Escribe: Juan Manuel Gorno

Como un sello imborrable de una realidad que lo acecha desde hace años, Alumni debe seguir sufriendo.
Así lo percibieron anoche sus hinchas, que reconocieron el esfuerzo de sus jugadores, pero se lamentaron porque, otra vez, el 2-2 que se escribió ante Unión de Sunchales, deja por sentado que “se regalaron dos puntos”, ahora en Plaza Ocampo.
Por la primera fecha de la Fase Reválida, el equipo que anoche tuvo el retorno oficial del entrenador Marcelo Bonetto, quizás mereció mejor suerte, pero no acompañó al azar con la puntería y eso fue determinante en el partido, más allá que imprimió sacrificio y empató dos veces, con el marcador desfavorable.
Un penal errado de Diego Manicero, cuando el partido estaba empatado en dos tantos, fue reflejo suficiente de esa carencia del elenco villamariense, que sigue apenas un punto arriba de Unión en la maratónica lucha por zafar del descenso.
Explicación coherente puede ser la ausencia de Marcos Sebastián Godoy (suspendido por dos fechas), el hombre que transformó en gol casi todo lo que presumía el equipo en 2012.
En ese contexto, Bonetto armó una estructura diferente en ofensiva; prescindió en principio de Víctor Rena y se la jugó con Martín Dopazo y Diego Manicero para tener mayor velocidad de tres cuartos de cancha en adelante, acompañados por Lucas Gómez como único punta.
Sin embargo, si bien el equipo tuvo presencia en la mitad de cancha, Dopazo no conectó como debía, Bolatti estuvo contenido en los primeros minutos y todo debía pasar por Manicero.
Puesto a consideración, se sabe que el ex Lanús es una pieza desequilibrante, genera entusiasmo en cada arranque, en cada pique. Y es por ello que se convirtió en la llave de los avances fortineros. No obstante, lo de Manicero a veces es más espectacular que efectivo. Y esto sucedió anoche. En un par de oportunidades, el atacante desbordó y se equivocó en la puntada final (centros sin destino o tiros al arco apresurados marcaron la tendencia), entonces Alumni no tradujo en la red la supremacía que se plasmaba en el campo.
Unión, que hasta allí sólo se guiaba por la capacidad individual de Joaquín Molina (preocupando por derecha y de frente a Diego Villagra), levantó el asedio después de los 20 minutos y fue justo el momento en el que encontró su primer gol, cuando Franco Calamari, después de un córner, tomó la pelota en el borde del área y la colocó al palo más lejano de Hernández con un soberbio disparo.
Alumni reaccionó con vértigo, pero Dopazo y Manicero se toparon con dos buenas intervenciones del arquero Patricio Ocampo. Mientras, creció el trabajo de Sergio Zanabria en el medio para desdoblarse, cortar y distribuir, apoyado por Ezequiel Lázaro.
Bolatti aprovechó esta situación para liberarse por derecha y marcó el camino para el empate cuando se escapó hasta el fondo y envió un centro que Lucas Gómez, por el primer palo, supo transformar en gol con remate seco.
Sólo un yerro de Maximiliano Rosales, que no pudo cabecear bien dentro del área, le permitió a Unión tener otra chance, aunque Hernández estuvo atento frente a Daniel Díaz, quien le había ganado la posesión al central antes del final del primer tiempo.

Madrugado

Alumni salió decidido a dar el golpe en el arranque del complemento y se depositó en campo contrario. De todas maneras, no fue un equipo confiable, merodeó el área sin peso y eso fue bien capitalizado por Unión: Manicero perdió la pelota por hacer una de más y enseguida salió un pase largo de Santiago Autino para Diego Velásquez, quien encabezó el contragolpe y luego se la entregó a Joaquín Molina para que estableciera el 2 a 1 a favor de los santafesinos.
Bonetto entendió entonces que había que cambiar. Entró Rena, alguien necesario para este tipo de duelos donde se requiere experiencia, salió Dopazo y Alumni fue al frente.
A los 15’, la justicia llegó porque Manicero fue derribado en el área y el árbitro, Andrés Merlos, no dudó en cobrar penal para que Lázaro decretara el 2-2.
Luego ingresó Ezequiel Reina y el equipo también mejoró, sobre todo cuando el volante habilitó a Rena y éste, luego de una guapeada con Riberi, recibió la infracción desde atrás en el área.
El defensor se fue expulsado y todo quedaba en los pies de Lázaro, otra vez por un penal. No obstante, Bonetto mandó la orden para que pateara Manicero. Y allí estaba claro que no fue la noche perfecta de “Mani”, quien disparó por encima del travesaño y dilapidó la gran posibilidad de darle al equipo un triunfo merecido. Encima, el partido se enfrió por un corte de luz en el estadio y, cerca de 15 minutos, todos estuvieron a oscuras.
En la reanudación, el propio Manicero después probó con un remate desde afuera del área que salió desviado, en la única situación clara que provocó el equipo villamariense. No alcanzó.