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Jurado femenino. La mayoría de ellas eligieron a una mujer representativa, ante nuestra consulta |
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Docentes, amas de casa, enfermeras, monjas. Mujeres que no ocuparon espacios en los medios de comunicación y que dieron mucho a Villa Nueva. Heroínas anónimas de esta ciudad que siempre recuerda su rico pasado, añorando personajes, lugares y calles.
En el Día Internacional de la Mujer, el Concejo Deliberante homenajeó a las quince mujeres que estuvieron sentadas en una banca del cuerpo parlamentario desde que retornó la democracia a la República Argentina, en 1983. Tal como anunció EL DIARIO en varias ocasiones, el acto se desarrolló anteanoche, con la presencia del intendente Guillermo Cavagnero y varias autoridades.
Fue una ceremonia sencilla, en la que se entregaron placas recordatorias a catorce ex ediles. Hubo también un homenaje post mórtem a Mirta Soria.
Este matutino aprovechó el encuentro de las ex legisladoras locales para que ellas rindan tributo a mujeres anónimas (o no tanto) que “merecen ser reconocidas por la sociedad”. Y hubo diversos nombres.
Para Angela Forneris, hoy secretaria de Educación y Cultura del Gobierno, la ciudad “se fue olvidando” de María Cristina Medina. “Desde muy jovencita estuvo en la política, fue legisladora provincial y trabajó muchísimo por Villa Nueva”, rescató. “Pertenecía a la alta sociedad, pero se adaptó a las demás clases. Fue en la época de Evita, tenía un negocio y se dedicaba al servicio social. Ya falleció”, apuntó. “Sería importante hacer memoria de quienes han cumplido una misión tan significativa, con transparencia”, subrayó.
La ex diputada nacional Stella Montes, por su lado, recordó a “Porota” Mariscotti (María Josefa Mariscotti de Beccaría). “Estuvo años al frente del que era un dispensario. Hay muchas mujeres que realmente caminaron la ciudad. Hoy recibimos nosotras un reconocimiento que nos halaga porque es parte de ser mujer, pero yo quiero retribuírselo a Porota y tantas otras”, manifestó.
Gladys Albanesse coincidió con Montes: “Porota dio todo, hasta su vida; trasladaba a los enfermeros a Córdoba en ambulancia. Al sepelio fue más gente que al de Néstor Kirchner (ilustró); la gente la adoraba, ella visitaba a los humildes, los trasladaba, los cuidaba”, remarcó.
Mariscotti quedó en el recuerdo popular por su labor en la Asistencia Pública y en el comedor que hoy lleva su nombre.
Claudia Avellini se inclinó por Gloria de Güelfi, su maestra de primer grado. “Ha sido la maestra del 80% de los chicos de mi generación. Me marcó mucho en un momento clave del ciclo escolar, el primer año de la escuela. Hoy ya está jubilada, fue una docente muy dulce que me dio mucho”, valoró la joven ex concejala.
A Mirta Soria (la ex edil ya fallecida y que fue distinguida con el nombre de la sala de sesiones del Deliberante) la reconoció Ana Ponce. “Me emocionó el reconocimiento a Mirta Soria, es una mujer que hizo mucho por Villa Nueva y luchó por la ciudad. La localidad tiene mujeres muy valiosas”, señaló.
Nora Bizzutti elogió a doña Lina Casas, presente en la ceremonia de anteanoche. También trajo a su memoria a “Laura, en el barrio Ctalamochita, mamá de ocho hijos; con lo que eso significa”. Luego resaltó a la ex madre superiora del Instituto Inmaculada Concepción, Delfina Merlo. “Junto a otras mujeres hacían comidas, hacían canelones y les vendían a los padres del colegio y con eso posibilitaron la creación de la escuela secundaria”, argumentó.
Cabe consignar que Lina Cleofé Casas fue una activa militante social desde el radicalismo y candidata a edil en el ‘73. Participó de la creación de la Escuela Recuperadora Pablo VI e integró la Dirección de Cultura en los años ‘80.
Sandra Bailone sostuvo que Luciana “Chana” Vaudagnotto “tuvo un compromiso muy grande en lo educativo y en lo cultural” y elogió “su fuerte temperamento”. La ex legisladora villanovense también rescató a “Maruja” Pereyra (María de la Paz Pereyra y Villasuso). “A ella le debemos la Casa de la Cultura: tuvo la grandeza de entregarla”, indicó.
Dicen que Vaudagnotto fue el alma del Inmaculada Concepción, una docente que junto a otras mujeres motivó la creación del secundario, siendo parte del equipo fundacional. Recorría los campos, coordinaba actividades en el colegio, integró la comisión parroquial y fue maestra en Ausonia y en el Belgrano. Una calle lleva su nombre.
A “Maruja” Pereyra, fallecida en la década del ‘90, la recuerdan como una ama de casa a la que le gustaba cocinar. Dicen que padecía las bajas temperaturas en la casona de calle Déan Funes, que el municipio adquirió gracias a un subsidio provincial. En rigor de verdad, el Gobierno le dio una casa más pequeña, y ella entregó la que hoy es Casa de la Cultura (se llama así desde 1996; desde 1985 está el museo).
Cabe consignar que Sergio Basualdo y otros ex directores de Cultura presentaron en el primer mandato de Cavagnero una propuesta de denominar a la casa como “Maruja Pereyra”.
Por su parte, Sandra Sgubini tuvo palabras de gratitud “hacia todas las maestras de los ex jardines municipales, que cuidaron de mi hija y de tantos hijos villanovenses de pequeña edad, con gran compromiso y cariño”.
D.B.
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