamente, sin agredir a nadie. Yo lo quería muchísimo. El era 4 ó 5 años menor que yo y recuerdo muchas anécdotas. Cuando el padre tuvo un accidente y estuvo mucho tiempo en Rosario, él se quedó a cargo de la casa y nos juntábamos a comer asados todas las noches.
"Como futbolista era un crack, un gran defensor. Era una luz defendiendo, muy ligero. Era diestro, pero jugaba por el sector izquierdo. El era muy buen cabeceador y en cada córner él iba a cabecear. Siempre ganaba arriba y muchas veces iba adentro", cuenta su ex compañero de equipo.
El empresario de la construcción cuenta que "jugamos juntos muchos años en un gran equipo de grandes nombres. Casi todos los de aquel equipo de River jugaban en la selección villamariense. Viajamos muchísimas veces a jugar a Córdoba, a San Luis, a Buenos Aires".
"Pero Eduardo era más grande como persona. Era un fuera de serie. Era derecho, tengo un gran recuerdo de él", concluyó.
Otro compañero de aquel River de entre los ´50 y ´60, es Jorge Daniel, integrante de aquel recordado equipo del club de barrio Almirante Brown
"Jugamos muchos años juntos. Nos criamos juntos. Vivíamos muy cerca y nos conocíamos de la infancia. Al igual que con ‘Canguro’ (Mario), el otro hermano, ‘Tata’ es más chico. Después del fútbol nos juntábamos todas las noches. Era muy buena persona."
"Con River fuimos campeones cuatro años en forma consecutiva. Nosotros empezamos a jugar en primera en el ´56, más o menos. El vivía en la calle Ramiro Suárez casi en la esquina, con una tía y yo vivía a la altura de Jujuy y General Paz. Estábamos a dos cuadras. El club River por entonces estaba en la avenida Alem al 700, entre la concesionaria y el taller que hoy existen. Ambos nacimos en River. Jugamos muchos años juntos. El nunca quiso irse a jugar a otro equipo. Tengo muchos recuerdos de él."
"Era muy buen jugador, jugaba de 3, pero como persona era mejor. Jugaba muy bien. Nos reuníamos siempre. Yo recuerdo que él nunca habló de política conmigo. Nunca contaba las cosas del gremio. Pero el "Gallego" era un tipo leal, derecho, una gran persona", concluyó el ex compañero de River Plate.
Dyber Bocco, el reconocido periodista deportivo cuenta que "cuando yo empecé a cubrir fútbol Eduardo ya jugaba. Era un back izquierdo, un tres de esa época de buen juego aéreo. Cabeceaba muy bien y tenía un buen manejo de pelota. Si hubiera jugado en nuestros días sería un marcador de punta o volante por izquierda, o un carrilero.
Lamentablemente de aquella época no hay nadie que haya recopilado esa etapa de la Liga Villamariense para poder tener estadísticas. Sí recuerdo de aquel River jugadores como Aguilar, Vivian, Flores, los Ermácora, Berterame, Calderón, Oviedo, Jorge Daniel; entre otros. Eduardo jugaba en aquel equipo que fue campeón entre 1959 y 1962. Fueron campeones cuatro años consecutivos, ese logro sólo pudo igualarlo el Sport Club Colón entre 1986 y 1989. Era un buen jugador, inclusive jugaba en el seleccionado de la Liga Villamariense, algo que era muy común por aquella época".
Así lo recuerdan todos al "Gallego" Requena. El defensor de River que no cobraba para jugar en su club, que por ese entonces era habitual. Tres anécdotas que recuerdan amigos y ex alumnos describen otros aspectos de su personalidad.
"Eduardo en invierno andaba sin suéter. Con la camisa y el saco. El sostenía que al frío había que tratarlo con indiferencia", contó un ex alumno recordándolo en una página de Internet sobre derechos humanos.
Otro recuerdo habla de una charla que tuvo un día con su hermano Mario, que le descubrió una "pila" de boletas de pasajes, tickets y recibos de sus viajes por su actividad gremial. Su hermano le preguntó por qué no reclamaba esos viáticos al gremio y Eduardo respondió que "es fácil hacer sindicalismo con la plata de los trabajadores".
La tercera cuenta que su cuñada Estela un día le dio dinero para que le comprara pilas en Córdoba, porque era una época en que el producto era caro y encima escaseaba. Nunca las compró. Pasó mucho tiempo hasta que le hizo el reclamo de qué había hecho con las pilas. El contó que cuando entró a un negocio para comprarlas, había una mujer humilde con un pequeño en brazos, pidiendo ayuda para comprar alimentos. Aquel dinero se convirtió justamente en leche y otros productos para esa madre y ese pequeño.
Así era Eduardo.
Su compromiso iba más allá de lo gremial y se manifestaba con una militancia política y social en defensa de los intereses populares.
Como docente y gemialista dejó sus enseñanzas. A sus compañeros les decía: "Algún día todos los educadores entenderemos que somos laburantes, entonces la unidad será una realidad".
En el atardecer del 23 de julio de 1976, cuando ya gobernaba el país la junta militar, Eduardo entró al café Miracles en la avenida Colón al 1100 en Córdoba (ubicado a pocos metros de la plaza Colón). El sabía que lo buscaban, pero no se ocultaba.
Un grupo de civil lo estaba esperando. Se lo llevaron y nunca más se supo de él.
Hay muchos testimonios que dicen haberlo visto en el centro clandestino de detención "La Perla", donde el General Luciano Benjamín Menéndez junto a otros integrantes del Tercer Cuerpo se consideraban "amos y señores".
"El Gallego" fue atleta, futbolista, docente, gremialista y militante. Solidario, leal y comprometido. Eduardo Requena, aquel back izquierdo que nadie olvida.