Al comedor de calle Paraguay 429 de barrio Las Playas asisten entre 40 y 45 chicos y chicas diariamente, desde las 17 a las 20.
El centro comunitario se había abierto como comedor “para dar respuesta urgente a la desnutrición de ese momento, pero luego se fue pensando en la inclusión social y surgieron otras actividades como murga, comunicación, taller literario y otras”, explicó su responsable, Liliana Costabello. El año pasado se realizó un Curso de Alfabetización, vinculado a una perspectiva integral que incluyó dialogar sobre el ejercicio del poder, la violencia y el rol que ocupan las mujeres dentro y fuera de la casa, resultando “un antes y un después”.
Los números del comedor revelan que se incrementó la cantidad de personas que asisten. “Durante años tuvimos entre 30 y 35 personas; ahora llegan a 50. Hay niños y niñas que permanecen y otros nuevos”, declaró.
“No discutiré que hay trabajo, pero no alcanza. El lugar es un termómetro de la situación económica y de cómo se complejizan los conflictos sociales: se crece en la violencia, el adulto está sobrepasado y se descargan en los chicos. Las mujeres, además, asumen que su rol es secundario”, reveló.
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